Junto a República Dominicana, Argentina es uno de los países latinoamericanos que nunca ha tenido un debate presidencial televisado. La primera razón es que, en más de 200 años de historia, la patria de José de San Martín nunca había llegado a una segunda vuelta para elegir un presidente; y por lo general, este tipo de confrontaciones de ideas se hacen en esta etapa de los comicios.
Hasta la reforma constitucional de 1994, el presidente era elegido con mayoría simple; pero a partir de esa modificación, el ganador debe obtener más del 45% de los votos, o sacar una diferencia de 10% sobre el segundo siempre y cuando obtenga al menos 40% de los sufragios.
Hasta ahora no había ocurrido esto. En 1995, cuando comenzó estar vigente este cambio, Carlos Menem fue reelegido con 49,94. En 1999, Fernando de la Rúa, de la Unión Cívica Radical (UCR), en alianza con otros partidos de centro e izquierda, obtuvo 48,37%, contra 38,27% del peronista Eduardo Duhalde.
En 2003, Menem, que quería volver a ser presidente, logró apenas el 24,45% contra 22,24% de Néstor Kirchner. Legalmente debía realizarse el balotaje, pero ante las encuestas que le daban una victoria de 70-30 a Kirchner, por el profundo rechazo hacia Menem, éste se retiro a tres días de la segunda vuelta y no hubo necesidad de acudir nuevamente a las urnas.
En las siguientes elecciones tampoco hubo necesidad de segunda vuelta. Cristina Fernández fue elegida la primera presidenta mujer argentina en 2007, tras imponerse a Elisa Carrió por 45,29 contra 23,04%. En 2011 alcanzó un récord: alcanzó el 54,12%, dejando lejos al socialista Hermes Binner con 16,81%. Casi 12 millones de votos respaldaron a la señora Kirchner, que quedó viuda el año anterior.
Debido al gran respaldo popular de Cristina Fernández (más de 60% según diversas encuestas), se pensaba que Daniel Scioli, el candidato oficialista se impondría con lo justo en primera vuelta. Sin embargo, el 37,08% obtenido contra el 34,15% del derechista Mauricio Macri no solo anunciaron el balotaje, sino la estación más complicada para el kirchnerismo luego de 12 años de gobierno.
EL DEBATE EN LAS REDES
Aunque en la primera vuelta la oposición pedía debate, Scioli, que lideraba las encuestas, rechazó elegantemente la idea. Con la segunda vuelta anunciada, esto se hizo realidad. Conocedor del resultado el mismo día de la elección, el candidato oficialista se mandó un discurso en el que reivindicaba el legado de los Kirchner, anticipándose a lo que se venía.
A partir de eso, se instaló en la sociedad argentina un "debate", especialmente en las redes sociales, sobre si el país debía continuar con el actual modelo de justicia social, de reivindicación de la clase trabajadora, de justicia para las víctimas de la dictadura (1976-1983), de soberanía e independencia económica ante las presiones de los fondos buitre, pero al mismo tiempo con problemas de inflación; o de apostar por el "cambio", que básicamente consiste en volver a aplicar las recetas de los 90, basadas en el ajuste y la privatización, que terminó con nefastas consecuencias en diciembre del 2001.
CÓMO LLEGAN LOS CANDIDATOS: SUS ESTRATEGIAS
El debate presidencial, que tendrá lugar en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, será a las 21 horas locales (19 hora peruana); y se dividirá en cuatro áreas temáticas: desarrollo económico y humano; educación e infancia; seguridad y derechos humanos; y fortalecimiento democrático.
Quien saldrá "con todo" a este debate será Scioli, pues las encuestas para la segunda vuelta, que se realizará el 22 de noviembre, no lo favorecen. Macri le saca entre siete u ocho puntos porcentuales; aunque hay entre 10 o 15% de indecisos.
Un dato a favor de Scioli es que el peronista disidente Sergio Massa, que quedó tercero con 21,39%, ya le ha hecho guiños al oficialista. Gente cercana a Massa ha expresado que lo que planea hacer Macri en el gobierno no es lo adecuado para Argentina.
Volviendo a Scioli, su idea es "desenmascarar" a Macri, quien en la primera vuelta se paseó por los medios que no eliminaría las políticas de derechos establecidas por los Kirchner. Este último, con la ventaja que posee según las encuestas, tomará la estrategia de evitar las discusiones. Cuenta con el apoyo de los principales medios de comunicación y parece seguro hacia la presidencia. Sin embargo, aunque muchos estimen que un debate no sería decisivo, es conocido que algún error, declaración o puesta en evidencia puede ser un factor clave para los indecisos. Macri debe saber que las encuestas, que le daban a Scioli una ventaja de 10% en la primera vuelta, también se equivocan en el final.
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