El descontento del electorado con los políticos tradicionales significó el éxito en los primarias del pequeño estado de New Hampshire para dos candidatos que hasta ahora no habían tenido aspiraciones presidenciales. Se trata del demócrata y autodenominado socialista Bernie Sanders, el mismo que ya es un éxito entre los electores más jóvenes, y el polémico pero bastante famoso republicano y magnate del sector inmobiliario Donald Trump.  

Y es que decepcionados con la economía y con los políticos de Washington, los votantes de las primeras elecciones respondieron positivamente a los precandidatos que son vistos como fuera de las principales corrientes de sus respectivos partidos.

Sin embargo, los resultados aún no sugieren quién será el principal rival de Trump por el lado republicano y, por su parte, Hillary Clinton se mostró a la defensiva sobre sus perspectivas futuras.

Donald Trump

A pesar de su imparable avance, el Partido Republicano se encuentra muy preocupado por la posibilidad de que un showman novato en la política, solo experto en los negocios y con un duro, provocador y agresivo discurso, se consolide como el favorito para la nominación republicana a la Casa Blanca.

Pero los más conservadores aún guardan la esperanza de que los votantes moderados se inclinen por una alternativa diferente y más equilibrada a la candidatura de Trump.

Pero al margen del descontento de la clase política, el multimillonario obtuvo el triunfo absoluto en New Hampshire. Es así que en este estado cada uno de tres votantes optó por él. Sin embargo, aunque se esperaba saber quien aspiraría a disputarle el liderazgo, las primarias aclararon muy poco.

En este sentido, el segundo lugar lo obtuvo el gobernador de Ohio John Kasich, un político con gran experiencia gubernamental y lejano al clásico estilo de los republicanos de los últimos años. Su repunte se debió al rechazo que genera Trump por sus ofensas y exabruptos. Sin embargo, esto no fue suficiente para que alcanzara el triunfo pues otros factores como las élites políticas y la recuperación económica que ha dejado maltrecha la clase media, marcaron la elección por el magnate.

Por otro lado, la semana pasada, luego de los caucus de Iowa, la alternativa debía ser Marco Rubio, sin embargo, este falló en el debate televisado del sábado donde apareció como un político mecánico y acartonado.

Y aunque Rubio, Bush y Kasich superarían a multimillonario, ninguno está dispuesto a ceder el paso y formar una unidad contra él. Además, a pesar de la victoria de Ted Cruz en los caucus de Iowa, aún no se consolida un potencial rival que pueda hacerle frente a la amenaza de Trump. 

Bernie Sanders

El 'sanderismo' ha capturado tantas pasiones que ya se sienten las voces fuertes de sus seguidores mostrando su apoyo en casi todo el país, especialmente en las primarias de New Hampshire.

Y es que el veterano de izquierda de 74 años ha capitalizado el descontento social y arrasado entre los votantes más jóvenes con ideas que hasta el momento solo se movían en los márgenes de la política americana. 

Es así que el espacio ideológico que construyó dentro del Partido Demócrata, un ámbito que nadie se había atrevido a desarrollar, ha cosechado gran número de votantes que en otras elecciones presidenciales se quedaban en casa renegando de la política. 

Para algunos analistas, la clave que lo haría triunfar en el siguiente noviembre sería mantener a ese público no votante. Es así que se debe considerar que los estadounidenses no son tan conservadores como la política refleja, sino que lo que sucede es que mucha gente no se implica en el proceso de votación. 

En vista de ello, su rival Hillary Clinton reconoció algunos de sus errores, claro sin dejar de atacar a su principal contrincante:

“Sé que tengo mucho trabajo por hacer, especialmente con los jóvenes. Ningún banco es demasiado grande para caer, nadie es demasiado poderoso para evitar la cárcel...Subida de salarios, yo sé cómo hacerlo”. 

Es así que resaltó su experiencia frente a Sanders, una trayectoria en la que destaca su compromiso con los derechos de las mujeres, los niños y los homosexuales. 

Mientras esto sucede con Clinton, Sanders llena sus mítines clamando contra Wall Street y contra los ricos, promete sanidad y educación gratuita para todos y finalmente afirma que ve la revolución contra las élites no solo como una idea sino como una reforma de urgencia. 

Y es que ha tomado la crisis de la clase trabajadora y el descontento de los más jóvenes como su bastión para decir que el socialismo ya no es alta traición.

(Con información de El País e infobae.com)

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