Finalizó ya el festival de animación "Imagina", organizado por Espacio Fundación Telefónica, y de seguro los amantes de la animación se quedaron con ganas de más luego de ver la proyección de largometrajes animados, como, por ejemplo, el de la animadora Signe Baumane (Rocks in my pocket), o una recopilación del arte animado que se ha venido realizando en Polonia. También hubo clases maestras y conversatorios.

Uno de los eventos más concurridos de este festival fue el de la clase maestra dada por el animador independiente y dos veces nominado a los premios de la Academia, Bill Plympton (Oregon, 1946), quien tuvo un espacio importante en este festival. Se proyectaron algunos de sus largometrajes, así como sus cortos inéditos. 

Antes del cierre de aquella charla, ofreció una anécdota sobre lo que le tocó vivir alguna vez en relación al estudio Disney y una oferta de esas que suelen calificarse como 'difíciles de rechazar'. Esta es la historia que Plympton contó ese día:

"El estudio Disney quiere ofrecerte un millón de dólares para que trabajes con ellos"

"Cuando tenía aproximadamente 17 años, envié algunos dibujos a Disney. Ellos fueron amables en responderme con una carta. En ella decía que los dibujos que envié eran prometedores, pero que yo era muy joven, que vuelva en 20 años. Luego en 1987 fui nominado a un Oscar. El estudio Disney me llamó y enviaron un abogado con un bonito traje y corbata, y me puso un contrato sobre la mesa. Me miró a los ojos y me dijo: El estudio Disney quiere ofrecerte un millón de dólares para que trabajes con ellos. Me dije ¡bien! Finalmente descubrieron mi talento, mi creatividad. 

Pero negociar con Disney no es tanto como el 'buen policía, mal policía', sino 'mal policía, anticristo'. Porque yo le dije que me encantaría trabajar para Disney y que podría hacer mis propios filmes los fines de semana. A lo que me dijo que sí, que podía hacer eso, pero esos filmes serían propiedad de Disney. Le dije qué pasa si le cuento a alguien una historia graciosa, me dijo que sería de Disney. Qué pasa si tengo un sueño, 'sería de Disney'.

No los culpo, a muchas personas no les importa trabajar para Disney, pero Disney te posee, te roba el alma. Hacen buenos filmes. Amo los filmes de Disney. Si hubiese sido más joven probablemente no habría dejado esa oportunidad. Le dije no a ese millón de dólares. Algunas veces pienso si esa fue una idea inteligente, pero cada vez que me siento en mi mesa de dibujo, dibujo lo que me dé la gana y nadie me dice 'no hagas eso', 'no cambies eso', 'no está bien', 'no podemos tener eso'. No me preocupo de ello, puedo dibujar lo que quiera y eso es más valioso que un millón de dólares".



(Foto de cabecera: Eugenio Marongiu, Trick Festival / Flickr)


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