Es vox pópuli que la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales (Confiep) estuvo muy cómoda durante la década de Alberto Fujimori. Nunca denunció los abusos de aquel régimen y algunos de sus presidentes fueron muy cercanos. Arturo Woodman y Roque Benavides fueron muy atentos con el expresidente. Incluso uno de ellos, Jorge Camet, fue su ministro de Economía.
También es sabido que la Confiep está tranquila con la segunda vuelta. Tanto Pedro Pablo Kuczynski (PPK) como Keiko Fujimori, la hija de Alberto Fujimori, no significan ninguna molestia para los intereses empresariales, sino todo lo contrario. Este balotaje es ideal para los empresarios, que no ven ninguna amenaza "antisistema".
Pese a esta "comodidad", la Confiep prefiere no decir que apoya a tal o cual candidato, luego que los contrincantes del balotaje se dijeran entre sí que el gremio empresarial apoya al contrario. Su presidente, el excongresista Martín Pérez, se refirió a la mayoría que el fujimorismo ha obtenido en el Congreso.
“Nos preocupa la concentración del poder fujimorista, creo que no es bueno.”
Sin embargo, para no dar a entender que esta declaración es un apoyo a PPK, Pérez agregó:
"No estamos de uno o de otro lado, estamos del lado del Perú y creemos que tenemos que seguir con las cosas buenas (...) los empresarios somos unos ciudadanos más, tenemos derecho a escuchar y ser escuchados”.
Además, sostuvo que cualquiera de los candidatos que se imponga en la segunda vuelta, no podrá ser exitoso sin el apoyo de todos los peruanos.
“No hay forma de que un gobierno del señor Kuczynski o la señora Fujimori puedan tener éxito sin el concurso de todos los que estamos en el país”.
Más allá de estas declaraciones y de la tranquilidad ante una segunda vuelta sin "antisistemas", la Confiep debería hacer un mea culpa sobre su papel durante la dictadura fujimorista.
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