Estas líneas son necias. Vienen para insistir en que Pedro Pablo Kuczynski podría revertir todavía esta pésima carrera. Esta noche va a ser clave. No porque los debates decidan elecciones. De hecho los indecisos están desconectados de la política y de la prensa que la sigue. Sino porque el debate de esta noche marcará el ritmo de esta última semana. 

Como dice Hernán Chaparro, PPK necesita llegar a dos sectores. Al sur que no cree en nadie y que, sabemos, demanda reconocimiento y más Estado. Y a esos sectores de Lima que inicialmente lo apoyaban y que se están pasando a una opción que demuestra más carácter en un país que se siente ahogado por la inseguridad y la ausencia de liderazgo. Son cinco puntos en un mar de indecisos. Concéntrese candidato. Solo cinco puntos.

Sin embargo, no hay estrategia ni táctica, ni discurso escrito ni entrenamiento escénico que valgan, si el candidato no está convencido de que debe perfilar su propuesta.

Solo dos ideas para que las tome en cuenta ahora que se debe estar preparando para esta noche.

En primer lugar: la corrupción es el cáncer de un país que comenzaba a crecer y que pudo crecer más aún beneficiando a todos, de abajo para arriba. Lamentablemente Keiko tiene al secretario general de su partido investigado por los Estados Unidos por narcotráfico. Y al candidato a la vicepresidencia traficando audios falsos en la televisión. Esto ya lo hemos visto antes, lo mismo con su padre. O Keiko se hace la loca o no sabe nada de lo que hacen sus colaboradores. La corrupción trae más desorden y más pobreza por todo el país. Estos días se ha develado unívocamente el carácter oscuro del fujimorismo, tan parecido al desgobierno del 2000.

En segundo lugar: la inseguridad es el síntoma de un problema mayor. Hay violencia porque hay pobreza y falta de Estado. La policía y la represión solas no pueden contra la miseria. Podemos crecer más aún y este crecimiento puede llegar a todos, a cada familia, a cada persona. Y podemos darle la vuelta a este Estado corrupto y desorganizado. Así con una policía reformada, su acción será por fin imbatible. Pero eso sólo lo puede hacer gente con experiencia y sin malos antecedentes.

PPK podría cerrar con algo así: no tengo el estilo de los políticos. No soy de jugadas sucias. Ni de frases malignas. Lo siento. Pero si sé lo que hay que hacer para que el país salga de esta inmundicia. Tengo las ganas y tengo a la gente para eso. Ninguno está en la cárcel y ninguno es sospechoso de nada. Votar por el fujimorismo es votar por un liderazgo ambiguo, sospechoso y claramente peligroso.

Ahora bien, ¿PPK estará convencido de un mensaje como éste o de otro mejor? A su estilo, con sus pausas, con su energía, puede decir cosas claras, unívocas, que muestren a ese gerente que anda adormecido. Si no se diferencia en alto contraste, pierde. Debe hacernos sentir a todos que está convencido de que quiere hacer política de otra forma: gobernando, no peleando.


Post publicado por Sandro Venturo


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(Foto: Flickr PPK)