La gran aprobación del Acuerdo de París por parte de los países latinoamericanos dejó una huella entre los participantes de la ceremonia: la región demuestra que busca desarrollo apostando, a su vez, a una economía baja en emisiones de carbono. 

Casi todos los gobiernos latinoamericanos estuvieron presentes, con excepción de Nicaragua, en total fueron 175 países que firmaron el documento en Nueva York el viernes 22 de abril. “Estoy satisfecho de ver tanto apoyo, lo que llevó adelante el acuerdo”, declaró el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. “Habremos alcanzado el propósito si los 175 países que firmaron el acuerdo dan el próximo paso a nivel nacional para adherirse al acuerdo”, agregó. 

Ese próximo paso es la ratificación por parte de los órganos legislativos de al menos 55 países, que suman en total el 55 por ciento de las emisiones globales. Una rápida aprobación en Latinoamérica ayudaría a que el acuerdo entrara en vigor en tiempo récord. No obstante, la velocidad del proceso puede variar bastante entre los países de la región.

México ya manifestó que ratificará el documento a finales de año: la ratificación, primero debe pasar por el Senado, y eso podría ser en octubre. Argentina también garantizó que ratificará a finales de 2016. El caso de Brasil, el país de la región que más contamina, responsable por cerca de un 2,5% de las emisiones del planeta, el pronóstico es más incierto debido a su coyuntura política. 

Para que la región supere el desafío de crecer sin aumentar sus emisiones, la colaboración en el área de infraestructura es un punto clave. Cristina Figueres, secretaria general de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, destaca que Latinoamérica consiguió, en las últimas décadas, expandir su economía sin aumentar sus emisiones. “No obstante, ahora con las metas fijadas en el acuerdo, las decisiones gubernamentales de los próximos cuatro años serán fundamentales para evitar un crecimiento en la polución”, dijo. 

A su vez, considera que parte de la solución estaría en la integración de asuntos que involucren financiamiento público por parte de bancos de desarrollo. “Tenemos que trabajar juntos para tener pautas y así financiar infraestructura de menor impacto ambiental. Hay que incentivar la integración: crear energía limpia en un país y llevarla a otro, con líneas de transmisión integradas. Fomentar el transporte por vías fluviales y férreas de bajo impacto ambiental, por ejemplo”, agregó Teixeira. 

En sus últimos meses al frente del CMNUCC, Figueres dijo que hará todo lo posible para que el Acuerdo de París no sea visto como un “peso”, sino como una oportunidad. Guy Edwards está de acuerdo: “Es una gran oportunidad para que América Latina le apueste al transporte eléctrico, a las energías renovables y al planeamiento urbano sostenible. Todo eso atraerá a inversores y generará empleos”. 


(Tomado de Deutsche Welle / Nádia Pontes. Fotos: EFE)