Superaron guerras, persecuciones y travesías peligrosas para estar en Río 2016. Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos, un equipo de deportistas refugiados participará en tres disciplinas deportivas: natación, atletismo y judo.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, ve con optimismo su participación y ha resaltado que su presencia "es un tributo al valor y la perseverancia de todos los refugiados al superar la adversidad y construir un futuro mejor para ellos y sus familias".
Por su parte, Pere Miró, director general adjunto del Comité Olímpico Peruano (COI), reveló que los deportistas -que competirán bajo bandera olímpica- fueron seleccionados luego de recibir mil solicitudes. Tras detectar a 43 con alto nivel de competencia, escogieron a diez. Cada uno de ellos tiene una biografía que es una verdadera lección de coraje.
RAMI ANIS

Este sirio de 25 años intentará obtener el oro en estilo mariposa. Antes de lanzarse a la piscina, el nadador seguramente pensará en su familia que tomó la decisión de mandarlo a Estambul, donde su hermano estudiaba turco, para así evitar que las bombas, que caían sobre Alepo, acabaran su vida.
"Con la energía que tengo, estoy seguro de que puedo lograr los mejores resultados"
YOLANDE MABIKA

Su habilidad en el combate no impidieron que su entrenador -durante su estadía en el Campeonato Mundial de Río de Janeiro (2013)- le decomisará su pasaporte y encerrara en una jaula. No obstante, la judoka consiguió escapar.
"Formaré parte de este equipo y ganaré una medalla. Soy una buena atleta y esta es una oportunidad que puede cambiarme la vida", dice la combatiente que se separó de sus padres a causa de la guerra en su país.
PAULO AMOTUN LOKORO

De los pastos de una llanura en Sudán del Sur a la ciudad brasileña de Río de Janeiro. El atleta de 24 años participará en los 1500 metros planos luego de haber entrenado con Tegla Loroupe, el atleta de Kenia (país al que Amotun llegó, huyendo de la guerra en su país) que cuenta con varios récords mundiales.
"Sé que corro en nombre de todos los refugiados. Fui uno de los refugiados que estaban allí, en el campamento, y ahora tengo en una situación que apenas me podía imaginar. Voy a conocer a tantas personas. Mi gente me verá en televisión, en Facebook”.
YUSRA MARDINI

En Río 2016, Mardini competirá por el oro olímpico pero antes tuvo que nadar por su vida, cuando la embarcación en la viajaba con otros veinte pasajeros comenzó a hacer agua. Ella y su hermana Sarah se lanzaron al agua para remolcar la barca, y así alegarse de las costas de Turquía y dirigirse a la isla de Lesbos.
De la tierra de las grandes epopeyas, Yursa se trasladó a Alemania (2015) donde entrenó en un club deportivo de Berlín. Ahora se prepara para competir en los 200 metros en estilo libre.
"Quiero representar a todos los refugiados porque quiero demostrar a todo el mundo que, tras el dolor, tras la tormenta, llega la calma".
YIECH PUR BIEL

"Huir". Esa es la palabra que habitaba en la cabeza de Pur Biel. Él sabía que debía escapar de Sudán del Sur para lograr sus objetivos deportivos. Tras llegar a un campo de refugiados en Kenia, el atleta comenzó a entrenar en atletismo a pesar de no contar con instalaciones deportivas adecuadas.
"Puedo demostrar a mis compañeros refugiados que hay oportunidades y esperanza en la vida. A través de la educación, pero también del atletismo, puedes cambiar el mundo".
ROSE NATHIKE LOKONYEN

Esta atleta no tenía idea de su talento hasta que un profesor, del centro de refugiados keniata donde había llegado, le recomendó competir en una competencia de 10 kilómetros. El resultado ya vislumbrada su destino: terminó segunda. Ahora, tras entrenar como una profesional, se apresta a participar en los 800 metros planos.
"Representaré a mi pueblo en Río 2016 y quizás, si logro alcanzar mi objetivo, pueda regresar y organizar una carrera para promover la paz y unir a la gente".
POPOLE MISENGA

Como a tantos otros, las artes marciales le dieron a Misenga la disciplina que no pudo recibir de sus padres debido a que tuvo que escapar de los combates en Kisangani (República Democrática del Congo).
Su camino para llegar a Río 2016 no ha sido fácil. Como su colega Mabika, también tuvo que soportar las miserias de un entrenador que casi lo mata de inanición. Tras conseguir el refugio en Brasil, comenzó a entrenar en la escuela de un peso pesado del judo: Flavio Canto.
"Quiero formar parte del equipo olímpico de atletas refugiados para seguir soñando, para dar esperanza a todos los refugiados y disipar su tristeza".
YONAS KINDE

Este atleta que tuvo que huir de Etiopía, se gana la vida como taxista en Luxemburgo pero su pasión es el atletismo. Esta 'doble vida' no le ha quitado oxígeno; al contrario lo ha fortalecido.
"Claro que tenemos problemas -somos refugiados- pero todo es posible en un campamento de refugiados".
ANJELINA NADAI LOHALITH

Nadai no compite por la fama o por ganarse la atención de las revistas deportivas, ella solo piensa en sus padres, a quienes no ve desde los seis años debido a que la guerra llegó a su pueblo. Por estos días se prepara para competir en los 1500 metros planos.
"[¿Qué sería lo primero que haría si ganara un gran premio?] Construir a mi padre una casa mejor".
JAMES NYANG CHIENGJIEK

Su negativa a enrolarse en el ejército rebelde de Sudán de Sur -a los trece años- llevó a Nyang a practicar atletismo con niños mayores en Kenia. La condiciones no eran las más adecuadas. Al principio no tenía ni zapatillas y sus pies lo sufrieron.
"Si Dios te ha dado un talento, debes utilizarlo [...]. Si corro bien, estoy contribuyendo a ayudar a otros, especialmente a los refugiados".
[Con información y foto de portada: acnur.org]
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