Unas horas después de haberse reunido en México con el presidente de este país, Enrique Peña Nieto, en un muy cuestionado encuentro en el que no se disculpó por los insultos y agravios que profirió contra los mexicanos, el candidato a la Casa Blanca Donald Trump voló hasta a Phoenix, Arizona, donde explicó su plan migratorio.
Ahí, el magnate volvió a la versión más dura de su discurso antiinmigración. Hizo del muro "impenetrable" en la frontera con México y de las deportaciones masivas los pilares de su programa migratorio. "México pagará el muro. Al 100%. Todavía no lo saben, pero pagarán por el muro", dijo, tras señalar que esta estructura en la frontera sur incluirá el uso de sensores para detectar túneles subterráneos.
En una entrevista televisiva luego de su encuentro con Trump, Peña Nieto se refirió al tema, y aseguró que en su diálogo en privado con el candidato republicano fue "claro y enfático" con el magnate, a quien le manifestó que México no pagará por el muro.
El plan de Trump
Como parte de su plan migratorio, Trump también propuso contratar a 5.000 nuevos agentes de la Patrulla Fronteriza y prometió que cualquier persona detenida por cruzar ilegalmente a EEUU será retenida hasta su deportación, y no liberada como pasa ahora en algunos casos.
Agregó que todos los indocumentados en su país, unos 11 millones, "están expuestos" a la deportación, con lo que dejó atrás esa "moderación" que había mostrado respecto a su postura en el tema.
"Tendremos cero tolerancia para indocumentados criminales", dijo el magnate, tras prometer la deportación inmediata de al menos dos millones de inmigrantes con antecedentes.
En su esperado discurso sobre su plan migratorio de 10 puntos que pronunció en Phoenix, Trump dijo que la inmigración indocumentada es uno de los más "grandes desafíos" que enfrenta el país.
"El problema fundamental con el sistema de inmigración es que sirve a las necesidades de ricos donantes, activistas y poderosos políticos", aseguró el magnate.
Aunque admitió que hay "buenos" inmigrantes indocumentados, el candidato republicano aseguró que estos hacen trabajos poco calificados que compiten directamente con estadounidenses que están desempleados.
Para Trump, cuando "los políticos" hablan de reforma migratoria se refieren a "amnistía, una frontera abierta y salarios bajos", cuando lo que realmente debería significar son "beneficios" para los estadounidenses.
Durante el acto de campaña, Trump invitó al escenario a un grupo de padres y madres cuyos hijos fueron asesinados por inmigrantes indocumentados que contaron sus experiencias personales y pidieron el voto por el magnate.
"Terminaremos con las ciudades santuario, aquellos que no cooperen con el Gobierno no recibirán fondos", prometió Trump en alusión a las urbes que no cumplen las leyes federales en materia migratoria y que favorecen la situación de los indocumentados.
La seguridad fronteriza y el combate a la inmigración ilegal son los motores que han impulsado la campaña de Trump y que le han generado el apoyo del sector más conservador de la sociedad estadounidense.
Su promesa de construir un muro a lo largo de los más de 2.000 kilómetros de la frontera sur y que México pague su construcción ha sido el estandarte de su polémica carrera política, pese a que el 80% de las personas que residen en la zona fronteriza entre EEUU y México rechaza esta medida, según una reciente encuesta.
Trump criticó fuertemente las políticas migratorias de la Administración Obama y aprovechó la ocasión para atacar a su rival electoral, la demócrata Hillary Clinton.
"Hillary Clinton habla constantemente sobre su miedo a que se separen familias, pero no habla sobre las familias estadounidenses que han sido separadas por un asesinato que se pudo prevenir. Trataremos a todos con dignidad, seremos justos con todos, pero nuestra compasión más grande debe ser por nuestros ciudadanos", dijo.
También criticó que Clinton haya prometido aprobar una nueva reforma migratoria durante sus primeros 100 días de mandato.
CLAVES
En las últimas semanas, Donald Trump buscó el voto minoritario, especialmente de los latinos y negros, pero en las encuestas solo alcanza un 22 % del voto hispano, una de las cifras más bajas obtenidas por candidatos de su partido en las últimas décadas.
Entre los ciudadanos negros tan solo recibe la simpatía de un 2%, datos que pueden representar un serio problema en sus aspiraciones de llegar a la Casa Blanca.
Este bajo apoyo contribuye a que, de acuerdo con una encuesta dada a conocer esta semana por NBC News, la candidata demócrata a la presidencia, Hilary Clinton, mantenga una sólida ventaja de seis puntos sobre Trump (48 % a 42 %) y lidere la intención de voto en todos los estados clave como Florida, Ohio o Pensilvania.
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