Tras consumarse este miércoles lo que muchos han calificado como un golpe parlamentario contra el gobierno de Dilma Rousseff, su sucesor en el cargo, Michel Temer, acudió hasta el Senado para ser proclamado oficialmente como el nuevo presidente de la República Federativa de Brasil.

Temer no entró por la rampa del Congreso, la entrada principal, sino que prefirió hacerlo por la llamada "sombrerería", el ingreso lateral por la que accedió a la sala del pleno junto al presidente del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandowski.

Una vez dentro se dispuso a asumir oficialmente la Presidencia ante un grupo de políticos en mayoría hombres y blancos. En la mesa principal solo estuvo una mujer, la diputada Mara Gabrilli, que actuó como tercera secretaria.

"Prometo mantener, defender y cumplir la Constitución de la República, observar sus leyes, promover el bien general del pueblo brasileño y sustentarle la unión, la integridad y la independencia de Brasil".

Tras lo dicho por Temer -que se ajustó estrictamente a lo protocolariamente estipulado-, se dio por culminada la ceremonia sin que se le colocase la tradicional banda presidencia. Algo que también se evitó en el año 1992 cuando Itamar Franco subió al poder tras la destitución de Fernando Collor de Mello.


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