La iniciativa de esta trigésima Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Problema Mundial de las Drogas (UNGASS, por sus siglas en inglés) nació hace cuatro años atrás ante el pedido de tres mandatarios que debieron y deben lidiar en sus respectivos países con mercados complejos de drogas ilícitas y sistemas legales que no les ayudó a regular dichos 'negocios negros': Felipe Calderón (México), Juan Manuel Santos (Colombia) y Otto Pérez Molina (Guatemala).

Esta reunión, que empezó el martes y que finaliza este jueves, tenía como objetivo repensar la llamada 'guerra contra las drogas', que ha obtenido pocos logros en regular dicho mercado en el mundo y toda la criminalidad ocasionada por un sistema legal generalizado de carácter prohibicionista. 

Sin embargo, cabe mencionar, que esta cita se da con un documento ya aprobado previamente, en el que la sociedad civil ha sido la gran ausente, justamente el sector del que han nacido las iniciativas más progresistas y que representaron realmente un cambio de enfoque (Uruguay, México, Estados Unidos, Portugal).

Diego García Sayán, abogado y exministro peruano, ha escrito al respecto en su artículo "Reunión mundial sobre drogas: esperanzas y fiascos", publicado en El País de España, y ha dicho que el documento aprobado que ya existía un mes antes de la UNGASS repite políticas vigentes, mantiene el poco realismo de las mismas políticas y en él prevalece la visión conservadora de países como Rusia, Pakistán, Egipto, Irán y varios africanos.

Puedes revisar el documento haciendo clic aquí.

Es importante saber que dicho texto fue desarrollado por jefes de Estado y de Gobierno, ministros y representantes de los Estados Miembros de las Naciones Unidas, es decir, por los mismos que se han encargado de perpetuar lo que ahora pretendían repensar. Quizá de ahí el conservadurismo que critica García Sayán. 

Gestos como el de William Brownfield, funcionario contra el narcotráfico del Departamento de Estado en EEUU, citado en NY Times, quien dijo que la posición de su gobierno es no interferir en las decisiones de otros países en materia de política de drogas, casi pierden sustancia ante el documento acordado por la UNGASS, aunque fuese ciertos. 

Sin duda el documento tiene aportes nada desdeñables, porque, por ejemplo, propone que la Comisión de Estupefacientes (CND) de la ONU flexibilice sus directrices de ser necesario ante los nuevos problemas asociados al mercado de drogas ilícitas. Asimismo, pide el compromiso de los países de respetar los derechos humanos, a los jóvenes, las mujeres, los niños, a los miembros vulnerables de la sociedad y a las comunidades, al momento de aplicar y desarrollar políticas. Así como incentivar el acceso a estupefacientes solo para investigación científica y médica.

"¿Cómo explicarle a un campesino colombiano que puede ir a la cárcel por cultivar marihuana, mientras un joven en el estado de Colorado en Estados Unidos abre su segunda tienda de venta legal de marihuana recreacional y disfruta de sus crecientes ganancias?", se preguntaba el mandatario colombiano Juan Manuel Santos en un artículo publicado en El Nacional días antes de la UNGASS. Como lo ha dicho el mismo Santos, estratégicamente, su gobierno no busca la legalización, sino repensar cuáles son las prioridades.

El presidente mexicano Peña Nieto propuso también en su discurso días atrás en la ONU el cambio del enfoque prohibicionista, por uno de Derechos Humanos y que aborde inexorablemente el problema de salud, así como la reconsideración de los procedimientos estatales ante distintos problemas sociales vinculados a este mercado.

Sin embargo, Peña Nieto, al igual que el presidente peruano Ollanta Humala este jueves en Nueva York, lugar donde se realiza la reunión, también se dedicó a resaltar y enfatizar los 'logros' conseguidos por su gobierno. 'Logros' entre comillas, ya que, por el lado de México, bandas criminales financiadas con mercados negros de estupefacientes se disputan territorios, además de tener fuertes vínculos con sectores gubernamentales. 

En nuestro caso,  Perú sigue siendo uno de los más importantes productores -si no el más importante- de drogas cocaínicas, las que se exportan a distintas partes del mundo; así como van apareciendo nuevos indicios que prueban el vínculo entre la política y el narcotráfico. 

Ann Fordham, directora ejecutiva del Consorcio Internacional sobre Políticas de Drogas (IDPC), ha dicho sobre la UNGASS: “Fue invocada por tres países en América Latina que están desesperados por lograr una evaluación crítica de los fracasos de la guerra global contra las drogas, y una exploración abierta y honesta de las alternativas. Pero el Documento de Resultados no hace tal cosa. En lugar de ello, refleja una postura de consenso del mínimo denominador común, casi totalmente desconectada de la realidad”. 

Por su parte, Steve Rolles, analista principal de políticas en la Fundación para Transformar las Políticas sobre Drogas, dijo sobre esta reunión: “la rimbombante reafirmación de que ‘todo sigue igual’ contenida en el Documento de Resultados de la UNGASS, constituye una grave traición a los numerosos actores involucrados en todo el mundo a quienes se había prometido un verdadero diálogo, nuevas ideas y cambio”.


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