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¿US$100,000 para cada peruano? Esta es la verdad de Jorge Locke, 'El Vendepatria'

Robby Ralston cuenta detalles de su primera novela, en la que el personaje principal ofrece subastar el Perú.

Publicado: 2015-11-23

Roberto Ralston Azcárate (53) se define como un peruanazo, con abuelos moqueguanos, charapas y chalacos. Desde hace más de 30 años es publicista y marketero, específicamente un redactor creativo. Trabajó durante 20 años en McCann Erickson y llegó a ser vicepresidente creativo para América Latina y el Caribe, y presidente de Mccann Erickson Perú, hasta ahora el único profesional creativo que ha ocupado ese cargo. En el 2006 creó su empresa de comunicaciones de marketing Robby Ralston - Consultoría Creativa. Mistura es una marca creada por su firma y su campaña más recordada por los peruanos es 'Todo va a estar bien', de Rimac.  

Robby acaba de publicar el libro 'El Vendepatria', una comedia cuyo personaje central es ¡Jorge Locke! Sí, el candidato presidencial que ofrece a sus electores vender el Perú y repartir US$100,000 por cabeza. LaMula.pe entrevistó la semana pasada al personaje y éste creó polémica: rechazos y aceptaciones a la propuesta de que un país pueda comprar al nuestro. Ahora es el turno de conversar con su creador.

Robby Ralston, creador de jorge locke.

"Pienso que uno de los principales problemas de nuestro querido Perú es que no tenemos un propósito, una razón de ser. Nos falta esa visión.  En ninguna parte se nos dice qué debemos ser los peruanos, a qué debemos aspirar. La ausencia de esa visión nacional es -a mi juicio- la razón principal de nuestra falta de unión, nuestra falta de solidaridad y nuestra falta de patriotismo. Somos 30 millones de individuos que comparten un territorio, pero no tenemos un propósito común. Hemos nacido en el país del sálvese quien pueda y… eso es lo que hacemos", dice Robby. 


¿Quién es Jorge Locke?

Jorge Locke es el personaje principal de mi libro. Un personaje 100% de ficción. En la comedia él es un político aprista, que viaja mucho por el interior del país y se frustra al ver que nada funciona, que el Estado está ausente y que millones de peruanos están condenados a la pobreza eterna y hereditaria.  

A Locke, un hombre 100% práctico y pragmático, se le ocurre la peregrina idea de que, como el Perú no funciona y ya tenemos casi 200 años intentando que funcione, pues mejor le vendemos esta vaina a un país desarrollado que tenga políticos que sí lo puedan hacer funcionar y nos repartimos la plata entre todos: US$100,000 para cada peruano.

Resulta que a los peruanos, tan frustrados como Locke de vivir en un país que va sin rumbo, la idea no les parece para nada peregrina. Sorprendentemente lo apoyan, lo eligen presidente y el libro cuenta la historia de todo lo que hizo Locke para vender el Perú.

¿Cuánto te acercas a la visión de Locke?

¡Mucho! Es decir, no comparto con él la idea de vender el país, pero me acerco mucho a su frustración con nuestro sistema político y la falta de visión de nuestros gobernantes. Para mí, el Perú va sin rumbo. Ninguno de los cuatro candidatos principales tiene una mínima visión de hacia dónde quieren llevar al Perú. Quieren el poder, quieren manejar el auto, pero si les preguntas hacia dónde quieren ir, no tendrán respuesta. Quieren sacar el auto a pasear y meterle el acelerador a fondo para ver qué se siente y para tomarse una foto en el asiento del piloto. Y todos nosotros somos unos idiotas irresponsables que les prestamos las llaves del Mercedes sin pedirles ni siquiera que nos muestren el brevete. 

Pienso que la política es una de las actividades que -a contramano de todas las demás industrias del Perú- ha empeorado muchísimo en estos 30 años. No hay un Víctor Raúl, ni un Belaunde, ni un Luis Alberto, ni nadie que se les llegue cerca ni que les vaya a llegar cerca. No discuten temas importantes, no proponen ideas, y van al Congreso con la única intención de meterse a la cárcel los unos a los otros.

Cansa verlos. Agota escucharlos. Deprime tenerlos. Y en ese sentido, sí pienso como Locke: tenemos que hacer algo realmente importante para romper con esta espiral de ineficiencia y corrupción. Tengo 53 años. En 30 más me muero, y este país no va a ser mejor que lo que yo era cuando llegué a él. Los problemas que existían en mi infancia persisten.

¿Por qué esta campaña para promocionar tu libro? Muchos creyeron que era un persona real. Ahora se desencantarán...

Primero, porque podíamos, porque somos publicistas y teníamos alrededor todo este talento que se fue sumando con sus ideas y hubiera sido una tontería no aprovecharla. Segundo, porque nos pareció muy divertido hacerlo. Era un juego, una humorada que iba muy de acuerdo al espíritu de la comedia. Finalmente, porque el libro llegó al mundo en una coyuntura preelectoral. No fue un cálculo, la idea tiene casi 30 años en mi cabeza, y empecé a escribirla hace siete años. Simplemente pasó que cuando la terminé estábamos en esta temporada: se alinearon los astros.   

Lo que arrancó como una campaña publicitaria se convirtió al poco tiempo en un experimento, en una intervención social. Durante seis días intervinimos en las vidas de la gente presentando a Jorge Locke como si fuese un candidato de verdad, presentando la loca idea de vender el Perú. Hicimos que la gente viva lo que los personajes del libro: negación y rechazo, incredulidad, aceptación, apoyo incondicional… Y me parece que lo mismo pasó en la gente.

Tú viste las decenas de comentarios a la entrevista que le hicimos a Locke en La Mula. Hubo muchos adeptos al pensamiento Locke, ¿qué piensas de ello?

Que -desafortunadamente- lo que describo en el libro en tono de humor es una realidad dramática allá afuera. Muchas personas estuvieron en contra, muchas personas simplemente se rieron, pero un buen grupo quería saber más acerca de los detalles de la venta, y otro grupo muy grande estuvo completamente a favor de la idea de vender el Perú desde el inicio.   

La frustración que siente Locke existe. La falta de liderazgo y dirección, la falta de rumbo de nuestros líderes políticos se siente, se resiente y se requetesiente. La lees en esos comentarios en los que justifican muy racionalmente su determinación de apoyar la idea, y su intención de unirse al 'Partido Pragmático Peruano'. Mientras tanto, la mayoría de los que estaban en contra, lo estaban por razones románticas y emocionales: la patria, el suelo que te vio nacer, la historia… Y muchos de este grupo estaban de acuerdo con los argumentos de Locke, sólo que no coincidían con que la solución fuese vender el país. La frustración está.

Ahora… eso es un peligro, ah. Fíjate: en apenas seis días, con casi cero soles de inversión y sólo con la ayuda de algunos cómplices amigos logramos meternos en las vidas de decenas de miles de personas y hacer que ellas participen y que adopten la idea. Imagínate lo que alguien podría lograr si le mete algunos millones de dólares a la idea, si le mete televisión, radio, paneles, entrevistas… Es una locura. La frustración y el cansancio de la gente está ahí. Es un problema que los políticos deberían analizar seriamente. Pero claro, no lo van a hacer.

A lo largo del libro se muestra esa frustración...

En El Vendepatria uso el humor y una idea disruptiva con la intención de hacer reflexionar a los lectores respecto al gran problema del Perú: nuestra falta de unión, de cohesión, de una meta común, de una patria. Nuestra incapacidad de respetar las reglas, de ser solidarios, de sacrificar nuestra propia conveniencia en pro de un ideal mayor. No es culpa nuestra: lo que sucede es que ese ideal ¡no existe!   

Si lees al Artículo 1 de nuestra constitución verás que el fin supremo del Estado es proteger a la persona y ser dignos. Ese es nuestro ideal: protegernos y ser dignos. ¿Protegernos de quién? ¿Ser dignos de qué? En realidad, nos falta un propósito como país. ¿Para qué diablos existimos? ¿Qué queremos hacer con nuestras vidas? No existe esa visión. Por eso nos podemos pasar discutiendo años respecto a si una estrofa del himno es mejor que la otra, porque no sabemos cuál de las muchas que escribieron refleja mejor lo que queremos ser, así que nos conformamos a elegir subjetivamente la estrofa que molesta a menos personas, pero no podemos elegir la estrofa que motive más a los peruanos.

En una parte del libro, Locke le da un norte al país...

Una visión. El bienestar común progresivo. Al hacerlo, el Perú se comienza a arreglar rápidamente. El Congreso empieza a funcionar, el Poder Judicial también, lo mismo la Policía, y los ciudadanos participan y arreglan el país. Cuando le das a las personas un propósito común inspirador y motivador, la gente puede seguirlo y apoyarlo, puede unirse detrás de una idea. Eso es algo que he aprendido en mi trabajo de marketing y publicidad, que se aplica a una marca de zapatillas y también a un país.  

Hoy ese objetivo común no existe para los peruanos, y por eso este es el país del sálvese quien pueda. Y si para salvarnos, tenemos que vender el país… pues que así sea. En el Perú compramos votos con latas de atún y bolsas de arroz… imagínate si no se pueden comprar con 100 mil dólares y la promesa de un futuro mejor en muy corto plazo, como parte de una nación desarrollada.

¿Por qué un personaje ligado al Apra? Algunos apristas se incomodaron ...
Únicamente porque el Apra es el partido más importante y visible del país. Uno de los más longevos y que se ha dado maña para seguir vigente y haber tenido dos gobiernos. El Apra me servía para contar la historia, porque todo el mundo sabe quién es Alan, quién es Mulder, qué es La Casa del Pueblo. Si el PPC fuese tan icónico como el Apra, lo hubiese usado. No es central a la idea el usar el Apra. En el inicio estuve a punto de usar a Acción Popular, pero temí que los lectores más jóvenes no reconocieran a los personajes de los que les hablaba.
Estamos ante una comedia de nuestras taras políticas...

El Vendepatria es mi forma de invitar a mis queridos despatriotas a reflexionar un poco respecto a esta maravilla de país que tenemos, a parar la pelota y pensar. Necesitamos cambiar la forma en que elegimos a nuestros políticos y autoridades. Requerimos poner gente que piense, que idee, que proponga y dialogue. Gente con visión. 

Espero que su lectura divierta a las personas, pero al mismo tiempo, genere la reflexión y propicie en algo el cambio que necesitamos, para hacer del Perú la patria que no tenemos, pero merecemos. Y si no, pues en una de esas sí que nos conviene vender esta vaina.

Robby, ¿en verdad quieres al Perú?

Amo el Perú. Creo que es un país maravilloso, lleno de gente buena, trabajadora, emprendedora y en su mayoría gente honesta y de bien. Creo que como país, nos merecemos mucho más de lo que tenemos. Sea por trabajo o estudios me ha tocado vivir en otros países, en algunos de ellos pude experimentar lo que es una patria, un propósito común. Es una fuerza cohesionadora imparable que -en el fondo de los fondos- es lo yo deseo para mi Perú, y la idea que está detrás de El Vendepatria.


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Escrito por

ALBERTO ÑIQUEN G.

Editor en La Mula. Antropólogo, periodista, melómano, viajero, culturoso, lector, curioso ... @tinkueditores


Publicado en

Redacción mulera

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