Una de las principales críticas hacia la Marcha de Orgullo LGTBI -cuya última edición en Lima se llevó a cabo el sábado pasado- está relacionada con los niños. Muchos consideran que llevar menores de edad a esta actividad es pernicioso porque se les expone a 'escenas que pueden afectar su desarrollo'. ¿A qué escenas se refieren? Básicamente a las expresiones de afecto como un beso en la boca entre dos mujeres, dos varones o incluso dos personas transgénero. Otra de las críticas está enfocada en la exhibición de los cuerpos puede afectar la 'inocencia' de los niños. En realidad, lo que muchas veces se esconde tras estos comentarios es la homofobia (que antologamos en este post).
Pero, ¿cómo vive un niño su participación en la Marcha del Orgullo LGTBI? Al respecto, la psicóloga Nani Pease -docente de la PUCP- publicó un testimonio en su cuenta de Facebook. El texto expone la experiencia que vivió con su hijo en el referido evento. Creemos pertinente compartirlo con nuestros electores:
"Ante esta discusión -agotadora en este punto- sobre si 'tenemos derecho' los padres a llevar a nuestros hijos a la Marcha del Orgullo y 'exponerlos' a lo que aparece ahí, les cuento que el sábado la pasamos hermosamente con Valentín en la marcha. Vimos los carros con 'princesas', que le mandaron besos y sonrisas y holas. Se tomó una foto emocionado con el power ranger rojo y el azul que, según él "seguro son novios mamá, ojalá, se ven lindos juntos". Bailamos al ritmo de carros con angelitos, perros ataviados, winnie pooh, desde donde una mujer hermosa que nos sonreía como si fuéramos familia suya nos llamó y diciendo 'niñito lindo' le regaló un pito a Valentín para que acompañe su baile. Claro que vimos a las famosas dos chicas en tetas por las que todos se sacan los pelos uno a uno. Pero Valentín solo me miró riéndose y más tarde nos dijo: 'creo que es más bonito si protestan con ropa porque esas partes son privadas', y eso nos sirvió para poder hablar del cuerpo y de cómo protestar y de diversidad y de tantas cosas. Y eso es finalmente criar, en realidad, compartir experiencias de las cuales poder hablar juntos. Sostener a un niño en ese viaje, sostener su mente y ayudarla a elaborar, hasta que luego su mente se sostenga sola. No recuerdo un momento en que nos hayamos 'asustado'.
Quizás solo cuando un pobre tipo empezó a insultar a una mujer trans que iba en un carro alegórico. Pero Valentín estaba tan feliz corriendo, agitando su bandera de colores de papel, saltando y bailando y gritando 'no a la homofobia' sonriéndole a todos y dejándose sonreír. En pocas marchas nos hemos sentido tan en casa, tan acogidos y tan cuidados como en la del Orgullo. No creo que haya experiencia en la vida ni momento de crianza alguna exento de controversias que no haya que dialogar con los hijos. Salir a la calle en Lima supone, por ejemplo, ver niños en pobreza destructiva y machismo descarado y de eso hay que hablar, minuto a minuto con tus hijos, sostener su mente ayudándola a procesar para que no normalice lo que sabes que está mal y que hay que cambiar, y para que aprecie lo que consideras valioso. La marcha del Orgullo solo es una experiencia más de ese tipo, en la cual compartes con tus hijos y los acompañas en este viaje. Ojalá el próximo año te animes. Ojalá no escuches al ultra conservadurismo o -lo que es peor- a los que se disfrazan de 'tolerancia' pero señalan veinte 'peros'. Yo sigo viendo a mi niño correr y bailar en la marcha, soñando con hacer un mundo más justo donde todos tengamos derecho a amar y se que estamos en buen camino. Ojalá caminemos juntos".
[Foto de portada: EFE]
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