La noche del martes cientos de personas, muchos de ellos jóvenes estudiantes, llegaron a la Casa de la Literatura Peruana para despedir al maestro mayor: Oswaldo Reynoso, autor de imborrables obras de la literatura peruana como "Los Inocentes", "En octubre no hay milagros", "Los eunucos inmortales", y precursor de un estilo literario que logró armonizar la estética de la prosa con el lenguaje popular de la calle.

A su despedida no asistió precisamente el jet set de la literatura limeña, tampoco hubo los homenajes pomposos que otorga el Estado a los peruanos ilustres. A su morada final, llegaron los que siempre lo rodearon y definieron su vida: los amigos de la universidad La Cantuta, los poetas suburbanos, los músicos del jirón Quilca, los estudiantes, sus incondicionales lectores.

Algunos de los asistentes llegaban del bar Queirolo a darle el adiós, tal vez para recordarlo como siempre sentado en una de esas sillas charlando alegre entre unas botellas de cervezas y una multitud de jóvenes rebeldes: celebrando la libertad de vivir.

La Mula.pe estuvo en el velorio y conversó con el antropólogo Luis Guillermo Lumbreras, el abogado Julio Arbizu, el dramaturgo Eduardo Adrianzén, los poetas Domingo de Ramos, Óscar Limache y Rodolfo Ybarra así como con los escritores, Gustavo Rodríguez y Maynor Freyre. Todos ellos nos hablaron de la importancia de la obra de Oswaldo Reynoso.

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