Cada vez son más las voces que creen que el Gobierno está haciendo muchas concesiones al fujimorismo para llevar la fiesta en paz en el Congreso, donde estos últimos tienen mayoría absoluta. La última parece haber sido el caso de la elección como Defensor del Pueblo de Walter Gutiérrez, abogado al que se vincula al Apra y sin trayectoria en la defensa de derechos humanos y libertades civiles, requisitos indispensable para el cargo que ocupará.
Gutiérrez fue elegido esta semana con la ayuda de los votos oficialistas, lo que generó fricciones y división internas en la bancada de PPK, porque hubo cinco de sus congresistas que no apoyaron al candidato del Apra, Fuerza Popular y Acción Popular, como había sugerido el mismo presidente Kuczynski. Sin esos votos, no se hubiera podido concretar la elección. La suma de adhesiones de la oposición ascendía a 83, y se necesitaban 87.
La periodista Rosa María Palacios, en su columna de la República, aborda el tema:
"Lo que queda claro para varias fuentes es que aquí se gestó un canje. Un Defensor por unas facultades legislativas. Alto precio y mal negocio para un Presidente que ganó prometiendo la defensa de la libertad versus el autoritarismo que representaba su contrincante. Si hay una institución que, sin tener fuerza vinculante, se ha ganado a pulso y por 20 años su prestigio en defensa de las libertades, es la Defensoría. Incluso durante el gobierno de Alberto Fujimori. ¿Tan fácil la canjeó? ¿Tanto pesan 73 votos parlamentarios cuando la Presidencia está en el tope de su popularidad y las alianzas regionales comienzan a funcionar?".
Pero ¿por qué fue un "mal negocio" como sostiene Palacios? La periodista alude a que el pedido de facultades legislativas, que el último jueves formalizó el jefe del gabinete, Fernando Zavala, no pasará "por un tubo" (frase que los fujimoristas acuñaron en la segunda vuelta para referirse a que con la mayoría en el Congreso que lograron iban a poder hacer lo que quisieran), como ocurrió con la elección de Gutiérrez, sino que seguirá el trámite regular de pasar por las distintas comisiones dictaminadoras del Congreso, pese a la urgencia que alega tener el Ejecutivo para legislar en cinco áreas. A esto se suma que el fujimorismo ya descartó darle luz verde el Gobierno para que reduzca el IGV, como plantea en su solicitud.
"¿Para esto regalaron al Defensor? El Presidente tiene que aprender a hacer política sabiendo contra quién está jugando. Le van a jugar fuerte y le van a dar por la espalda una y otra vez. O es firme en lo que es innegociable o le pasan por encima. Si no muestra pronto un gesto de firmeza se lo van a comer vivo. Lamentablemente, el fujimorismo no toma una concesión como un gesto de grandeza. Aquí está la primera prueba. Si no los detiene, vendrán otras peores".
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