El siguiente texto fue escrito por la periodista y documentalista Bibiana Melzi a propósito del lanzamiento del libro "Hey, soy Gay" (Planeta, 2015) de autoría de María  Luisa y Patricia Del Río. El contexto entonces mostraba una lucha por lograr que se aprobara al menos un proyecto de unión civil que permitiera reconocer a las parejas homosexuales ante el Estado. A propósito de la Semana del Orgullo LGTBI lo compartimos como un llamado de atención, teniendo en cuenta que el escenario no ha cambiado y dicha comunidad sigue siendo vulnerada en sus derechos.


El proceso de creación de una ley de Unión Civil está en cuidados intensivos. Algunos dicen que los gays tenemos una agenda, pero creo que, en realidad, los que la tienen son los grupos conservadores como la iglesia católica y los evangélicos. De hecho, no es la primera vez que se ha presentado una ley de este tipo, sino que es la cuarta o quinta vez y, sin embargo, todavía no logramos que se respeten los derechos de la comunidad LGBTI.  

Somos los últimos en la región, sin considerar a Guyana donde la homosexualidad está penada por ley. Por lo menos, en países como Bolivia, se reconocen los crímenes de odio. Las principales causas de crímenes de odio son por orientación sexual e identidad de género, y la mayoría de personas que han sido masacradas han sido transexuales. Estamos en pañales. Todas las posibilidades y los pasos que el Perú como Estado ha podido dar, no los ha dado. En el caso de la Ley de Crímenes de Odio, se excluyó el agravante de la identidad de género y orientación sexual, pero sí se aprobó el agravante por filiación religiosa, aunque no exista un solo caso de algo así en este país.

El Estado simplemente te ignora. No existes. Imagínate si se hubiera censado a las parejas y a los hogares compuestos por parejas del mismo sexo. Se sabría que somos miles, decenas de miles, y si es cierto ese diez por ciento, somos tres millones; entonces existiríamos en nuestro país y, por lo tanto, habría una necesidad no solamente de reconocimiento y de respeto, sino de creación de leyes para nosotros. Tenemos los mismos deberes como ciudadanos, pero no los mismos derechos, y eso es discriminación. Estamos en la cola de la región. Brasil ya reconoce uniones, Colombia ya reconoce uniones...

En Ecuador, la Constitución ya no coloca que el matrimonio es únicamente entre hombre y mujer. En Colombia se ha aceptado incluso que haya adopción. En Argentina y Uruguay ya está permitido el matrimonio gay, y en Chile, esto mismo está a punto de suceder, pues la ley ya fue aprobada por una de las Cámaras.

El caso de Chile es significativo, porque la gente se movilizó y marchó por las calles cuando un chico fue asesinado por unos neonazis por el solo hecho de ser gay. Esta movilización logró que la ley en la cual es un agravante el crimen de odio por orientación sexual, saliera con el nombre y apellido de este muchacho. La presidenta lo dijo públicamente, tuvo el coraje de salir y decir: “Nosotros vamos a condenar todo acto de discriminación”. Eso es lo que hace un estadista, un líder, y no lo que hizo nuestro presidente cuando le preguntaron por el tema de la unión civil: “Yo tengo una posición sobre la unión civil, pero no la voy a adelantar…”. Creo que fue una respuesta cobarde y que demuestra el rechazo hacia un porcentaje de la población.


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