La compañía minera Samarco propuso una suspensión temporal de trabajo a los 1.200 empleados apartados de sus funciones desde que el pasado 5 de noviembre la ruptura de dos de sus diques provocó un vertido de lodo tóxico que dejó, al menos, 17 muertos y 2 desaparecidos, dijeron hoy fuentes oficiales.
Desde que se produjo el vertido, que fue calificado por el Gobierno como el mayor desastre medioambiental ocurrido en Brasil, las autoridades habían determinado la suspensión de las actividades de la compañía, controlada por la brasileña Vale y la australiana BHP.
La propuesta presentada por la empresa a los sindicatos contempla la suspensión temporal de los empleados a partir del próximo 25 de enero, fecha hasta la cual los trabajadores continuarían trabajando en labores de limpieza y de conservación de los equipamientos, según informó la Agencia Brasil.
Durante el período de suspensión Samarco ofrecería a los trabajadores la posibilidad de realizar cursos de cualificación y pagaría una parte del salario, lo que sumado a las ayudas concedidas por el Estado en estos casos permitiría a los empleados mantener la totalidad de su salario.
"El trabajador recibirá, de esta manera, el 100 % de su salario, sufriendo apenas un descuento en su cotización a la Seguridad Social", señaló el Sindicato de los Metalúrgicos de Espírito Santo en un comunicado.
La propuesta también contempla la ampliación del compromiso de mantener los empleos, originalmente previsto hasta el 1 de marzo, hasta el 25 de abril, señalaron fuentes de la compañía, que afirmaron que esta propuesta es fruto del compromiso de la empresa por preservar los trabajos de los 3.000 empleados de la empresa minera.
Esta propuesta será presentada a los trabajadores el próximo 15 de enero, según apuntaron fuentes sindicales.
El desastre que tuvo lugar en el municipio de Mariana, en el estado brasileño de Minas Gerais, fue provocado por la ruptura de dos presas, lo que provocó el consecuente vertido de 62 millones de metros cúbicos de agua y residuos minerales, que sepultó algunas poblaciones y dejó un rastro de lodo tóxico en miles de kilómetros cuadrados.
La riada se desplazó 650 kilómetros por el lecho del río Doce hasta alcanzar el océano Atlántico, afectando a una región de la costa brasileña que, según las autoridades, tiene una gran diversidad de vida marina. EFE
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