Donald Trump aceptó, oficialmente, su nominación como candidato presidencial del Partido Republicano. Y lo hizo a su estilo, con un discurso que buscó infundir miedo a sus compatriotas, para que crean que EEUU está fuera de control y que él es el único capaz implementar medidas extremas para protegerlos.

"Con humildad y agradecimiento, acepto la nominación para la presidencia de Estados Unidos", dijo Trump al inicio de su alocución en Cleveland (Ohio), en el momento cumbre de una accidentada Convención del Partido Republicano

(EFE).

Así, poco más de un año después de lanzar su candidatura presidencial, Trump, de 70 años, logró lo que parecía imposible: ser el candidato republicano a la Casa Blanca. En el camino, lo tildaron de payaso y los medios del mundo recogían sus ofensas contra los inmigrantes mexicanos ("Son violadores. Traen drogas. Traen crimen"). 

Su corta trayectoria política, en la que nunca ha ocupado un cargo público, estuvo marcada por el surrealismo y la intolerancia, y su nominación ha dividido al país y a los republicanos como nunca antes

El magnate de los bienes raíces y estrella de televisión sacó provecho de su fama y su personalidad para convertirse en un político poco convencional que fraguó su respaldo a base de populismo y el miedo de un país golpeado por el terrorismo.

En su estridente discurso de nominación, que duró más de una hora, describió a EEUU como una nación sumida en la violencia y el caos, y retrató a su virtual rival del Partido Demócrata, Hillary Clinton, como una mujer corrupta e incapaz de sacar a la "primera potencia mundial de la crisis". 

"Los ataques a nuestra policía y el terrorismo en nuestras ciudades amenaza nuestra forma de vida. Cualquier político que no perciba este peligro no está listo para liderar nuestro país", subrayó Trump en tono autoritario y con un fondo de banderas estadounidenses.

Trump y su histrionismo de showman marcaron la velada republicana. (EFE)

LAS FRASES: ENTRE EL POPULISMO, EL ATAQUE Y EL NACIONALISMO

"En esta carrera por la Casa Blanca, yo soy el candidato de la ley y el orden", dijo el magnate en otro momento. "El crimen y la violencia que hoy afligen a nuestra nación pronto terminarán. El 20 de enero de 2017 se restaurará la seguridad", añadió. "Nadie conoce el sistema mejor que yo, y es por eso que sólo yo puedo arreglarlo", insistió.

Trump también recurrió al populismo, otra marca personal suya, y se erigió como "la voz" de la "olvidada" clase trabajadora, esa "gente que trabaja duro, pero que ya no tiene una voz".

Sobre la exsecretaria de Estado, Trump dijo que "es una marioneta" al servicio de los grupos de presión y los poderosos. "El legado de Hillary Clinton no tiene que ser el de EEUU. Los problemas que enfrentamos ahora, pobreza, violencia en casa, muerte y destrucción en el extranjero, continuarán siempre que mantengamos las mismas políticas que los crearon", prosiguió.

Otra bandera que el flamante candidato republicano blandió en su discurso fue la del nacionalismo puro y duro, una visión contraria al proceso de globalización en la mayor parte del mundo. "Americanismo, no globalismo será nuestro credo", dijo.

Trump no solo recurrió a la visión apocalíptica de su país y al insulto al rival como arma política en su discurso: también dijo medias verdades y datos manipulados

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