Hacer un gol con la mano sin que el árbitro te vea, y luego de cuatro minutos marcar otro tras dejar regados en el campo a siete ingleses, incluido el arquero, no es cosa que ocurra todos los días. Hubo un solo futbolista que pudo hacerlo: el argentino Diego Armando Maradona.

Hoy se cumplen 30 años de aquella proeza del astro argentino, que a partir de ese partido con Inglaterra ya no fue visto con los mismos ojos. Y también desde ese instante, era imposible suponer que bajo su juego y liderazgo, la Selección argentina, dirigida por Carlos Salvador Bilardo, no se hiciera de la Copa del Mundo en aquel torneo de 1986, disputado en México.

EL CONTEXTO

Se disputaban los cuartos de final del segundo mundial mexicano. Argentina había ganado su grupo tras imponerse a Corea del Sur y Bulgaria y empatar con Italia; y luego derrotó a los uruguayos por la mínima diferencia en octavos. 

Por su parte, Inglaterra empezó con derrota ante Portugal, empató a cero ante Marruecos; pero fue contundente ante Polonia, a la que goleó por tres a cero, todos los goles marcados por el astro Gary Lineker. En octavos, derrotó por el mismo marcador a Paraguay, con Lineker apareciendo dos veces en el score.

Así las cosas, ambos conjuntos llegaban a un duelo clave, que no solo estaba marcado por lo futbolístico: hace cuatro años se produjo la Guerra de las Malvinas, incentivada por la dictadura argentina, que reclamaba las islas al Reino Unido pero más con el afán de legitimarse ante su desgaste que por una cuestión de patria. 

Tras esa confrontación bélica, con un desastre para las fuerzas armadas argentinas (que de paso se regresaron a sus cuarteles en 1983), los ánimos entre ambas naciones quedaron caldeados.

El fútbol no fue ajeno a eso. Para los argentinos, había que vencer a los ingleses a como dé lugar. Jorge Burruchaga, autor del gol triunfal de Argentina en la final ante Alemania, declaró sobre la guerra:

"¿Sabés la cantidad de veces que pensé que podía viajar a las Malvinas? Después de la guerra, seguí yendo tres semanas al Regimiento, hasta que nos dieron la baja, y en ese tiempo nos preguntábamos con los otros conscriptos: "¿Te acordás de fulano?, murió". "¿Y te acordás del otro? También murió".

EL PARTIDO

El 22 de junio de 1986, ante más de 110 mil espectadores, argentinos e ingleses salieron a la cancha del Estadio Azteca, de la Ciudad de México. En el primer tiempo, Argentina se insinuó más, pero la defensa inglesa era hueso duro de roer. Los británicos tenían en Lineker un arma letal en la ofensiva, sin embargo este no pudo hacerse presente en esa etapa.

El segundo tiempo definió las cosas. A los seis minutos de esta etapa, Maradona se internó en el medio campo, y antes de ingresar a la media luna cedió a la derecha para Jorge Valdano. Este recibió el balón, pero no pudo mantenerlo, y un defensa inglés rechazó para atrás. El golero Peter Shilton saltó en su área para tomar la pelota, pero Diego ingresó a esta, saltó y convirtió el gol.

De inmediato, Maradona corrió hacia el banderín de la esquina, levantando el puño en señal de celebración y volteando de vez en cuando para cerciorarse de que el árbitro del partido, el marroquí Ali Bin Nasser, haya cobrado la jugada. Éste lo hizo, pese a los reclamos de los ingleses.

Ese tanto ilícito fue un golpe duro en el ánimo de los ingleses. Y cuando intentaban salir de ese estado, Maradona pegó otra vez. Cuatro minutos después, el 10 argentino tomó el balón en el medio campo, y con una finta se deshizo de dos ingleses. Partió por la derecha y eludió a otros dos rivales, y antes de ingresar al área superó a otros dos, esta vez uno por uno. Ya en esta, eludió a Shilton, y antes de que este pudiera quitarle el balón, Diego colocó la redonda en el fondo de las redes.

Luego de haber hecho "trampa", Maradona se reivindicó con una verdadera obra de arte, que fue considerado "El Gol del Siglo". Con su mano y con su talento en los pies, el popular "Pelusa" empezó a surcar el camino que conduciría a la Argentina a su segundo título mundial.

Inglaterra quedó golpeada definitivamente con esas dos jugadas. Pese a que Lineker logró el descuento a nueve minutos del final, la historia estaba escrita: Argentina llegaba a la semifinales de la Copa del Mundo de México, gracias a "la mano y el genio" de Maradona.

Han pasado tres décadas y la hazaña de Maradona sigue dando que hablar. Y pasará mucho más tiempo, y será muy difícil que algún futbolista pueda superar tal gesta.

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