En los últimos 30 años se ha criticado la emisión de ciertos programas en la televisión peruana. Desde "Trampolín a la Fama", conducido durante tres décadas por el recordado Augusto Ferrando; hasta el programa que condujo Magally Medina (quien terminó haciendo supuestamente lo que criticaba al legendario conductor), no han estado exentos de polémica.

Pero la gota que ha derramado el vaso fue la aparición de los programas denominados "reality" en la presente década: "Combate" en el 2011, en la pantalla de Andina de Televisión (ATV); y "Esto es Guerra", al año siguiente en América Televisión. 

Con ambos espacios, se pretendía llegar a un público juvenil que aparentemente estaba cansado del formato que por dos décadas supo llevar Raúl Romero, añadiéndole, además de los concursos, los "dimes y diretes" entre los concursantes (la mayoría del mundo de la "farándula"), sus escándalos amorosos, y sus ropas cortas en horario familiar.

Con el tiempo, estos programas llegaron a tener el rating deseado por los dueños de los canales; pero también generaron rechazo de un gran sector de la audiencia, que los calificó como "televisión basura". Esto llegó a su clímax en el verano del 2015, cuando varios colectivos se organizaron para protagonizar dos marchas, una en febrero y otra en marzo de ese año, en rechazo a estos programas.

Si bien este rechazo se hizo visible más allá de las redes sociales, ningún político se atrevió a tomar esta bandera. Esta historia cambió cuando la congresista y segunda vicepresidenta de la República, Mercedes Aráoz, criticó este tipo de programas en la televisión apenas iniciado el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski.

La semana pasada, Aráoz entró en una polémica al insistir con el tema; pero aclaró que no propuso alguna intervención en los canales.

Sin embargo, en otro "tuit" compartió el comunicado del Colegio de Periodistas del Perú (CPP), que considera que la autorregulación "no ha funcionado" y que la Ley de Radio y Televisión vigente establece un horario familiar desde las seis de la mañana hasta las 10 de la noche, en el que "se debe evitar contenido violento, obsceno o de otra índole que puedan afectar valores inherentes a la familia".

INICIATIVAS LEGISLATIVAS

Pero dos congresistas, ambos de Fuerza Popular, han ido más allá de los gestos de Aráoz. Uno de ellos es Francesco Petrozzi, reconocido tenor antes de llegar al Parlamento, quien desde su posición de presidente de la Comisión de Cultura, ha anunciado que presentará un proyecto de Ley para regular "los contenidos de los programas de espectáculo".

Petrozzi ha indicado que estos programas realities "refuerzan el racismo". Pero la crítica no solo fue hacia estos espacios, sino a los de espectáculos que se difunden en horas de la mañana hasta el mediodía, por "exponer la vida íntima de las personas". Aclaró que no se trata de eliminarlos, sino de "adecuarlos a horarios indicados".

Más audaz que Petrozzi resultó ser su colega de bancada, José Marvin Palma, quien ha presentado, el pasado 12, un proyecto de ley que declara de interés nacional "el Fomento de la Cultura a través de los Medios de Comunicación Públicos y Privados", con lo cual se incentive la difusión de programas culturales en la televisión.

LA RESPUESTA DE LOS MEDIOS

El diario El Comercio, perteneciente al grupo del mismo nombre que además es accionista mayoritario de América Televisión (canal que difunde Esto es Guerra), ha respondido hoy a la iniciativa de Palma con un editorial titulado "Vacío de Horror", calificando este proyecto de ley como "intrascendente y peligroso".

"su imprecisión en relación con las libertades y obligaciones correspondientes a los medios de comunicación –haciendo alusión a ellos– deja espacio para que el vacío pueda ser luego llenado al antojo de ministerios y reguladores, sin mayor control que el que podría ofrecer una ley hueca."

Por su parte, Juan José Garrido, director de Perú 21 (perteneciente también al Grupo El Comercio), se preguntó en su columna del pasado 16:

"¿qué hay detrás de esta ley? ¿Es, como dice, un intento por fomentar la cultura o una manera indirecta –y popular– de regular el contenido de los medios de comunicación? ¿Es este el paso final o el paso inicial de un proceso de regulación de la prensa y una mordaza a la libertad de expresión bajo eufemismos populistas?"

Sin embargo, a diferencia de El Comercio, Garrido sostiene que el fujimorismo impulsa ese proyecto "luego de perder por segunda vez las elecciones en la recta final", y que por ello "volteó a mirar a los medios buscando a los culpables de su derrota".

"En los días posteriores al balotaje del 5 de junio alertamos, desde esta columna, sobre las amenazas de una “ley de medios” que ya se escuchaba. No han pasado ni dos meses y esta propuesta se presenta (...) Que el fujimorismo está dolido, qué duda cabe. Que quieren cabezas y revanchas es de esperarse. Pero si ello es lo que motiva esta iniciativa legislativa, están equivocados."

¿ES NECESARIO REGULAR LA TELEVISIÓN?

Este subtítulo es el mismo con el que tituló el especialista en Comunicaciones Eduardo Villanueva Mansilla un artículo que escribió para la revista PODER en abril del 2015, luego de un par de marchas contra la "televisión basura". En dicho artículo, el docente de la Universidad Católica sostiene, luego de un detallado análisis:

"ningún intento de regulación tendrá éxito si es que no se logra alejar al regulador de los regulados, y eso pasa por alejar a los políticos de los dos. La televisión debe mantener la mayor distancia posible de posiciones partidarias y de la representación de intereses privados; y la clase política ha de estar lejos de los organismos regula- dores, aunque antes tiene el deber de crear un marco regulatorio poderoso y viable."

Al mismo tiempo, también se refiere a las responsabilidades del sector privado:

"no puede haber una imposición desde el poder político, pero de ninguna manera se puede permitir que un radiodifusor tenga completa autonomía para decidir qué está bien y qué no, qué es el interés público y qué es un conflicto de interés. Es posible definir estos aspectos objetivamente, con intervención de especialistas y de las partes, sin burocratización de ningún tipo. Se puede conformar una comisión de especialistas acreditados académica y profesionalmente, a los que se pida que conduzcan un proceso con participación de todas las partes interesadas, que lleve a un código de conducta uniforme, a un mecanismo de verificación y a un proceso sancionador, con fuerza de ley. "

La pregunta es si es posible realizar esto en un contexto en el que los propietarios de los medios de comunicación se sienten "intocables" y cuentan con grandes influencias para no perder lo ganado; y en el que los fujimoristas, que dominan el Congreso, podrían tener alguna segunda intención detrás de sus propuestas. Empero, el debate sobre el tema ha llegado a la política, que finalmente es que la decide el destino de un país.

En todo caso, les dejamos este recordado tema de 1985, que ya se refería a la situación de la "pantalla chica".

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