La historia de Carlina Derks es una realmente especial. Su padre es un hombre de izquierdas holandés que llegó a Lima en barco con el sueño de trabajar en la que era en su momento la nueva promesa del socialismo en el mundo, el Chile de Allende. Pero justo llegó cuando ocurrió el golpe de Pinochet, así que se quedó en nuestro país y se involucró en su lucha. Una vez fue apresado, y asignaron a una ‘compañera’ para llevarle comida. Así fue como conoció a la madre de Carlina. 

Foto: Matías Angulo

Cansados de la inoperancia de la izquierda limeña de su tiempo, deciden irse trabajar desde las comunidades campesinas. Después de varios viajes llegaron a Ancash. Específicamente a Masín, un pueblo en la quebrada del Alto Pushka, lugar donde decidieron quedarse, donde Carlina nació, y donde vivieron por 5 años, hasta que Sendero Luminoso entró a la comunidad y tuvieron que huir repentinamente. Metiendo, literalmente, solo lo que tenían a la mano en las maletas.

Viajaron luego a Ecuador, donde Carlina terminó el colegio y se empezó a involucrar con el teatro. A los 20 años se fue a Holanda porque la universidad era gratis para ella ahí. En ese país estudió antropología, carrera que complementó con sus intereses dramáticos.

Ahí fue donde conoció, hace un par de años, a Ana Correa y al Grupo Yuyachkani. “Fuimos invitados a Holanda y ella había ganado un concurso con Iberescena, la conocí y me dijo que quería pensar primero en montar una obra y luego escribirla, eso me pareció interesante”. La joven actriz le pidió a Ana apoyo en la dirección de su proyecto.

La primera idea que tenía Carlina era sobre las mujeres de Celendín, sobre Máxima Acuña. Lo que más le sorprendió fue la historia de esta mujer que es capaz de dar su vida por el agua, pero Ana (tomando su experiencia en Yuyachkani) sentía la necesidad de hablar del y desde el individuo mismo que enuncia, “desde este cambio de enfoque yo le pregunto a Carlina, apelando a su interés: ¿cuáles son tus aguas?”.

A partir de esta pregunta, Carlina se abocó a un proceso de redescubrimiento de su identidad y su pasado. Ella y Ana viajaron a Ecuador, para preguntar a sus padres las verdades nunca antes contadas. Pero el viaje más importante fue al lugar de su niñez.

“No es que haya tenido todos los recuerdos claros y los haya puesto todos en la mesa para trabajar desde el principio”, dice Carlina, “esto fue una búsqueda, no es que yo haya llegado y le haya dicho a Ana: ‘oye, mira todo esto’. Era algo más como: ‘¡Ana, mira, descubrí esto!". De esta búsqueda en su pasado por su identidad como peruana nace el unipersonal 'Memorias del Agua'.

FOTO: MATÍAS ANGULO

Pero, ¿por qué esta historia vale la pena ser contada? ¿qué nos dice más allá de la experiencia particular? Ana nos habla de diferentes memorias, “hubo un trabajo de seleccionar lo que es memoria anecdótica, o sea que es solamente parte del proceso personal nuestro; y qué es memoria ejemplar, la que no sólo resuena en uno mismo, sino que puede hacerlo en el espectador también”.

Para esta selección, la directora empezó partiendo de lo que resonó más en ella. “Entre las cosas que trae Carlina, aparecen los estatutos del Cadiap (la Comunidad Autogestionada del Alto Pushka) donde habían trabajado sus padres y donde ella nació y vivió durante 5 años. Cuando leí estos estatutos me emocioné mucho porque son de mi generación”.

Según Ana, el detonante de esta historia es la huida de la familia de Carlina por Sendero Luminoso. “Me movió ver una experiencia donde Sendero pasó por un pueblo y arrazó con todo, y saber por estos documentos qué es lo que fue arrazado. Yo he visto morir a dirigentes de barrios populares, comunidades campesinas, tengo consciencia de lo que ocurrió ahí”. En el Cadiap, Ana encontró un universo ejemplar que hablaba, desde una experiencia personal, del país. “No sólo es Carlina, son sus padres y esta comunidad. Siento que ahí hubo un vínculo extraordinario, y encontramos un norte a partir de él, una experiencia que había que contar”.

FOTO: MATÍAS ANGULO

“Cuando construimos toda esta base, el siguiente norte que apareció fue el hecho de que su familia era una desplazada. Ellos han construido una vida totalmente distinta a partir de ser arrojados del Perú”. Todas estas conclusiones fueron halladas a partir de un proceso que, dicen, fue para ‘zurcir’, para conectar cables que quedaron sueltos en la experiencia de la actriz como peruana.

“Este proceso ha sido el más fuerte que he tenido en mi vida. Me ha enseñado a ser creativa con la realidad, sobre todo con la que a mí me corresponde contar”, nos cuenta Carlina. “Hay un antes y un después en mi persona luego de hacer esto”. 

Además de contar su extraordinaria historia, Carlina también muestra en esta obra la de su crecimiento en el proceso de crearla. “Estaba en un momento en mi vida en el que quería tomarme en serio a mí misma y lo que hago. Esto era algo que estaba, tal vez, más dentro de mi insonsciente que la idea de contar mi propia historia. Se volvió una búsqueda en mi misma de tomarme en serio y poder crear a partir de esa seriedad. Y en eso me ayudó Ana, en darme confianza para confrontarme y avanzar. Me ayudó mucho su acompañamiento pues era ver a alguien que sí tenía eso, que tenía una integridad”.

FOTO: MATÍAS ANGULO

A pesar de todo el camino recorrido, el proceso de ‘zurcido’ de la historia de Carlina no ha terminado. “Un objetivo que veo cada vez más claro es el de regresar a Masín para mostrar esta obra. Cuando hagamos eso siento que va a llegar el murmullo de los siguientes pasos”, dice. El camino continúa.

“Memorias del Agua” se presentará los jueves, 5, 12, 19 y 26 de mayo en El Galpón Espacio (Cipriano Dulanto -Ex Av La Mar 949-, Pueblo Libre) a las 8:30pm. Más información aquí.

Entradas:

20 soles general

10 soles estudiantes

(Foto de portada: Matías Angulo)

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