Todos lo dicen. China estornuda y el mundo se estremece. Lo que ocurra con el gigante asiático repercute positiva y negativamente en el resto del mundo. Y este año que termina no fue la excepción, ni los anteriores. No sólo la desaceleración de la economía china hizo sufrir considerablemente a los productores de energía y productos básicos, también actuó como una fuerte limitante sobre el crecimiento en el resto del mundo en desarrollo, y frenó el crecimiento económico global. Los peruanos lo hemos vivido. "Nuestro rendimiento va a depender mucho de cómo vaya la dinámica en China", dijo un exministro de Economía de este régimen.
¿Y qué ocurrirá en el 2016? El influyente diario de negocios británico Financial Times reconoce que China nuevamente será de gran importancia para determinar la trayectoria de la economía mundial y la dirección de los flujos de capital. Sin embargo, considera que esta vez la historia no será sobre una economía en desaceleración, ya que las medidas que tomó el gobierno de Xi Jinping para estimular la economía están teniendo impacto positivo.
De hecho, la inversión se está recuperando en respuesta a la mayor inversión en infraestructura, sobre todo por parte de los gobiernos locales, lo que refleja la relajación de las restricciones de financiamiento sobre ellos. Además, las empresas estatales también han estado invirtiendo mucho más.
Para los británicos, esto representa un retorno al antiguo modelo de crecimiento dirigido por la inversión y las exportaciones del que Beijing estaba intentando escapar. "El próximo año será concluyente sobre si se han descartado los planes para reequilibrar la economía hacia el consumo y para continuar con la liberalización financiera", asegura el periodista John Plender en su artículo.
Un resultado negativo externo del modelo de crecimiento insostenible de China es que se han deprimido los rendimientos de muchas industrias a causa de la contribución de China al exceso de capacidad global. Este ha sido un factor en los bajos niveles de inversión industrial en Estados Unidos y Europa desde la crisis financiera.
Si las autoridades chinas recuperan su apetito por las reformas financieras, se podría sentir otro tipo de impacto fuera de China, señala Plender. Un cambio hacia la plena liberalización de la cuenta de capital liberaría el gran depósito de ahorros en los hogares y en los sectores corporativos y lo dirigiría a los mercados extranjeros.
"La tentación de diversificarse hacia las inversiones en los países con derechos de propiedad más seguros y gobiernos estables sería abrumadora. Eso provocaría burbujas, especialmente en los relativamente estrechos mercados del mundo en desarrollo y también en los países ricos. Le pueden pasar cosas peores a una economía", advierte.
¿Y en el Perú? El enfriamiento de China en el 2015 disminuyó la demanda por productos peruanos, lo que afectó a nuestras exportaciones tradicionales y no tradicionales. También afectó los precios de las materias primas, y con ello la economía nacional no la pasó bien, como en el resto de la región (el Perú depende en gran parte de la demanda de materias primas por parte del gigante asiático).
Para el 2016, es probable que sigamos experimentando la volatilidad actual. La reorientación económica hacia el consumo interno chino repercutirá en economías emergentes -como la nuestra- que dependen de los commodities mineros. Aquí vale recordar lo que Carlos Ganoza Durant y Andrea Stiglich, autores de El Perú está calato, dijeron hace tres meses: "... en el Perú deberíamos comenzar a acostumbrarnos a no contar con China para crecer; va a estar bastante ocupada".
Finalmente, sería bueno que, antes de lanzar promesas de recuperar la economía peruana, los candidatos presidenciales analicen lo que se viene con China este nuevo año.
Yapa track:
Un recordaris: “De verdad, yo también le prendo una velita todos los días y rezo para que China no se nos caiga”, exministro de Economía Luis Miguel Castilla (octubre del 2011)