Su familia fue desplazada por el terrorismo en Ayacucho, de joven universitaria formó parte del colectivo "Hijos de Cayara", con el cual volvió a su pueblo de origen a realizar talleres sobre educación y salud con niños y mujeres. Al juramentar como congresista del Frente Amplio, rechazó el terrorismo en todas sus formas. 

A pesar de esto, el último lunes la parlamentaria Tania Pariona fue sorprendida por una ola de abucheos en "Canto por la vida", un evento conmemorativo por la captura del terrorista Abimael Guzmán, organizado por el Ministerio de Justicia en su sede en Lima.

La reacción de parte del auditorio sorprendió también a la titular de ese sector, Marisol Pérez Tello, y a la viceministra de Derechos Humanos, Gisella Vignolo, quienes escuchaban el discurso de Pariona haciendo un llamado a que nunca más exista terrorismo de ningún tipo en el Perú: ni subversivo ni de estado.

Apenas trascendió lo sucedido los ataques se multiplicaron a través de las redes sociales, dejando entrever que ella no había 'vivido el sufrimiento' de las miles de víctimas que dejó el conflicto armado interno en nuestro país y que al condenar también los crímenes cometidos por las Fuerzas Armadas y grupos paramilitares estaba haciendo poco menos que 'apología al terrorismo'.

Pero, ¿son realmente fundamentadas estas críticas? ¿Tiene algún sustento el ataque masivo que sufrió la joven de 32 años?

A inicios de agosto, apenas unos días después de que asumiera oficialmente su cargo de congresista de la República, concedió una entrevista al portal Convoca.pe en la que, entre otras cosas, contó su experiencia como sobreviviente de la violencia sufrida en su comunidad natal, Cayara.

Dos preguntas que comprueban que si hay alguien que efectivamente puede pedir que nunca más haya terrorismo de ningún tipo, es ella.


¿Su familia también fue víctima de la violencia que sufrió el pueblo de Cayara durante el conflicto armado? 

Mis padres directamente no, pero sí mis familiares cercanos. Además en nuestra comunidad casi no hay distancia entre familias porque somos un solo ayllu. Mis padres migraron por la violencia a Huamanga y una vez allí se conformó una asociación de desplazados de Cayara que hoy constituye un gran grupo social en la provincia. Crecí en Huamanga pero nunca perdí el vínculo con mi pueblo porque parte de mi familia vive allí. Gracias a ello aprendí el quechua. Ya en la Universidad, integré el frente estudiantil Hijos de Cayara. Juntamos a otros jóvenes en el año 2000 al ver que en el pueblo existía una necesidad de aportar desde lo que aprendimos en la Universidad. Fuimos al pueblo a realizar talleres, juntar a las mujeres, abordar temas de salud, y otras actividades que empezamos a realizar progresivamente. Decidimos unirnos para apoyar al pueblo de Huamanga y a los jóvenes que migraron para estudiar, 90% de ellos no tenían casa, vivían en un cuartos alquilados o trabajaban todo el día.

¿Pero siendo niña no entendía muy bien la situación de violencia que vivía Cayara?

En ese momento no, yo vivía el arte con los niños y trabajaba frente a una precariedad económica. No era consciente de lo que estaba viviendo mi pueblo pero muchos otros jóvenes que sí estuvieron en la comunidad recuerdan el impacto que la época de la violencia tuvo en ellos. Lo que quedó marcado para todos fue el grado de inseguridad que existía, no saber si tu papá iba a volver vivo o no. Quienes nacimos entre la década de los 80 y 2000 somos hijos nacidos en contexto de conflicto o de desplazamiento por violencia por ello no somos ajenos a este escenario.


¿Las víctimas inocentes de militares son menos 'víctimas'? ¿Su pedido de justicia y de no repetir la historia minimizan el pedido y dolor de los otros afectados?

Tania Pariona ha preferido continuar con su trabajo y no echar más fuego a la polémica, aunque las muestras de apoyo y solidaridad no han dejado de llegarle por demostrar consecuencia en sus posiciones, tal y como lo manifesto aquel 26 de julio en que juró como parlamentaria.

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