“A mí me gusta golpear con cada escena y cada capítulo. No quiero capítulos muertos donde el lector pueda dar un respiro. Me gusta golpear, golpear, golpear hasta el final”, explica Jennifer Thorndike (Lima, 1983) sobre su nueva novela que, solo en la contraportada, hace alusión a la muerte, la tortura, el crimen, la perversión, el poder, la sumisión, la soledad, la cobardía, la demencia, el abandono, la tristeza. Y, para cerrar, la muerte otra vez.  

Cuando Thorndike habla de golpear, habla de Esa muerte existe (Random House, 2016), una historia en la que una mujer, condenada a muerte, describe su crimen: asesinar a su hermana. Se trata de no más de 160 páginas cargadas de frases cortas con escenas en las que se pueden mezclar basura podrida, entrepiernas, olor a orina, masturbaciones y arcadas.

Su primera novela, titulada Ella (Borrador ediciones, 2014), fue descrita como "el grito desesperado de una mujer cuyas cadenas se formaron desde el mismo vientre de su progenitor". Durante la promoción de ese libro, confesó que le gustaba la etiqueta de “la escritora del odio” y que era muy grande el "agobio" que sentía por "la intensidad de las emociones". Ese mundo macabro que ella llama “el lado oscuro de las personas” lo escribe, además, en primera persona. "Cuando siento que me afecta a mí, creo que va a funcionar", concluye ahora, mientras bebe un té con leche. "No es un sacrificio, pero es algo que tengo que hacer".

Para Thorndike los sacrificios quedaron atrás. Si bien publicó Cromosoma Z (Bizarro ediciones, 2007), su primer libro de cuentos, a los 23 años, lo hizo después de renunciar a su trabajo en una empresa de cómputo donde se encargaba de la imágen corporativa. Su nombre empezó a sonar, pero siempre sintió que era un libro que, por su temática lésbica, no se tomaba en serio. "Entendía que yo era muy joven y que la publicación también lo era", confiesa. Después tuvo que conseguir otros trabajos similares en supermercados especializados en ferretería o empresas de tortas. Recién a los 28, cuando fue aceptada en el doctorado de Estudios hispánicos en la Universidad de Pennsylvania que cursa hasta ahora, pudo dejar atrás todo eso.

La decisión de intentar abrirse un camino por la literatura fue impulsada por la actriz española Carmen Maura, una de ‘las chicas Almodovar’. Maura, a los 35 años, dejó su trabajo en una galería de arte y apostó por la actuación. Cuando Thorndike leyó esa declaración, pensó que también podría. “Fue un decisión muy tonta”, sonríe. Hoy recuerda ese momento a pocos días de presentar su primer libro bajo el sello Random House, uno de los mayores grupos editoriales del mundo.

Foto: Raúl García / LaMula.pe

Thorndike había terminado el colegio en el año 2000, apenas caída la dictadura de Alberto Fujimori. "Todo era muy incierto, habían sido años muy duros para todos y había mucho temor sobre qué estudiar. Había la sensación que no ibas a terminar ejerciendo tu profesión porque no tendrías dónde hacerlo", recuerda. 

La escritora que ahora se entrega a la maldad de sus personajes apostó entonces por la psicología. Pero un día, a pesar de que ahora puede narrar escenas con “cuerpos inertes, cabezas exhibiendo su lengua ennegrecida, extremidades infestadas de larvas de mosca", Thorndike descubrió que no podía ver cuerpos. Cuando tuvo que fotografiar esqueletos para un trabajo universitario y en el ambiente habían también cuerpos desmembrados solo pudo mirar al techo. Ahora se ríe. "Es muy raro. Yo no podría ver fotos de muertos o de gente abierta, pero cuando describo estas imágenes es como si no las tuviera realmente".  

Desde pequeña Thorndike sintió atracción por programas televisivos como Misterio sin resolver y Medical Detective. Ahora ve el canal Investigation Discovery. Todos, con distintos énfasis, sobre crímenes, desapariciones, teorías conspirativas e inexplicables fenómenos paranormales. Esa fijación, ahora, en su literatura cargada de cuerpos dañados que no puede ver pero sí contar, se ha convertido en la herramienta para su “deseo de saber de dónde viene el mal”, dice. 

"El lado oscuro de las personas es algo que me obsesiona y que no entiendo hasta ahora. Pero más que para entender, escribo para seguir cuestionando un tema", frunce el ceño. "Eso te permite, en algunas partes de la novela, sentir empatía o rechazo por el mismo personaje, porque sabes que al final ha pasado por muchas cosas que no lo justifican pero que te hacen entender cómo ha llegado a esos momentos macabros, siniestros, malos. Eso es lo que yo quiero hacer: tratar de entender la maldad”.

Por ahora, en lo inmediato, Thorndike debe terminar el último capítulo de sus tesis: una mirada, desde el cine y la literatura, a la teoría del control de los cuerpos del historiador y filósofo francés Michel Foucault. La historia en la que trabaja ahora, su tercera novela, ya superó las 160 páginas de Esa muerte existe y calcula que le falta aún la mitad. "Sé que va a ser aún más difícil mantener la intensidad en una historia más larga", advierte. "Pero siempre estoy pensando en eso, en golpear, golpear, golpear".

(Foto de portada: Raúl García / LaMula.pe)

Agenda en la FIL: 

Domingo 24 / 12:00 pm
Auditorio José María Arguedas
Conversatorio: «De lector a escritor». Participan: Jennifer Thorndike, Francisco Ángeles, Arnold Camus y Elizabeth Gonzales

Viernes 22 / 08:00 pm
Auditorio José María Arguedas
Presentación de libro: Esa muerte existe de Jennifer Thorndike. Participa: Alonso Rabí.

Sábado 23 / 06:00 pm
Auditorio Abraham Valdelomar
Presentación de libro: La débil mental de Ariana Harwicz. Participan: Jennifer Thorndike y Francisco Ángeles.

Domingo 24 / 04:00 pm
Auditorio César Vallejo
Conversatorio: «Nuevas formas de producción de contenidos creativos». Participan: Juan Álvarez y Jennifer Thorndike.

Martes 26 / 08:00 pm
Auditorio Ciro Alegría
Presentación de libro: Otra vida para Doris Kaplan de Alina Gadea. Participan: Jennifer Thorndike y Gabriel Ruiz Ortega.

Miércoles 27 /04:00 pm
Auditorio Ciro Alegría
Conversatorio: «Dos narradoras conversan». Participan: Romina Reyes y Jennifer Thorndike.

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