La candidata presidencial de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, no se cansa de repetir que ella es "del pueblo" y que el representante de la Confederación de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep) es su contendor de Peruanos por el Kambio, Pedro Pablo Kuczynski.

Lo segundo es cierto: La Confiep estará tranquila si PPK es elegido presidente el próximo 5 de junio. Sin embargo, tampoco estaría incómoda si la hija de Alberto Fujimori se convierte en la primera mujer que llega a Palacio de Gobierno en la historia del Perú.

Y esto no solo se debe a la actualidad, en la que la Confiep considera que ni Keiko Fujimori ni PPK amenazan sus intereses. También tiene que ver con el pasado, que deja muchos rastros de la complacencia (y colaboración) del gremio empresarial con el régimen de Alberto Fujimori.

LA CONFIEP Y SU INFLUENCIA

Fundada el 12 de noviembre de 1984, la Confiep fue muy crítica del primer gobierno de Alan García, debido a sus medidas económicas y en especial cuando el entonces presidente de la República pretendió estatizar la banca. Su entonces presidente, Ricardo Vega Llona, fue uno de los que lideró la oposición a la medida, junto a Mario Vargas Llosa.

Sin embargo, este papel de "oposición" se acabó cuando Alberto Fujimori llegó al poder en 1990. Aunque originalmente estuvo más cercana de Vargas Llosa, quien como candidato presidencial planteó implantar medidas de ajuste y neoliberales en la campaña de ese año, finalmente se acercaron a Fujimori, quien apenas ganó se reunió con emisarios del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial; y a los 11 dias de empezado su régimen aplicó el "shock".

Cuando Fujimori cerró el Congreso en 1992, la Confiep no solo guardó silencio, sino que varios de sus integrantes desempeñaron tareas de gobierno. La revista Caretas, en su edición 1664 del 5 de abril del 2001 (paradójicamente, nueve años después del "autogolpe"), consigna este dato:

"varios de sus líderes como Rafael Villegas, Jorge Camet, Arturo Woodman, Ricardo Márquez, entre otros, no sólo no condenaron el golpe de abril de 1992, sino que trocaron el overol empresarial por las tareas de gobierno".

Jorge Camet fue presidente de la Confiep entre 1990 y 1991, y luego fue el ministro de Economía que más tiempo duró durante el fujimorismo: entre 1993 y 1998. Camet terminó inhabilitado para ejercer cargos públicos e incluso estuvo preso por emitir decretos que permitieron la evasión de impuestos, y haber ayudado a la compra irregular de helicópteros. El exministro falleció en 2013.

En el caso de Ricardo Márquez, este fue vicepresidente de la República durante el período 1995-2000 y luego repitió el plato para otros cinco años, pero renunció el 22 de noviembre de ese último año luego de descubrirse la gran corrupción que envolvía al régimen fujimorista. Arturo Woodman fue un breve presidente del Instituto Peruano del Deporte; y después retornó a ese puesto en el segundo gobierno de Alan García.

Pero si bien no toda la gente de Confiep estuvo participando en el gobierno de Fujimori, algunos de sus integrantes fueron (y siguen siendo) entusiastas del régimen, según la misma edición de Caretas:

"los past-presidentes Jorge Picasso, Manuel Sotomayor y Roque Benavides no tuvieron reparo en confesar su identificación con el régimen".

Además, un párrafo de aquel artículo da cuenta de cómo se comportaba el empresariado en esos años:

"El modelo económico era aplaudido a rabiar en las CADES de esos años. La apertura de los mercados de bienes y capitales, la promoción sectorial a la minería, los aranceles bajos (en búsqueda del arancel plano) y el dólar barato eran el signo de los tiempos. Los estudios del Instituto Peruano de Economía (IPE), vinculado a la Confiep y que ahora dirigen Roberto Abusada y Fritz Dubois, ex asesores del ex ministro de Economía Jorge Camet, sirvieron de aliento intelectual a este modelo económico".

Por su parte, en su artículo "Confiep: pandilla de rastreros", el periodista Herbert Mujica Rojas se refiere en duros términos al papel que jugó el gremio empresarial en la década de Fujimori:

"La Confiep fue la organización que se mantuvo fiel al régimen delincuencial de Fujimori. Sus integrantes (en inmensa mayoría) se han beneficiado de contratos con nombre propio, licitaciones amañadas, favoritismos de toda índole. Cada vez que pueden se arropan con fondos del Estado o de entidades del exterior. ¡Nunca ponen su dinero porque éste no está en el Perú sino custodiado y ganando intereses fuera del país! ¿Empresarios?: ¡no, sanguijuelas aprovechadas!"

En conclusión: si bien la Confiep estará cómoda si Kuczynski llegara a Palacio, la situación no sería diferente si fuera Keiko Fujimori la que lo logre. A su padre, Alberto Fujimori, le deben mucho.

Foto de cabecera: Jorge Camet y Alberto Fujimori.

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