La temprana renuncia de la congresista Yeni Vilcatoma a la bancada de Fuerza Popular -que ahora tiene 72 escaños en el Legislativo- tiene varias aristas. No solo estaba cantada en una semana que fue decisiva, sino que fue el colofón inevitable que confirma un viejo adagio que dice que "lo que mal empieza, mal acaba", según apunta el analista Juan de la Puente, quien hace algunas reflexiones al respecto.
Un primer apunte, dice De la Puente en su blog, es que Vilcatoma "no puede ser adoptada como un ejemplo de la nueva política ética", pese a que algunos ahora pretenden verla así.
¿La razón? Vilcatoma saltó a la fama por enfrentarse a un ministro de Justicia cuando era procuradora anticorrupción por una supuesta injerencia en su labor que nunca se probó, pero así logró los reflectores necesarios para despertar los apetitos políticos de varios en la última campaña electoral.
Con la supuesta lucha anticorrupción como su bandera, coqueteó primero con el Frente Amplio, luego con PPK, pero finalmente decidió unirse al fujimorismo, y para fraguar la evidente contradicción que su decisión implicaba, alegó que "no le consta" el pasado de corrupción de esta fuerza política, pese a que hay decenas de pruebas y condenas de por medio.
"Si alguien relativiza este comportamiento (de Vilcatoma) solo porque ahora Fuerza Popular se perjudica con esta novela, tendrá que recordar esto más adelante", apunta De la Puente, quien sostiene que en este caso, para muchos, opera lógica de que "los enemigos de mis enemigos son mis amigos", como en su momento pasó con Omar Chehade cuando rompió con el nacionalismo.
Además, sostiene el analista, la renuncia se Vilcatoma "refleja los límites de la estrategia de formación de una fuerza política prescindiendo de cualquier institucionalidad y basada en cambio en la cooptación de líderes arriba y abajo, sin identidades o vínculos partidarios (y ahora, se aprecia, sin lealtades)".
Otro apunte que revela esta historia es que Fuerza Popular no es una bancada cohesionada. El fujimorismo, bajo la batuta de Keiko Fujimori, "pretendió construir una representación política post fujimorista relativizando la militancia y creyendo que más importante era la pertenencia", señala De la Puente, aunque también cree que la bancada naranja "seguirá siendo junto al Apra la más cohesionada (...) pero ahora se hace evidente que los incentivos para la unidad no son tan macizos" para que logre "sobreponerse" a las agendas individuales de varios de sus integrantes.
De la Puente también reflexiona sobre el papel que jugaron los medios en esta historia. "Vilcatoma fue antes y aún más ahora, una creatura de la prensa, del mismo modo en que Julio Guzmán fue el bebé probeta exitoso de las redes sociales", apunta el analista. "En un sistema político sin instituciones y sin políticos, con los medios amasando identidades, ella tiene un gran futuro por delante. No sé cuánto ni por cuanto tiempo", añade.
(Foto de cabecera: Hernán Hernández / La República)
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