(LaMula.pe desde París) Observadores, delegaciones nacionales y periodistas esperábamos este sábado, 5 de diciembre, un nuevo borrador elaborado por el plenario de la COP21, que durante las últimas 24 horas estuvo en maratónicas sesiones, tanto plenarias como grupales y por delegaciones. Y así ha ocurrido. El documento, que se ha publicado hace poco y que se llamará oficialmente "Acuerdo de París", tiene 48 páginas (el texto en concreto 22 páginas, otras 21 de un conjunto de decisiones que se desarrollan y 5 más de un anexo con 96 propuestas de aspectos que cambiar en el borrador) y 26 artículos, pero aún tiene muchísimas opciones abiertas. Eso sí, los corchetes (puntos pendientes) se redujeron de 1,400 a 750.  

Sobre esta base deberán negociar los ministros. La representante francesa Laurence Tubiana señaló ante las delegaciones que este texto es "una nueva base de negociaciones aceptada por todos", y que "ahora se trata de escribir lo que sigue", esto en referencia a que a partir del lunes los ministros de los países que forman parte de esta convención terminen de afinar el acuerdo, que debería quedar listo el 11 de diciembre. Incluso la francesa ha mostrado su optimismo en que se tenga un documento final aprobado un día antes (para que los juristas lo revisen y sea traducido a los seis idiomas oficiales de Naciones Unidas (árabe, chino, inglés, francés, ruso y español) y pueda ser suscrito el viernes.

Pero la funcionaria también pisa tierra y reconoce que pese a las buenas intenciones y los avances aún no se está al final del camino y que la mayor parte de los temas más problemáticos continúan sin resolver.

Por su parte, la jefa del equipo negociador de la Unión Europea (UE), Elina Bardram, subrayó que éste es "un texto aceptable para todos". Mientras que la secretaria de la Convención de Cambio Climático de la ONU, Christiana Figueres apuntó que no es fácil llegar a un acuerdo final. "No es fácil. Si fuera fácil no estaríamos todos aquí ahora mismo", dijo.

¿En qué se está de acuerdo?

Se plantea una rápida reducción de las emisiones mundiales de C02 (los gases derivados de la quema de los combustibles fósiles como el petróleo o el carbón que están provocando el cambio climático) en el año 2050, pero no se cuantifica la cifra.

Por otro lado, se especifica que el recorte total de emisiones debería realizarse entre el año 2060 y el 2080. De momento, son dos opciones, pero lo bueno es que continúan en el texto, y ahí radica el avance.

Asimismo se mantiene el objetivo de que la temperatura media del planeta no suba más de 2 grados centígrados. Ojo que aquí hay una discusión entre quienes (los denominados países más vulnerables) han subrayado que se debe fijar 1.5 grados.

Otro de los puntos clave del principio de acuerdo reconoce que el recorte de emisiones (que no cuantifica) tiene que ser distribuido de forma equitativa según la responsabilidad histórica de los países.

Discordia

El escollo principal sigue siendo el financiamiento de la ayuda climática a los países del sur y la diferenciación de los esfuerzos que le corresponde hacer a cada cual para luchar contra el cambio climático.

De cara a la construcción de un planeta convertido a las economías sostenibles, los países del sur empujan para que los US$100,000 millones anuales de ayuda al desarrollo verde prometidos a partir del 2020 sean sólo un punto de partida.

Los países centroamericanos quieren que el acuerdo de París reconozca explícitamente su vulnerabilidad frente al cambio climático, lo cual les facilitaría el acceso a la ayuda internacional.

La próxima semana, entonces, será mucho más intensa. Los ases saldrán al descubierto, algunas reticencias se mantendrán, las buenas intenciones continuarán, igual que el optimismo y el escepticismo. ¿Este borrador da pie a pensar en que tendremos un acuerdo vinculante? Difícil asegurarlo.


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