Es un Viceministerio con poco tiempo de creación (2010). Su presupuesto es bajo en comparación con otros sectores. Su organización y funciones tiene una temprana de vida de ser aprobados. Y, sin embargo, se ha enfrentado, por ejemplo, a la urgencia nacional de planificar la aplicación de la Consulta Previa, y, a diario, a una realidad multicultural que a veces no se condice con el mismo aparato estatal.

Ivan Lanegra, profesor de Ciencia Política y Gobierno en la PUCP y en la Universidad del Pacífico, fue viceministro de Interculturalidad hasta el 2013, su reemplazo fue la actual viceministra Patricia Balbuena. Para la revista Poder, Lanegra hace un análisis sobre este sector, y establece cuáles sería los principales retos que enfrentará este Viceministerio, de una relevancia que muchas veces no se le quiere reconocer.

A continuación un extracto del reporte escrito por el exviceministro:

Los próximos cinco años del Viceministerio de Interculturalidad

El desafío de la política indígena sigue siendo el completar la promesa republicana de una incorporación plena a la vida económica, social, cultural y política del país, basada en el respeto de sus derechos –individuales y colectivos–. Con el agregado de un proyecto de sociedad intercultural, en donde las distintas perspectivas culturales utilicen el diálogo como mecanismo de resolución de los desacuerdos. Esta es una agenda de gran alcance y compleja. El Ministerio de Cultura, a través del Viceministerio de Interculturalidad, debe ser el promotor de una agenda mínima compuesta de los siguientes puntos: 

i) Fortalecimiento institucional: Esto implica reforzar la institucionalidad en cuatro esferas. En primer lugar, la de la rectoría, reforzando los instrumentos que dispone el Ministerio de Cultura –al que le se podría agregar la denominación “Y de los Pueblos Indígenas” para influir en las políticas intersectoriales. En segundo lugar, la de coordinación intergubernamental, a través de la creación de un Sistema Nacional de Políticas Indígenas de carácter funcional. En tercer lugar, el establecimiento de un espacio de coordinación permanente entre el gobierno nacional y los pueblos indígenas, a través de un Consejo Nacional de Pueblos Indígenas, y finalmente mediante el fortalecimiento de las capacidades, tanto del aparato gubernamental con mandatos en materia de política indígena, como de las propias organizaciones indígenas. Junto con los gobiernos regionales y municipalidades, debe garantizarse un aumento sustantivo de los servicios públicos esenciales, aumentando la densidad estatal en las áreas ocupadas por las tierras indígenas. Por ejemplo, es necesario incorporar a cerca de 20,000 docentes capacitados en EIB a fin de atender la demanda insatisfecha de EIB, y cubrir el déficit de establecimientos de salud (50%) en la Amazonía.

ii) Incorporar un enfoque intercultural en las políticas públicas: En particular en las políticas sociales, como la educación intercultural bilingüe, la salud intercultural y los programas orientados a aliviar la pobreza. Lo mismo debe hacerse respecto de los mecanismos de coordinación de la justicia intercultural y la ordinaria. En tal sentido, la prevista inclusión de la variable étnica en el Censo Nacional de Población y de Vivienda del 2017 constituirá una herramienta central para el diseño de las políticas públicas en el país.

iii) Abrir el régimen político a una mayor participación indígena y fortalecer la consulta previa: Una reforma legal de la cuota indígena así como una discusión a profundidad tanto sobre los escaños reservados como de la reconfiguración de los distritos electorales son pasos necesarios. Del mismo modo, se debe lograr la reglamentación de la consulta previa legislativa. Otra línea de trabajo debe incluir a los partidos políticos, a fin de incluir la agenda indígena y la perspectiva intercultural en su labor política. Además, es necesario invertir en el fortalecimiento de las organizaciones indígenas, interlocutores necesarios en cualquier proyecto de democracia intercultural, y cruciales para el buen funcionamiento de la cuota indígena. Por otro lado, es importante mejorar la calidad de los procesos de consulta previa, en particular en el ámbito andino y con relación a los proyectos del sector minero e hidrocarburífero, utilizando para ello las normas actualmente vigentes. No pueden quedar como meras actividades informativas. Finalmente, se debe buscar integrar a los pueblos indígenas en las discusiones nacionales, regionales y locales sobre el desarrollo económico, en particular en la Amazonía y las zonas altoandinas.

iv) Brindar seguridad a las tierras indígenas: Esto implica culminar el proceso de reconocimiento y titulación de las comunidades campesinas y nativas. Debe reformarse el marco de reconocimiento del derecho de los pueblos indígenas a los bosques naturales, ampliando los atributos de que gozan los pueblos indígenas sobre dichos recursos en el marco del Convenio 169 de la OIT. También, reforzar la seguridad jurídica sobre los derechos a la tierra y a los recursos naturales, articulándolo con los instrumentos de política ambiental y la consulta previa, en el caso de proyectos de inversión que pudieran afectar las tierras indígenas. A su vez, culminar la adecuación de las Reservas Territoriales en Reservas Indígenas, así como evaluar los pedidos pendientes de nuevas reservas. Un sistema similar a los Planes Maestro de las áreas naturales protegidas debe aplicarse en éstas reservas, y no depender de una evaluación de impacto ambiental cuando ya el proyecto está en curso. Brindar un régimen seguro y respetuoso de los estándares internacionales para los pueblos indígenas en contacto inicial. Finalmente, evaluar tanto los aspectos sociales como ambientales de los proyectos que pretendan realizarse en dichas reservas indígenas (o territoriales).

v) Generar un nuevo modelo de participación de los beneficios para los pueblos indígenas: Esta debe ser una tarea esencialmente estatal, orientada a la generación de desarrollo humano y sostenible, evitando generar incentivos para prácticas clientelares o corruptas. Los planes de vida de los propios pueblos indígenas deben constituirse en el eje de dicho diseño. Del mismo modo, debe evitarse generar daños o perjuicios a las comunidades, y de ocurrir, deben existir mecanismos céleres y adecuados para reparar y compensar dichos daños, como lo son los seguros y los fondos de compensación.

Algunas cosas podrían ser implementadas inmediatamente por el nuevo gobierno. Por ejemplo:

i. Formar un grupo de trabajo con el Ministerio de Energía y Minas y el Ministerio del Ambiente (Senace) a fin de establecer un plan conjunto de mejora de la consulta previa para proyectos mineros e hidrocarburíferos.

ii. Presentar la propuesta de cambio de la Ley de Creación del Ministerio de Cultura para renombrar al Viceministerio de Interculturalidad como Viceministerio de los Pueblos Indígenas y la Interculturalidad. Esto es además, un compromiso presidencial.

iii. Presentar la propuesta de creación del Sistema Nacional de Políticas Interculturales, a fin de articular el accionar del Estado a favor de dicho sector de la población.

iv. Crear, en el Ministerio de Cultura, la Comisión Nacional de Pueblos Indígenas, como espacio permanente sobre la base del actual Grupo de Trabajo de Políticas Indígenas.

v. Coordinar con el Ministerio de Agricultura y Riego un plan de acción para la titulación de las comunidades nativas y campesinas. Este es otro compromiso presidencial y que se encuentra en el Plan de Gobierno de PPK.

vi. Culminar este año la categorización de las dos Reservas Indígenas de Pueblos en Aislamiento y en Contacto Inicial, cuestión presente en el Plan de Gobierno de PPK).

vii. Trabajar con Servir la incorporación del enfoque intercultural como una de las capacidades obligatorias de todos los funcionarios del país.

viii. Convocar a una reunión de trabajo con los Gobiernos Regionales con Pueblos Indígenas a fin de discutir una agenda de descentralización que incluya los derechos indígenas.

ix. Coordinar con el Sernanp (Ministerio del Ambiente) a fin de afianzar los mecanismos de colaboración y cogestión de las áreas naturales protegidas con los pueblos indígenas.

Las instituciones van creciendo y fortaleciéndose en la medida que ganan legitimidad frente a la ciudadanía y eficacia en el cumplimiento de sus funciones. El Viceministerio de Interculturalidad ha dado un paso enorme en diseño, programas, visibilidad y legitimidad frente a los pueblos indígenas. Pero la agenda sigue siendo retadora y requerirá de mucha habilidad política para impulsarla.


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