Durante más de cincuenta años la paz ha sido para Colombia un sueño que se presentaba como casi inalcanzable, por ello resulta un poco fantasioso pensar que la firma de un acuerdo, como el que se dio el jueves pasado, podría transformar al país de la noche a la mañana. Y aunque se trata de un suceso histórico, la paz alcanzada entre el Gobierno y las FARC enfrenta serios desafíos que deberán afrontar y saber llevar para que finalmente se alcance la estabilidad. 

ELN

Uno de los principales problemas que quedan luego del primer paso hacia la resolución del conflicto con la guerrilla más antigua de América Latina es el proceso de paz estancado con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Y es que después de que a finales de marzo el Gobierno y la segunda guerrilla más importante del país anunciaran el inicio de una etapa formal de negociaciones, estás aún no se ha concretado. 

Es así que la presencia de guerrilleros del ELN en los territorios comunes a los de las FARC podrían dificultar la verificación del cese al fuego. Por otro lado, las autoridades temen a que a guerrilla, con unos 2000 integrantes, podría servir de estímulo para todos aquellos miembros de las FARC que decidan no desmovilizarse. 

Paramilitarismo

Otra gran preocupación será combatir el neoparamilitarismo que ha intensificado su presencia en los territorios, tratando de ocupar el lugar que dejarán las FARC y así continuar con los negocios del narcotráfico. A ello hay que agregarle la sombra de un conflicto que se discute desde hace meses en La Habana: el genocidio de la Unión Patriótica, el partido de izquierda formado por excombatientes de las FARC, quienes fueron aniquilados por los paramilitares en la década de los ochenta y noventa. 

A pesar de que el acuerdo alcanzado durante la semana pasada haya garantizado la persecución y sometimiento a la justicia de estas bandas criminales, en la práctica la situación no es tan simple. 

Exguerrilleros en política

Para León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación, el principal reto será la 'inclusión política', una ardua tarea no solo por el camino que cursarán las FARC de las armas a los votos, sino también por el rechazo que ocasione su inserción en la política. En ese sentido, el líder de la guerrilla, Timochenko, dijo durante la firma de la paz:

“Claro que las haremos política, si esa es nuestra razón de ser, pero por medios legales y pacíficos, con los mismos derechos y garantías de los demás partidos”.

Cabe indicar que a pesar del respaldo de la comunidad internacional, el proceso de paz sigue siendo censurado dentro de Colombia. Por ejemplo, el expresidente y actual senador Álvaro Uribe no ha parado de arremeter contra los acuerdos ni luego de lograrse el alto al fuego tras más de 50 años de conflicto interno. Para Uribe Colombia tendrá una 'paz herida'.

Amnistía

La guerrilla tendrá que discutir en las negociaciones sobre el futuro de sus miembros que quieran volver a Colombia sin ser perseguidos con órdenes de captura. Este tema se ha convertido en una urgencia, pues tal como dijo el presidente Santos el jueves pasado, la firma final del acuerdo será en el mismo país.

Además, también queda pendiente el tema de las extradiciones y la definición de los delitos, además de los de rebelión, que serán los amnistiables.

Otros factores pendientes

Por el momento se desconoce si las FARC aportarán capital a la financiación de los acuerdos o si apoyarán con labores de rehabilitación en los territorios más golpeados por la guerra. 

En ese sentido, es importante tener en cuenta que un día después de que se anunciaran las 23 zonas de concentración y ocho campamentos, el Ministerio de Defensa publicó una lista de las regiones que albergarán a las FARC mientras se desarman. Muchos de estos lugares funcionan como frente de la guerrilla, razón por la cual son muy pobres y su índice de desgualdad es muy alto. Es así que queda también pendiente el tema sobre quién pagará por la seguridad para los guerrilleros en estos terrenos. 

Asimismo tampoco se sabe cómo ayudará la comunidad internacional para garantizar la dejación de las armas, entre otras tareas de observación y seguridad. 

(Con información de elpais.com)

(Foto de cabecera: noticiasmvs.com)

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