En medio de uno de los procesos electorales más inestables desde la caída del fujimorismo, vale la pena dar un vistazo a la relación de la sociedad con las distintas posturas políticas, económicas y sociales. Por ello el Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica realizó un sondeo en a 1200 personas de 19 regiones del país para medir la satisfacción de la sociedad con sus instituciones, las políticas implementadas por el último gobierno y las formas que creen más convenientes aplicar para solucionar los problemas. 

En el caso de la "situación política" del país nadie considera que esta sea Muy Buena y, por el contrario, el 43% la ve como Mala y el 37.8% como Regular. 

En relación al cambio que se ha dado en el país durante estos últimos cinco años respecto a la economía, la política, los servicios de salud, la educación y la seguridad, la mayoría, en general, perciben que no ha habido cambio alguno o que se encuentra en peor estado. El caso más grave parece ser la inseguridad, donde el 76% afirma que la situación es peor. La mejora más alta se da en el sector de la educación, donde el 20% coincide en que esta ha mejorado. 

El estudio realiza también una comparación entre la percepción planteada en el 2011 y este año sobre la necesidad de una reorientación de las políticas económicas: el 33% que creía que debían darse cambios radicales en este aspecto ahora ha crecido al 40%, mientras que el 22% que señalaba que todo debía mantenerse igual se ha reducido al 13%. En esa línea el 51% está de acuerdo en que el Estado intervenga en mayor medida para el desarrollo del país y el 36% considera que el mejor camino es la economía privada de mercado. Cabe resaltar que el porcentaje que aceptaría que el Estado juegue un papel más protagónico se ha elevado en 10% desde el 2001. 

Estas perspectivas económicas coinciden a la vez con el 43% que ve crucial realizar "cambios radicales" para que la sociedad mejore. A la vez el 41.5% cree en la necesidad del cambio pero de manera "paulatina". Solo el 8.6% cree que debe evitarse los cambios en nombre de la estabilidad. 

En esa línea, desde el 2011, el 53% continua sintiéndose insatisfecho con la democracia. Las personas satisfechas se redujeron de 31 a 21% y los "nada satisfechos" crecieron de 11 a 21%. Sin embargo 61% asegura que "la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno" y solo el 16% cree que un régimen autoritario "puede ser preferible". 

La insatisfacción de esta democracia necesaria parece recaer en el trabajo de las instituciones. En general, más del 50% de las personas consultadas, afirmaron tener poca o nula confianza en la RENIEC (39%), la ONPE (55%), el JNE (62%), los medios de comunicación (56%), las encuestadoras (59%). El caso más grave resulta el 83% que no cree en los partidos políticos. 

Las cifras parecen demostrar una profunda angustia por resolver las tareas pendientes que llevan a apostar por "cambios radicales" que puedan dar resultados más allá de mantener una "inestabilidad". A ello se debe que la democracia no parezca satisfacer a las mayorías, pero no al punto de querer abandonarla. La democracia, a pesar de sus imperfecciones, se sigue considerando indispensable en buena medida. Pero dentro de esta, las instituciones que la representan no generan la confianza necesaria. 

Puedes revisar el reporte completo aquí.