La captura de Gerson Gálvez Calle, alias "Caracol", ocurrida en la ciudad colombiana de Medellín el último sábado, marca una tendencia, acaso un común denominador, en la historia reciente de las detenciones de los más buscados por la justicia peruana.

Esta tendencia es que luego de darse a la fuga para evitar ser capturados, dieron con ellos no en el territorio peruano, sino fuera de él. ¿Cómo lograron escapar, si tenían orden de captura? ¿Controles migratorios ineficientes o corrupción en la policía que cuida las fronteras?

Son preguntas que el mismo ministro del Interior, José Luis Pérez Guadalupe, así como sus antecesores, deberían responder. Pero mientras piensan sus respuestas, recordemos los casos más sonados de capturas en los últimos dos años.

RODOLFO ORELLANA

El empresario desapareció del radar policial en julio del 2011, cuando se ordenó su captura, acusado de dirigir una organización dedicada al blanqueo de capitales, que tendrían origen en el tráfico de terrenos de propiedad del Estado y otros particulares.

Todo esto se originó gracias a laudos arbitrales fraudulentos, empresas liquidadores y medidas cautelares en juzgados y fiscalías de Lima, Ucayali y Áncash, donde Orellana habría ejercido presión.

Tras varios meses prófugo, Orellana fue capturado el 13 de noviembre del 2014 en la ciudad de Cali, Colombia. Su detención fue posible gracias a gestiones de la policía peruana con Interpol y autoridades colombianas. 

MARTÍN BELAUNDE LOSSIO

Es el caso de otro empresario, esta vez vinculado al actual gobierno de Ollanta Humala, acusado de estar cercano al caso "La Centralita", una red de corrupción en la que hay más de 50 implicados, incluido el exgobernador regional de Áncash, César Álvarez, actualmente detenido por acusaciones de asesinato y corrupción. También estaba acusado de hacer "lobbies" para la empresa Antalsis con el fin de que esta consiga contrataciones en el Estado.

Con todos estos cargos en contra, Belaunde Lossio estuvo prófugo desde mayo del 2014. A fines de ese año, el entonces fiscal de la Nación Carlos Ramos Heredia reveló que el empresario estaba en Bolivia, donde pidió refugio. Al haberle sido denegado, pasó a ser detenido domiciliariamente, pero luego se escapó de aquel lugar el 24 de mayo del 2015.

Finalmente, el 28 de mayo del 2015, fue detenido por la policía boliviana, que pocos días después coordinó su extradición al Perú. Ahora está a la espera de su proceso. 

GERALD OROPEZA

El joven accionista de la empresa Sergeros SAC saltó a la notoriedad pública el 1 de abril del 2015, cuando fue atacado a borde de una camioneta Porsche, valorizada en 240 mil dólares, con 24 disparos y dos granadas. Oropeza sobrevivió al ataque, pero de inmediato se descubrieron los vínculos de la empresa con el narcotráfico, por lo que pasó a ser investigado.

Luego, se descubrió que era hijo del militante aprista Américo Oropeza, quien fue asesinado por un presunto ajuste de cuentas a manos de narcotraficantes. El mismo expresidente Alan García figura en una foto del velorio de Oropeza padre. Además, Gerald figuraba en el padrón del partido de la estrella.

Investigaciones posteriores dieron cuenta que Miguel Facundo Chinguel, expresidente de la comisión de gracias presidenciales durante el segundo gobierno de García que dio miles de indultos y conmutaciones a peligrosos narcotraficantes, por lo cual purga condena, firmó papeles para comprar empresas de Oropeza.

Después de varios meses prófugo, Oropeza fue capturado el 12 de septiembre del 2015 en Ecuador. El narcotraficante tendría nexos con "Caracol", quien además de otros delitos, es responsabilizado del asesinato de Wilbur Castillo en La Perla (Callao), el 2 de diciembre del año pasado.

Aunque el ministro Pérez Guadalupe ha pedido "respeto" por la labor policial y es bueno reconocer que ha presionado ante la Interpol para lograr estas capturas, debería preguntarse por qué los controles migratorios son una coladera.

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