Un discurso lleno de mentiras. Así podría calificarse lo dicho por médicos y enfermeros del Ministerio de Salud en la década del 90 para llevar a cabo las esterilizaciones forzadas, como parte de una política de control de natalidad del gobierno de Alberto Fujimori. 

Estos 'profesionales de la salud' no dudaron en recurrir a amenazas, como la posibilidad de que las mujeres que se nieguen serían encarceladas y que incluso sus esposos podrían ser denunciados.

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Las ligaduras de trompas tuvieron como víctimas a mujeres indígenas pobres, en su mayor parte campesinas y quechuahablantes. Así, los trabajadores del Ministerio de Salud aprovecharon el olvido del Estado en la región andina, para aplicar una política gubernamental. Una macabra ironía que hoy conocemos gracias a los valientes testimonios de las víctimas que no han renunciado a su derecho de obtener justicia. 

El diario La República fue hasta Colquepata (Cusco) y recogió los testimonios de algunas de sus víctimas. Compilamos algunos de los fragmentos de dos testimonios:

UNA ORDEN DEL GOBIERNO

Dominga Pinchi Huamán, de la comunidad de Tocra, fue intervenida quirúrgicamente en 1996 cuando tenía 37 años. Ella relata como los representantes del Ministerio de Salud no tuvieron ningún respeto por sus derechos fundamentales: 

"Un día los enfermeros Alicia y Peter llegaron a la comunidad y habían juntado a varias mujeres. Me preguntaron cuántos hijos tenía. Les dije: 'Tengo 3 varones y 3 mujeres'. Me respondieron: '¡Tantos hijos tienes! Sube, sube, sube, al carro, sube de una vez!' En el carro había como nueve mujeres. En el carro nos decían que eran órdenes del gobierno, que no podíamos tener tantos hijos. Nosotras nos defendíamos diciendo que no queríamos ligarnos".

Pinchi también revela que miembros de la Policía apoyaban a los médicos: 

"Corrí y corrí hasta llegar a Colpamayo, donde dos policías me atraparon porque mi ojota se había roto y no podía correr. Me jalaron fuerte de los brazos y me llevaron de vuelta. Me llevaron a la sala de la posta y me pusieron inyección como seis veces en el brazo. Yo pataleaba en la camilla. Había muchas mujeres sobre un plástico en el suelo. A las cuatro de la tarde me durmieron, y a la medianoche desperté. Cuando desperté estaba en el suelo temblando".

CONTRA SU VOLUNTAD

Los trabajadores de Ministerio de Salud ni siquiera respetaron a las mujeres que habían dado a luz. Incluso las amenazaban con retener a sus hijos. Así lo revela Anastasia Quenaya García, de la comunidad de Orccompujio, a quien esterilizaron contra su voluntad en 1997, cuando tenía 25 años de edad: 

"Yo estaba embarazada cuando fui a la posta de Colquepata para mi control. Las enfermeras me dijeron que tenía que ligarme de una vez. Yo me negué y me escapé. Me escondí en el mercado. Los policías me siguieron. Pero no me atraparon. Después de dar a luz, fui a la posta para el certificado de nacimiento. Otra vez me insistieron para ligarme. 'Si no lo hacemos, se queda aquí uno de tus hijos',me dijeron los enfermeros Alicia y Hernán". 

Quenaya García pudo escapar pero no por mucho tiempo: 

"Luego me agarraron para ligarme a la fuerza. Vi como muchas mujeres estaban en el suelo sobre frazadas tiradas. Me pusieron una bata verde y otra vez escapé, pero la Policía me atrapó y me esterilizaron. Al día siguiente, como 10 de las mañana, nos recogieron a todas y nos llevaron en ambulancia a la comunidad. Varias como yo teníamos a nuestros bebes en los brazos".

[Foto de portada: El Comercio]

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