La Junta Nacional de Palmicultores (Junpalma) advirtió recientemente que  volverían a sembrar coca si la palma de aceite no se convierte en la fuente principal de sus ingresos.  Señalan que la ley de promoción del mercado de biodiesel solo beneficia a los argentinos y los intermediarios, pues anualmente se compran alrededor de US$ 200 millones en biodiesel de Argentina, "lo que paraliza plantas de biodiesel locales y deja a los palmicultores sin mercado".

"Los palmicultores fueron motivados en la siembra de palma aceitera con la finalidad de abastecer el mercado de alimentos, y con gran expectativa para el mercado del biodiesel. Muchos de ellos ex cocaleros de los valles del Huallaga, Aguaytía, Neshuya, en las regiones de San Martín, Ucayali, Huánuco y Loreto; sin embargo el abastecimiento de sus frutos es cero para la producción de biodiesel, debido a la competencia desleal del biodiesel que proviene de Argentina", dice en un comunicado.

Y añade: "Han pasado casi dos años, desde que se inició las denuncias ante el Indecopi, y el proceso no avanza. Este año hubo reuniones entre esa institución y el gremio palmero hasta en dos ocasiones y cartas para insistir en el tema, pero no se tiene respuesta".

"San Martín, Ucayali, Huánuco y Loreto, esas son las cuatro regiones donde se está sembrando palma aceitera. Se ha analizado el tema, sobre todo la falta de pronunciamiento de Indecopi, porque nos habían ofrecido pronunciarse a fines de junio, luego nos dijeron a fines de setiembre, con los hechos esenciales que prácticamente marcan la pauta de hacia dónde se va a dirigir la resolución final", dice Ledgard Arévalo, presidente de la asociación, que es parte de la cadena productiva del Grupo Romero, y, por ende, vinculada al controvertido Grupo Melca.

Arévalo afirma que lo que ellos cultivan no afecta a los bosques originarios, como preocupa a algunas organizaciones ambientalistas. "Apenas produciríamos 50 mil hectáreas. Necesitamos 50 mil hectáreas en producción, maduras, con 8 años de producción, para poder satisfacer esa demanda nacional solamente de biocombustible. Pero el resto para alimentos también tenemos ahí una buena potencialidad".

"Los pequeños y medianos productores hemos desarrollado la palma aceitera en zonas ya deforestadas, ya degradadas, mayormente por el cultivo de hoja de coca, porque todos sembraban en su mayoría eso. Ese es el desarrollo que hemos hecho. Solamente tenemos 77 mil y el Grupo Romero estará con 23 mil hectáreas, el Melca con 11 mil hectáreas. El resto está en manos de pequeños y medianos productores de palma aceitera", explica.

Respecto de las críticas al cultivo de la palma aceitera, se defiende: "Si nosotros vemos la deforestación en la Amazonía, más de un millón y medio son pastizales. El arroz, el maíz nos superan en áreas. Hay más de 150 mil hectáreas en arroz y maíz, y nosotros no llegamos ni a 100 mil. Entonces, esa es una ironía porque nos han satanizado y por eso yo siempre estoy pidiendo que en las reuniones que tengamos ahora del plan nacional estén también las ONG ambientalistas".

Arévalo insiste en que los agricultores argentinos se llevan la mayor tajada con el biodiesel de Petroperú. "Y hablamos de más de 60 millones de dólares entre la diferencia de comprar producción nacional. Anteriormente, le habíamos planteado a Petroperú por qué no nos compra la producción nacional de biodiesel, a precio de mercado, y que la diferencia la traiga de Argentina. Si eso hubiésemos hecho, si se hubiera articulado así, gradualmente hubiésemos ido creciendo, pero no ocurre de esa manera".

 Arévalo no quiere conflictos con los críticos y más bien remarca que su institución rompe el mito que dice que la palma aceitera es un monocultivo. También dice que se sienten engañados. El gobierno les indicó que les daba muchas condiciones para que entren al cultivo de la palma. "Al cabo de los años nos dejaron abandonados. Hemos sido estafados", agrega.

El dirigente comenta que los cultivadores de palma aceitera han desplazado el cultivo ilícito de la coca. Y que para no perjudicar a los bosques han acudido a bosques secundarios no primarios. "Piensan que podemos replicar lo de Malasia. Si vemos la geografía y normativa que tenemos es diferente. Porque aquí ya tenemos establecido cuáles son los bosques de producción permanente y cuáles son las áreas de protección. Que lo digan las ONG si estamos colisionando con ellos. Nosotros estamos pidiendo que se invite también a las comunidades nativas y se titule sus áreas. Queremos ser respetuosos de las normativas. Nosotros exigimos un plan nacional para sentarnos todos ahí: las ONG y las comunidades nativas. Poder decir dónde vamos a ir. Identificar las áreas para que pueda desarrollarse la palma a gran escala. Nosotros no tenemos la capacidad económica para desarrollar a gran escala. A las justas podríamos desarrollar 100 o 200 hectáreas, como el proyecto Mariátegui, que tiene 600 hectáreas al lado del grupo Palmas", detalla.

El representante de los cultivadores de aceite de palma señaló que no saben a quién van a vender su producción ya que actualmente el mercado de aceites y grasas ya está saturado, por eso se busca ingresar al sector de biodiesel. Mientras tanto, siguen a la espera del Indecopi y no descartan volver a cultivar coca si no tienen las respuestas esperadas.