El destacado ilustrador peruano, Jesús Cossio, denunció que el Juez Superior, Ricardo Brousset que preside el Tribunal de las audiencias por el Caso Accomarca, se queda dormido mientras que los abogados defensores de los militares y los acusados dan sus descargos.

"Parece increíble que en un caso que juzga a una veintena de militares por el asesinato de 69 personas pase esto: el juez Ricardo Brousset se queda literalmente dormido. No es que cabecea unos segundos o parpadea cansado unos momentos, no. Se queda dormido durante minutos enteros mientras los abogados defensores de los militares y los mismos acusados dan sus descargos. Todos en la sala se dan cuenta y en primer lugar, los familiares de las víctimas, que se toman a burla y con fastidio semejante falta de respeto", escribió en su página de Facebook.

Asimismo, señaló que la sala donde se desarrolla la audiencia "está pésimamente condicionada para los días de mucho calor". Para graficar su indignación, Cossio ha dibujado al mencionado al juez Brousset.

"Los abogados dan peroratas repetitivas de tres a cuatro horas pero nada justifica semejante espectáculo en un juicio que es tan históricamente importante", agregó el ilustrador en la red social.

El Caso Accomarca narra los hechos ocurridos el 14 de agosto de 1985. Ese día los militares integrantes de las patrullas “Lince 6” y “Lince 7”, jefaturadas por los sub tenientes EP Telmo Hurtado Hurtado y Juan Rivera Rondón, eliminaron físicamente a 69 comuneros de la localidad de Accomarca, entre los cuales se encontraban por lo menos 23 niños de diez años de edad.

En la actualidad, el caso se encuentra en un proceso judicial, que según palabras de la asesora principal de la Washington Office para América Latina, Jo-Marie Burt, es "desgastante". 

Así lo describió en un artículo publicado en su blog: "No sabemos cuán tarde llegarán los magistrados; no sabemos cuánto durará la audiencia o si será suspendida. Pero los familiares no se detienen. Para ellos no hay vacaciones. Pese a la lejanía, el cansancio y la impotencia, todas las semanas, en todas las audiencias, la sala se llena de familiares. Entre 15 y 20 personas llegan de Ate Vitarte, Los Olivos, El Callao, Chorrillos. Hijos y primos. Cuñadas y nietas. Soportan estoicamente el calor y la indolencia de los jueces que no tienen vergüenza de llegar una o dos horas después de la programación que ellos mismos establecen. Soportan también a los abogados de los militares que no tienen problemas en llamar “delincuentes terroristas” a los accomarquinos asesinados".

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