En otra nota comentábamos que el Estado Islámico (ISIS) estaría entre los nueve mayores productores de petróleo, y que ello lo convierte más poderoso en sus acciones terroristas al contar con millones de dólares a su favor. Mientras se consolida la propuesta de cortar el financiamiento de esta organización terrorista y los 'aliados' bombardean lo que se supone es su sede (Raqqa), ésta puede hacer subir o bajar el precio del petróleo, aunque sea de manera indirecta.

Efectivamente. Ayer, tras el bombardeo contra su bastión y sobre todo dirigido contra más de un centenar de camiones cisterna que el ISIS usa para transportar el petróleo que obtiene en las zonas ocupadas hacia Siria, el precio del crudo en el mercado de Texas (el que interesa a la región norteamericana y latinoamericana) tuvo una jornada volátil en la que bajó de los 40 dólares pero se recuperó y cerró en 41.74 el barril, un aumento de más de 4%.

El petróleo es el principal instrumento de financiación de este grupo terrorista, por lo que destruir sus medios y yacimientos puede ser la mejor forma de asfixiar al Estado Islámico.  

Si esta estrategia se lleva hasta el final, el petróleo podría volver a encontrar su punto de equilibrio entre la oferta y la demanda, lo que conllevaría un importante aumento de su precio. De momento, hay sobreoferta en el mercado, pues de acuerdo con la Agencia de la Energía de EEUU, en lo que va de este año se están produciendo diariamente 1.6 millones de barriles adicionales: la producción diaria es de 95.5 millones de barriles; el consumo es de 93.9 millones.

Se supone que ISIS produce el equivalente a esa sobreoferta. Entonces, en opinión de analistas financieros, si los ataques se incrementan, la producción del grupo terrorista podría verse mermada considerablemente durante algún tiempo. Ello afectaría el precio del petróleo, que ante la menor oferta (y si las estimaciones de demanda se cumplen) sufriría un aumento.

Hoy, el precio del crudo de Texas cerró en 41 dólares.