Fueron secuestradas juntas en el año 2002 cuando se dirigían a San Vicente del Caguán, zona con alta presencia de las FARC, y no volvieron de una selva que terminó tragándolas hasta casi siete años después. Fueron torturadas tras cada intento de escape y e incluso obligadas a permanecer encadenadas a un árbol como castigo. Hoy, sin embargo, Ingrid Betancourt, excandidata a la Presidencia de Colombia, y Clara Rojas, su exasesora y actual congresista, respaldan el acuerdo al que un porcentaje de sus compatriotas se opusieron el último fin de semana. Dos de las víctimas cuyo cautiverio estuvo durante años en los ojos del mundo, continúan abogando por el perdón y la reconciliación.
Ambas no han ocultado su desilusión tras la victoria del No en el plebiscito del 2 de octubre, pero han dejado claro que se niegan a reducir esfuerzos ante la posibilidad de concretar una paz anhelada por todos los colombianos.
La paz no tiene reversa
Betancourt, que desde hace ya algunos años reside en París, manifestó en entrevista para la CNN que si bien las encuestas daban un margen amplio al Sí, sabía que la diferencia real terminaría siendo corta.
"Esto era una de las posibilidades, la diferencia iba a ser muy pequeña. Pero para mí queda claro que no hay reversa, la paz no tiene reversa. Tenemos que encontrar el camino para que ese pacto que se firmó pueda tener una viabilidad jurídica, legal, pero lo más importante es que los colombianos ya tocamos la paz con las manos".
Resaltó la labor de Juan Manuel Santos al frente de los trabajos de negociación y marcó distancia de la postura de los partidarios de Álvaro Urine respecto al acuerdo.
"El Gobierno hizo todo lo posible para incluir a todas las vertientes políticas del país en este acuerdo. La corriente de Alvaro Uribe siempre se negó a participar y todas las críticas que le hizo al acuerdo fueron integradas en él. Lo que hubo fue cada vez mayores exigencias y el discurso que se le vendió a los colombianos fue uno de impunidad. Yo me leí los acuerdos con cuidado, yo soy víctima de las FARC y considero que no había impunidad. Obviamente desde un punto de vista de justicia personal en mi caso, no era lo que esperaba, pero creo que como colectividad, para la sociedad colombiana, la verdad es que los cabecillas iban a pagar una sentencia, a ser condenados por los crímenes cometidos".
Advirtió, sin embargo, de que las FARC no deben ser subestimadas pues aún hay muchos guerrilleros armados a los que el ejército no ha podido derrotar militarmente.
"Es importante que la mira del Gobierno esté puesta en darle confianza a los colombianos y acabar con esta polarización. Hay una franja de colombianos que nunca van a querer la paz y siempre van a exigir más como una especie de chantaje para evitar que se logre. Las FARC no han sido derrotadas, no han sido derrotados por la fuerza pública colombiana.Tienen mucho poder de hacer daño, están armados, el precio a pagar por la paz tiene que ser un punto medio que nos de a todos tranquilidad, pero que tampoco sean una exigencias humillantes para las FARC".
De ganar el Sí, las FARC estarían desarmándose
En entrevista para la misma cadena, Clara Rojas describió como un conjunto de sensaciones el sabor que le dejó la negativa a ratificar el acuerdo, hecho que deja un escenario de incertidumbre.
"Es haber perdido una oportunidad enorme de concretar la paz en el inmediato futuro. De haber ganado el Sí, las FARC estarían empezándose a movilizar y en seis meses ya los tendríamos totalmente desarmados. Al ganar el No se abre un camino de incertidumbre (...) La situación es incierta y a mí me preocupa porque igual hay riesgos. Hay que ponerle demasiada voluntad".
Criticó la campaña hecha a favor del No y el que no tuvieran una propuesta concreta para presentar tras el triunfo, algo que evidenció que no esperaban ganar ni tenían un plan alternativo que proponer a los colombianos.
"La campaña del No ganó en gran parte porque se basó en unos hechos y verdades a medias. Movió el sentimiento del temor hacia las FARC y fue lamentable porque hasta se demoraron en entender que habían ganado. No tienen ninguna propuesta concreta. Si lo tenían tan previsto, ¿por qué no están listos para presentarlo al país? Con el paso de los días nos vamos dando cuenta del gran hueco oscuro en el que hemos caído".
Finalmente pidió a Álvaro Uribe y al Centro Democrático que ante todo piensen en anteponiendo el beneficio colectivo antes que los intereses políticos.
"Realmente la victoria fue por muy poca diferencia. Yo diría que las fuerzas están muy equilibradas, se les abre un espacio político muy importante. Yo esperaría de ellos es que actuen con responsabildad, con sentido de país".
Comenzar de nuevo
Durante años, tras sus liberaciones, ambas se habían mostrado distanciadas, lo que hizo crear una serie de leyendas respecto al deterioro de su amistad durante el cautiverio. En mayo de este año los medios por fin pudieron verlas reconciliadas durante el Foro de la Reconciliación organizado a propósito de las negociaciones. Un abrazo corto pero que simbolizó, precisamente, aquello que los colombianos persiguen desde hace medio siglo: el perdón.
Así lo describió la revista Semana
"Pero los años, como escribió algunas vez Einstein, “engrandece los corazones y fortalece los espíritus”. Después de superar uno de los flagelos más inexplicables de la humanidad, Íngrid Betancourt y Clara Rojas tuvieron la dura tarea de seguir con sus vidas. Y, aunque suene sencillo para el resto del mundo, para aquellos que estuvieron internados en una selva por tantos años, sobreviviendo, puede ser el desafío más complejo de sus existencias".
Notas relacionadas en LaMula.pe
Clara Rojas, exsecuestrada de las FARC: "Estamos viviendo algo que nunca imaginé alcanzar"
Ingrid Betancourt: "Estoy muy satisfecha con las transformaciones que la paz va a traer a Colombia"
Paola Guevara: "Es increíble cómo la Colombia urbana no apoyó a la Colombia rural"
Colombia la decepción del día después