Washington, 23 may.- El presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), James Cavallaro, consideró hoy "preocupante" el "desinterés" de los Estados de la Organización de Estados Americanos (OEA) por la financiación del órgano, que está "en una situación gravísima". 

"En 2015 los países latinoamericanos y caribeños dieron 200.000 dólares de aportación voluntaria a la Comisión, con 6.188 casos americanos, y 13,7 millones de dólares a la Corte Penal Internacional, que solo tiene una preinvestigación de México. Cuando se ve este tipo de cosas es difícil de entender cuál es la lógica".

En diálogo con EFE, el funcionario expresó que "no veo cómo se puede justificar esa falta de interés en términos financieros en nuestro sistema de las Américas. Es preocupante y es algo que tiene que cambiar. El discurso de los Estados es de apoyo, lo que necesitamos es la práctica".

La CIDH, órgano autónomo de la OEA, emitió un comunicado sin precedentes en el que asegura que si no recibe fondos, o compromisos de donaciones, antes del 15 de junio, será inevitable "el desmantelamiento de áreas esenciales", la suspensión de visitas y audiencias y el despido de 40 % de la plantilla.

"Teníamos compromisos de algunos Estados europeos y nos han notificado que no serán posibles, algunos por mandato de sus Parlamentos. Es un sistema desfasado en el que tenemos que pedir fondos a los países europeos, a fundaciones, en lugar de que nos los den los Estados responsables del sistema americano".

La OEA, integrada por 34 Estados del continente -todos menos Cuba-, aporta a la CIDH solo el 6 % de su fondo regular (4,8 millones de dólares), mientras que países europeos y otros donantes aportan otros 5 millones en aportaciones voluntarias, con las que la Comisión no puede contar con seguridad.

"Hace años que tenemos problemas financieros, pero hemos llegado a un extremo. Confluye la crisis de la OEA, cuyo fondo regular ha sufrido cortes importantes, y no hemos recibido las contribuciones que recibíamos, o en la misma cuantía, de los Estados europeos, que priorizan la inmigración y el continente africano ante la crisis de refugiados sirios y de otros países".

"Durante muchos años hemos trabajado buscando apoyos, sin avisar a los medios, pero ahora estamos ante una situación gravísima, nos enfrentamos a suspender las sesiones de julio y octubre y cancelar los contratos de casi la mitad del personal, lo que va a afectar de forma brutal a nuestra capacidad de atender casos", añadió.

Este año, la CIDH recibió un total de 2,8 millones de dólares en aportaciones voluntarias, el 85 % de Estados Unidos.

Los otros países de la OEA que contribuyeron con fondos voluntarios fueron Argentina (40.000 dólares), Uruguay (24.460 dólares) y Perú (5.000 dólares).

De los Estados que no forman parte de la OEA, solo aportaron fondos Dinamarca (212.681 dólares) y España (47.181 dólares).

Cavallaro estima que con menos de 12 millones anuales la CIDH no puede mantener sus funciones actuales y subraya que serían necesarios al menos 24 millones de dólares para poder tener un sistema "con plazos razonables".

Actualmente la Comisión tiene en trámite 6.188 peticiones y casos sobre violaciones de derechos humanos, pero solo 26 personas trabajan en ese departamento, de las que en agosto solo quedarán 13 si no llegan los fondos antes del 15 de junio.

Los plazos para admitir y tramitar una petición o caso pueden llegar o superar los diez años por falta de personal tanto legal como administrativo.

Todo esto cuando la CIDH está considerada "la joya de la corona de la OEA" y su elemento de mayor prestigio internacional junto a las misiones de observación electoral.

"Desde hace más de medio siglo (1959) la Comisión es la institución que ha conseguido impedir las peores violaciones de derechos humanos en las Américas. En Argentina durante la 'guerra sucia' se salvaron muchas vidas y en otras situaciones de guerra y conflicto", defiende Cavallaro.

"Es la instancia más usada por las organizaciones de protección de los derechos humanos, el mecanismo que más ha insistido en que haya una investigación creíble en el caso Ayotzinapa de México, el órgano que más ha protegido a las personas excluidas, el que ha acompañado los procesos democráticos".

"La CIDH es una referencia continental y en el mundo. Nos visitan, por ejemplo, de la comisión africana y la árabe para replicar nuestro trabajo en otras regiones del mundo", concluyó Cavallaro. 

(Nota de Cristina García Casado para EFE)

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