(LaMula.pe en París) Hoy empezó en Francia la vigésimo primera Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). Durante dos semanas, los 196 Estados tendrán la ardua tarea de alcanzar un nuevo acuerdo legal vinculante aplicable a todos los países, que deberá entrar en vigor a desde el 2020: limitar el aumento de la temperatura mundial a 2ºC.  

En esta COP no se discute sólo la mitigación de los gases de efecto invernadero o la adaptación a los impactos del clima, sino también los flujos de financiamiento y ayuda económica a los países más vulnerables, el enfoque de género y de derechos humanos o la reparación de las pérdidas y daños. Precisamente los países latinoamericanos tienen posiciones diferenciadas de acuerdo a sus características y problemas específicos.

Y es que Latinoamérica es especialmente vulnerable al cambio climático, los temas más sensibles para el desarrollo que los países de la región esperan ver incluidos en el gran acuerdo mundial son: adaptación, para que las sociedades más vulnerables se adapten a los impactos de los cambios en la temperatura del planeta; financiamiento, para establecer el origen y los flujos económicos para incrementar la resiliencia de los países y construir sociedades bajas en emisiones; y pérdidas y daños, para esclarecer cómo los países más afectados se recuperarán frente a fenómenos climáticos extremos más recurrentes.

Asimismo son importantes para la región el fortalecimiento de capacidades, un mecanismo que pretende ayudar a los países menos desarrollados a una transición hacia una economía limpia; y la transferencia tecnológica, un sistema para eliminar barreras económicas para cooperar en el desarrollo de la tecnología.

Lo irónico es que siendo vulnerable, la región no tiene mayor responsabilidad en el cambio climático. Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de América latina y el Caribe acumuladas desde 1850 son de alrededor del 7% de las emisiones a nivel global. No obstante, siempre ha mantenido un papel activo en las negociaciones de cara a buscar una eventual solución. Los estados de América Latina y el Caribe, excepto México, forman parte del G-77+China, a los que les une su condición de ser considerados “países en desarrollo”. Pero debido a su diversidad de intereses, nunca han presentado una posición común y están integrados en otros grupos específicos de negociación dentro de la CMNUCC.

Los bloques más significativos donde intervienen los Estados de la región representan casi todo el espectro de posiciones defendidas por los denominados países en desarrollo y emergentes a nivel global. Sus posturas dependen de su vulnerabilidad ante el cambio climático y de su orientación política. 


¿Qué dicen estos países?


Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (AILAC)

Se constituyó como grupo formal de negociación en la COP18 de Doha en 2012 y está integrado por Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Perú y Paraguay. Su visión se basa en que es posible conciliar el desarrollo con una reducción significativa de las emisiones de GEI. Siempre han sido favorables a los mecanismos de mercado como forma de afrontar el cambio climático, y por ello apuestan por el incremento de los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL) y los proyectos de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques (REDD+).


Perú

El gobierno peruano ha llegado a París con el rótulo de liderar iniciativas climáticas con atención en bosques (proyectos REDD+) y resiliencia. "Sí es posible generar riqueza y desarrollo sin destruir nuestros bosques", es el mensaje principal del Perú para ofrecer una respuesta a los efectos del cambio climático. Su estrategia se basa en valorar los bosques y la capacidad de resiliencia de los pueblos para promover la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero causados por actividades como la deforestación y el cambio de uso de suelos.


Brasil y BASIC

Es un negociador de considerable peso dentro de las cumbres climáticas. Forma parte del grupo BASIC junto a los países emergentes de China, India y Sudáfrica, aunque a nivel regional es un actor central con entidad propia. Sus emisiones de GEI, junto a las de México, representan más de la mitad de las emitidas en América Latina y el Caribe.


México y AILAC

Es otro de los actores significativos de la región y ha asumido un papel de intermediación entre los “países desarrollados” y los “países en desarrollo”. Mantiene una posición de afinidad con el AILAC, aunque pertenece al Grupo de Integridad Ambiental del que también son miembros Suiza, Corea del Sur, Mónaco y Liechtenstein. Suya fue la propuesta, aprobada en la COP16 de Cancún en 2010, de crear un Fondo Verde para el Clima (FVC) que intenta asegurar para los “países en desarrollo” el acceso a fondos financieros con el fin de que puedan afrontar su adaptación frente al cambio climático. Hasta el momento el Fondo tiene recaudados más de 10.000 millones de dólares.  


Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)

En este grupo destacan Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba y Nicaragua. Hacen una fuerte incidencia en la responsabilidad histórica de los “países desarrollados” y en su falta de voluntad para llegar a un acuerdo global, es decir, basan su posicionamiento en el Principio de Responsabilidades Comunes pero Diferenciadas. Para este bloque la distinción entre “países desarrollados” y “países en desarrollo” es fundamental, ya que consideran que los compromisos adoptados por los países del Sur Global no deben obstaculizar su derecho al desarrollo. Critican los mercados de carbono (proyectos REDD+) como mecanismos adecuados para frenar el calentamiento global. 

Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS)

Son los países más vulnerables del planeta frente al cambio climático. La elevación del nivel del mar podría suponer la desaparición física del territorio de algunos de ellos. Este grupo está conformado por 39 países insulares, de los cuales 16 pertenecen a la región de América Latina y el Caribe como Jamaica, Bahamas, Haití y República Dominicana, entre otros. Dada su extrema vulnerabilidad, su posicionamiento es de los más ambiciosos. Como bloque demandaron en setiembre una moratoria mundial a las nuevas minas de carbón. Exigen que el aumento de la temperatura global sea menor a 1,5ºC. 


Colombia

Plantea la disminución de la deforestación y considera a las áreas protegidas como una solución natural para enfrentar el cambio climático.


Mientras tanto, los dos bloques (países desarrollados y en vías de desarrollo) deberán prepararse para el 1 de enero de 2020. Será entonces cuando empezará a verse si los buenos propósitos que salgan de París son reales o terminan como los que surgieron de Kyoto y que acabaron en un gran fracaso.