Bien es sabido que, al margen del tema migratorio, a Donald Trump le encanta hablar de dinero. Es así que en varias ocasiones ha dicho a sus seguidores que 'soy muy rico' y que siempre ha sido bueno para hacer plata. 

En la actualidad, el magnate inmobiliario valora su patrimonio neto en más de 10.000 millones de dólares, aunque la cantidad ha sido cuestionada y por ello no hay claridad sobre a cuánto asciende su fortuna exactamente. 

Según la revista Forbes, su valor neto es de 4.500 millones de dólares, mientras que Wealth-X dice que es de 4.400 millones y Bloomberg afirma que es solo de 900 millones. 

Por su parte Trump dice que 'tiene mucho más'.

La herencia de su padre

En octubre del año pasado, el precandidato republicano dijo a los votantes que fue su padre quien le dio un 'pequeño préstamo' de un millón de dólares para empezar. 

Sin embargo, Trump obtuvo de él no solo el financiamiento necesario para empezar a acuñar su fortuna, sino que también heredó su estilo de negociación. 

Y es que Fred Trump comenzó un negocio millonario de bienes raíces residenciales en los distritos de Brooklyn y Queens en Nueva York. Era conocido por la calidad de sus construcciones, algunas de las cuales se mantienen hasta la actualidad, y por su austeridad. 

Comúnmente terminaba las obras por debajo del presupuesto en proyectos financiados por el gobierno. Es así que se guardaba la diferencia como una utilidad, una práctica que, aunque legal, hizo que lo citaran ante el Congreso. En ese sentido Gwenda Blair, el autor de 'Los Trump', aseguró:

"Fred Trump nunca dejó pasar un beneficio de impuestos sin aprovechar".

Y aunque Donald asegura que fue su decisión pasar de la construcción de viviendas de bajo costo a torres de lujo en Manhattan, Blair cree que fue su padre quien probablemente tomó la medida:

"Donald Trump se basó en los recursos de su padre. Necesitaba a su padre como codeudor de sus préstamos y confió en sus conexiones en la política y la banca".

Bienes raíces 

El primer gran proyecto de Trump fue el Hotel Commodore. Se asoció con la Organización Hyatt para comprarlo en 1976 por un precio que nunca se dio a conocer y más tarde le cambió el nombre a Grand Hyatt. 

En ese entonces, la ciudad de Nueva York no era vista como el lugar de vacaciones de lujo que es hoy. Es por ello que la inversión fue de gran riesgo para el aún joven empresario. 

Usando las habilidades de negociación de las que se jacta en su reciente campaña electoral, el magnate convenció a la ciudad de dar al hotel una rebaja de impuestos de 40 años, la misma que le ahorró 160 millones de dólares. Años después, en 1996 vendió su mitad del hotel a Hyatt por 142 millones de dólares. 

Sin embargo, este solo fue el inicio de su subida. Siguió invirtiendo en el desarrollo y construcción de grandes edificios en Nueva York, incluyendo la compra del Hotel Plaza y el antiguo edificio del Banco de Manhattan. 

La pieza más importante de su compañía es la Torre Trump, un edificio de 58 pisos ubicado en la Quinta Avenida y terminado en 1983. El precandidato y su familia viven en los pisos superiores de la construcción. 

Su marca

Aunque Trump puede decir que es un magnate de los bienes raíces, la mayor parte de su patrimonio proviene del valor de su marca, la misma que empezó a construir en la década de los ochentas. 

Hoy en día muchas marcas pagan derechos por usar el nombre, aunque no son propiedad de la Organización Trump. Es así que Trump Ocean Club y Trump Fine Foods, son algunas que se han aventurado a utilizar la firma del empresario. 

En 1987, cuando publicó su libro 'El arte de la negociación', su fama alcanzó niveles inesperados. Y es que solidificó su reputación como negociador sin pelos en la lengua, reforzada por su carrera de diez años como anfitrión del programa de televisión The Apprentice. 

Y es que sus groseros comentarios y el despido de empleados, muchas veces de manera arbitraria, le ganaron muchos admiradores. 

El Trump empresario

Como su padre, Donald tiene la reputación de ahorrar cada centavo que pueda. En ese sentido indicó:

"Lucho como el infierno para pagar lo menos posible".

Sin embargo, este mismo estilo es el que le ha ocasionado varias batallas legales. Por ejemplo, enfrenta una demanda por la Universidad Trump y fue llevado a los tribunales por sindicatos y exempleados.

No obstante Trump ha utilizado también las demandas como herramientas:

Demandó a un ex concursante de Miss EEUU por criticar el concurso de su propiedad y a Deutsche Bank por negarse a darle una extensión del préstamo en un proyecto de construcción en Chicago. 

A pesar de ello, es frecuentemente elogiado por su sentido de los negocios. En ese sentido, el inversor Carl Icahn, dijo que es 'un tipo con la mente muy abierta' y que tiene un 'ego fuerte, cree en sí mismo y está dispuesto a escuchar'. 

Propiedad extrajera

Los negocios del magnate fuera de los Estados Unidos pueden ser tan polémicos como su campaña. Y es que ha llamado tramposos a los chinos, pero trajo a inversores de este país para ayudar a financiar algunos de sus proyectos inmobiliarios. 

Dice que ama a Escocia, lugar donde nació su madre y donde es propietario de varios campos de golf, aunque criticó a su gobierno y a los tribunales de Reino Unido por permitir la construcción de un parque eólico frente a su campo de Balmedie en Aberdeenshire. 

Asimismo el Trump Ocean Resort Baja México tuvo que llegar a un acuerdo por una demanda con inversores que gastaron millones de dóalres para comprar condominios o apartamentos que nunca fueron construidos.

A medida que aumentaba la polémica, Trump indicó que los promotores licenciaron su nombre y que él no era el responsable del edificio, a pesar de que aparece en el material publicitario. 

También ha sido criticado por permitir que la marca de ropa que lleva su nombre importe productos de México, mientras que critica a otras empresas que importan mercancías a Estados Unidos. 

(Con información de la BBC Mundo)

(Foto de cabecera: EFE)