En Casa Rosada, sede del Gobierno de Argentina, en Buenos Aires, la Organización de Estados Iberoamericanos acaba de presentar el estudio "Construyendo una educación de calidad: un pacto con el futuro de América Latina", el cual concluye que los países de América Latina vienen invirtiendo más en Educación, pero no han logrado revertir los alarmantes "déficits de aprendizaje" en los estudiantes.

Es decir, el estudio, elaborado por la Comisión para la Educación de Calidad para Todos, iniciativa liderada por los expresidente de Chile, Ricardo Lagos (2000-2006), y de México, Ernesto Zedillo (1994-2000), sostiene que se avanzó en la cobertura, pero no en la calidad educativa, lo que pone a nuestros jóvenes en una situación de desventaja frente sus estudiantes de países desarrollados, lo cual tiene un impacto directo en la economía.

Así lo revean la mayoría de las evaluaciones internacionales de los últimos años. Por ejemplo, los estudiantes de latinoamericanos tiene un retraso de aprendizaje que equivale a 5 años menos de escolaridad que el de sus pares de Shanghai, si se hace el cálculo con los resultados de las pruebas PISA, de la OCDE.

En promedio, los países de América Latina destinan cuatro puntos porcentuales de sus productos brutos internos (PBI) a la educación, pero ahora el desarrollo se mide, ya no es el ingreso per cápita de los ciudadanos, sino por la distribución de los ingresos. Ese cambio de paradigma es el reto a afrontar por los gobiernos de la región, para revertir las brechas y desigualdades. En el caso de Perú, el gobierno de PPK ha dicho que su meta, para el 2021, es que la inversión en Educación esté en el orden del 6% del PBI.

Además, el estudio señala que se ha avanzado poco en la lucha contra otro flagelo en la región: la deserción escolar, y establece que en los países de América Latina hay dos años de brecha educacional entre los estudiantes más ricos y los más pobres.

"Se invirtió mucho, pero no en calidad. La diferencia en niveles de progreso de aprendizaje son impresionantes y pone a América Latina en desventaja en la competencia económica", dijo Ariel Fiszbein, relator del informe, publicado en formato libro por la Fundación Santillana.

El estudio plantea además una propuesta de futuro, con cinco líneas de acción claves: I) la excelencia docente basada en la meritocracia; II) sistemas fiables de evaluación de aprendizajes; III) el uso de nuevas tecnologías y nuevos programas educativos; IV) una currícula relevante y acorde con las exigencias del mercado de trabajo; y V) un financiamiento sustentable en el tiempo.

Para lograr esta revolución, Fiszbein, también director del programa de Educación de Diálogo Interamericano, plantea "un gran pacto social que comprometa a todos los sectores para generar el cambio", porque sabe -y ejemplos hay mucho- que hay muchas resistencias al cambio, "sobre todo entre los docentes".

Se trata, en suma, de lograr un cambio estructural y cultural en la región, destacó el expresidente Lagos durante la presentación del informe en la capital argentina:

"Es importante tener en cuenta que todo lo que hagamos será a largo plazo. Cuando, en el futuro, nos pregunten por los ingresos también nos preguntarán cuantos gases de efecto invernadero emitimos per cápita. América Latina está entre cinco y seis toneladas por año y debemos emitir dos. Acercarnos a esa meta será el verdadero indicador de civilidad. Por eso la gran pregunta es cómo educamos a los jóvenes para poder cumplir con esa meta".

Lee también