El 12 de setiembre, personal guardaparque de la Reserva Comunal Asháninka reportó focos de incendios forestales en las comunidades nativas Pichiquia y Chiquireni (zona de amortiguamiento de la reserva). Lo probable es que sea consecuencia de la quema de bosques por parte de algunos agricultores al momento de abrir una chacra.

Hasta el momento, se estima que más de 20,000 hectáreas de bosques (36 kilómetros de largo) se han destruido como consecuencia del dantesco incendio en la margen derecha del río Ene, jurisdicción del distrito de Río Tambo, provincia de Satipo, región Junín. Es zona de bosque seco y con ausencia de lluvias, lo que incentiva las lenguas de fuego, que superarían en algunas zonas los 50 metros de altura.

De acuerdo con fuentes oficiales, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), la compañía de bomberos voluntarios de Satipo y funcionarios de la Municipalidad de Río Tambo, con el apoyo del Ejército y de las organizaciones indígenas están llevando a cabo medidas para evitar que el incendio se propague.

El fuego se habría iniciado hace unos 15 días en la comunidad indígena de Tziquireni y las comunidades indígenas más afectadas y con diversos puntos de fuego son: Samaniato, un foco de incendio; Caperucia dos focos; Pitziquia, cuatro; Tziquireni, cinco; y Centro Meteni, dos focos de incendio. 

En realidad no es un solo incendio, lo que hay son diversos focos, muy dispersos y distantes, que han sido alertados por las comunidades indígenas. Es difícil llegar a ellos por vía terrestre, por la inaccesibilidad de la zona. 

Plantaciones de cacao, yuca y otros cultivos de panllevar han sido afectadas, de acuerdo con evaluaciones preliminares. 

Uno de los puntos más álgidos en el avance del incendio es la afectación de la reserva comunal asháninka, ya que los focos de fuego se encuentran aproximadamente a dos kilómetros de distancia de sus límites. Las llamas ponen en peligro también el área boscosa del parque nacional Otishi.

También se ha verificado focos en la comunidad indígena Potsoteni, ubicada en el margen derecho del río Ene, donde, por versiones de su agente municipal, el fuego habría consumido el 50% de bosques de la comunidad.  

Fuentes del Sernanp indican que se ha dispuesto el traslado de la brigada contra incendios forestales del Santuario Histórico de Machu Picchu hasta la zona de emergencia, donde ya se han iniciado las labores para contrarrestar el avance del siniestro.

No es la primera vez que hay incendios forestales en nuestra Amazonía, las causas son varias, pero la práctica de quema es una de las principales. Es cierto que las brigadas de las instituciones mencionadas están trabajando arduamente para evitar la propagación de las lenguas de fuego, sobre todo se evita que el fuego llegue al área natural protegida, cuyo ecosistema es pajonal. Sin embargo, la poca accesibilidad a los bosques juega en contra, lo que se suma a la falta de lluvias. Los equipos evaluadores van recorriendo las zonas en la que el fuego ya se apagó y tratan de estimar el daño ecológico: se han perdido flora y fauna.

El Parque Nacional Otishi colinda con la Reserva Comunal Ashaninka y la Reserva Comunal Nomatsiguenga.

Durante las últimas décadas los incendios forestales en el Perú se han convertido en un problema ambiental prioritario, pues han generado pérdidas humanas, reducción de bosques amazónicos y graves daños económicos y ecológicos que conducen a la degradación de los suelos, a la desertización del paisaje, a la disminución de la calidad del recurso hídrico y a la contaminación atmosférica, entre otras consecuencias.

Mientras las autoridades de las zonas afectadas piden ayuda internacional, es momento de pensar nuevamente en por qué no somos capaces de contrarrestar esto de manera más rápida. ¿Solo inaccesibilidad? 


(Fotos: Municipalidad Río Tambo)