Las monarquías son para muchos símbolo de una forma de jefatura de Estado que en pleno 2016 resulta obsoleta, lo que hace pensar que no hay posibilidad de renovarse y recoger las demandas que los inevitables cambios que en sus sociedades se han dado desde que se instauraran.

Sin embargo, el Rey de Noruega acaba de sorprender con un discurso en el que reivindica el respeto y la tolerancia hacia personas que día a día empiezan a sentirse amenazadas en un continente que parece tener un rebrote del conservadurismo que ya parecía enterrado en su historia.

El pasado 1 de setiembre el monarca se dirigió al país desde el Palacio Real de Oslo, hasta donde llegaron unas 1500 personas para celebrar los 25 años de su asunción al trono.

En el acto en el que se encontraban representantes de la Iglesia Luterana -de la que es jefe-; la primera ministra, Erna Solberg; la ministra de Finanzas, Ine Marie Eriksen; el resto de la Familia Real; entre otros representantes de la sociedad del país nórdico, Harald V se preguntó abiertamente "¿Qué es Noruega?", una interrogante tan amplia que ninguno de los presentes imaginó que tendría una respuesta tan contundente.

Refiriéndose a la actual situación de inmigrantes y refugiados, el monarca recordó que sus mismos padres llegaron hasta el país desde Dinamarca e Inglaterra hace 110 años. Incluso apeló al humor y los deportes para dar cuenta de las diferencias culturales.

"Los noruegos son inmigrantes de Afganistán, Pakistán, Polonia, Suecia, Somalia y Siria. No es siempre fácil decir de dónde venimos, qué nacionalidad tenemos. El hogar es donde está el corazón, y eso no entiende de fronteras (...) Los noruegos creemos en Dios, en Alá, en todo y en nada (...) Hay noruegos a quienes les gusta el fútbol y noruegos a quienes les gusta el balonmano. Pero hay muchos que prefieren quedarse sentados en el sofá".

Y otro de los pasajes sorprendió más aún. De forma sencilla se refirió a las personas que aman de otro modo que no es el heterosexual, un gesto que ha sido celebrado desde la Comunidad LGTBI y que resulta coherente en un país en el que los homosexuales cuentan con el reconocimiento de todos sus derechos. 

"Los noruegos son chicas que aman a otras chicas, chicos que aman a otros chicos y chicos y chicas que se aman los unos a los otros (...) En otras palabras, tú eres Noruega. Somos Noruega. Mi mayor esperanza para Noruega es que seamos capaces de cuidar los unos de los otros y que construyamos un país con la base de la solidaridad, confianza y generosidad".


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El discurso ya empieza a recorrer el mundo gracias a las redes sociales y muchos lo han calificado como uno de los más simples y emotivos de un jefe de Estado en la historia, por lo que no dejan de llegar solicitudes a la Casa Real para que se facilite una traducción oficial.


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