El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva fue conducido hoy a una comisaría de la Policía Federal en Sao Paulo para que rinda testimonio en el marco de una investigación que lo implica en un caso de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, confirmaron fuentes oficiales.
De acuerdo con la prensa local, el exmandatario fue llevado a la sede de la Policía Federal en el aeropuerto de Congonhas, donde debería prestar declaración, lo que fue corroborado a Efe por fuentes políticas.
Lula fue llevado a comisaría después de que los agentes allanaran esta mañana su domicilio particular, la casa de uno de sus hijos y otras residencias cuya propiedad se le atribuye a su familia, dentro de una nueva fase de la operación que investiga los millonarios desvíos de dinero que se produjeron en Petrobras.
La operación fue ordenada por el juez federal Sergio Moro a pedido del Ministerio Público Federal, que sostuvo en un comunicado que "hay evidencias de que el expresidente Lula recibió valores oriundos del esquema Petrobras por medio del destino y reforma de un apartamento de tres plantas y de una finca campestre en Atiaba".
Ambos inmuebles figuran a nombre de personas próximas a Lula, pero las autoridades sospechan que en realidad pertenecen al exmandatario, a quien investigan por "lavado de dinero" y "ocultación de patrimonio".
La Fiscalía asegura que Lula "fue uno de los principales beneficiarios de los delitos" y que hay "pruebas" de que esas actividades ilícitas "lo enriquecieron y financiaron campañas electorales y la caja" del Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenecen él y la actual mandataria, Dilma Rousseff.
"Surgieron en la investigación referencias al nombre del expresidente Lula y de personas cuya actuación fue relevante para el éxito de la actividad delictiva", agrega la Fiscalía.
La operación llevada a cabo por la policía comenzó a primera hora de la mañana, cuando los agentes se presentaron en la residencia de Lula en la ciudad de Sao Bernardo do Campo, en la periferia de Sao Paulo.
También fueron allanadas la sede del Instituto Lula, que dirige el exjefe de Estado, además de la finca de Atibaia y un apartamento en el balneario de Guarujá, en el litoral paulista.
Mientras se llevan a cabo los mandatos de la Policía, varios grupos de personas partidarias y contrarias al gobernante Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece Lula y la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se enfrentaron en Sao Bernardo do Campo, la localidad donde vive el exmandatario, y en el aeropuerto de Congonhas.
En las últimas semanas, el Instituto Lula ha divulgado varios comunicados para negar que se haya beneficiado de las corruptelas de la estatal Petrobras, que salpican a una veintena de grandes empresas y a medio centenar de políticos.
Sin embargo, la situación de Lula se complicó ayer, cuando fue difundida la declaración del exjefe del grupo oficialista en el Senado Delcidio Amaral, delator en el caso Petrobras, que aseguró que el exmandatario "ordenó" sobornar a algunos de los detenidos para obtener su silencio y que no colaborasen con la justicia.
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Texto de EFE y foto de cabecera de Folha de Sao Paulo