Delfina Paredes es una mujer progresista, de izquierda. Es fuerte, aunque ya siente el trajín de muchas primaveras vividas. Y aunque las rodillas le duelen, no deja de estar en los escenarios, en actos públicos, en marchas y en toda actividad social que ella considere que debe apoyar. No la veía desde el velorio del violinista ayacuchano Máximo Damián, a quien rindió homenaje recitando Masa, de César Vallejo. Antes, en el 2013 la vi declamar para el coronel Avelino Cáceres, de quien es admiradora y estudiosa. Y es que ella siempre se ha inclinado por la historia del Perú no sólo para comprender mejor al país sino también para rescatar a los héroes invisibilizados por la historia oficial.
Por ello no sorprende que veintiún años después de su estreno, 'Evangelina retorna de la Breña' nuevamente esté en las tablas. Su creadora e intérprete la sigue presentando con el mismo entusiasmo y preocupación por la búsqueda de la memoria de la historia peruana.
“Evangelina es una mujer que trabaja en La Parada. Va a vender sus papitas y a veces no puede venderlas todas. Por suerte, porque alguien le ayudó, ha aprendido a leer. Tiene alguien que la apoya, por eso, cuando empieza la obra, la noche que ella llega a su casa cansada del mercado, lo que quiere es dormir. Se sienta y en su mesa está el libro que debe leer. Empieza a leer y se encuentra con el Combate de Iquique y se entera que Cáceres estuvo allí y que el Batallón Zepita fue formado en el Cusco.
Cuando empieza a leer y se entera, dice Iquique es un puerto de Tarapacá, y Tarapacá era un departamento del Perú y se asombra. A ese punto de ignorancia llegamos.
Estamos en el año 1992, y un bombazo. Apagón y la pobre se queda dormida, y va quedando el sonido de unos disparos y campanas. Es la noche de la Batalla de Tacna y entra la rabona que ha logrado sacar a su marido de la pampa donde están los heridos y lo ha jalado con la intención de por fin regresar a su patria.
En la segunda parte de la obra, ella está en Tarma y con el deseo de regresar a su tierra. Está terminando de arreglar la bandera, y le comenta que tiene que irse porque posiblemente ya va a nacer el hijo de la mamá Antonia, la esposa de Cáceres.
No quiere estar cuando nazca el niño porque sabe que si lo ve se va a quedar. Está a punto de irse y escucha el llanto del niño y no se va. Luego se escucha que llaman a Evangelina para ir a La Parada y es nuevamente la mujer con el libro. La última frase es '¿Y la banderita? ¿dónde está?'”, cuenta Delfina sobre su obra.
- ¿Por qué es importante seguir hablando de Evangelina y las rabonas?
En primer lugar debo decir que los peruanos, en general, conocemos poco de historia. Actualmente, en los colegios el curso de Historia está incorporado al de Ciencias Sociales, y la historia del Perú, la de Latinoamérica y del mundo en general no tienen suficiente espacio para ser conocidas. A veces cuando camino por la calle le pregunto a personas relativamente jóvenes por algún pasaje de nuestra historia, y conocen poquísimo.
Por otro lado, Evangelina es una india que no solicita compasión. Es capaz de luchar por la dignidad y encuentra que es tan valiosa como cualquier otro bien. Para ella un bien enorme era poder cosechar sus papas. Justo cuando tenía que haberlas cosechado es que Avelino Cáceres pasa por el pueblo de Urcos. Él le habla en quechua a ella y a su marido.
Como recordarán, Cáceres iba convenciendo a la gente a pelear contra los chilenos, a medida que iba avanzando del Cusco hacia Santa Rosa, en Puno, donde terminaba el ferrocarril que procedía de Mollendo. Entonces, Evangelina y su esposo van con el mariscal y llegan hasta Iquique. Es allí donde empieza a participar Cáceres en este periodo tan doloroso y que no hemos podido sanar porque no hemos podido hablar de él. A veces algunos me dicen “mira lo que pasó con Francia, Europa. Francia estuvo invadida y después Alemania y tuvieron una buena relación”. Ahora tenemos una relación con Chile, una gran relación económica. Hay muchos intereses. Pero a los franceses no les fue arrebatado ni un centímetro y, al revés, fueron los alemanes, que habían invadido Francia, quienes salieron derrotados y bastante humillados en esa contienda. Sin embargo, en Francia, la cantidad de películas que se han hecho sobre este episodio ha sido una forma de curarse y entrar en una etapa, no de olvido, sino de perdón y mayor comprensión.
- Esta obra profundiza en la memoria de los peruanos ...
Sí, busca comprender nuestras raíces. Conocer las etapas por las que ha pasado nuestra patria. Conocer la historia con aciertos y desaciertos, heroísmos y traiciones. Hubo personajes que entregaron su vida y hasta sus bienes por salvar la dignidad de la patria, mientras a otros les interesaba su bienestar personal. En los casi cuatro años que duró la ocupación de Lima, los que tenían haciendas y bienes veían con disgusto que el alimento del ejército invasor saliera de su ganado y de su producción agrícola. De ahí la firma del Tratado de Ancón. “No importa que se lleven lo que quieran. A nosotros déjennos tranquilos y con nuestros bienes”. Eso también ha sido para lugares como Tarapacá, Arica y Tacna, que estuvo cautiva durante casi 50 años. Ha sido una etapa tremenda.
Hemos perdido dignidad, además de haber perdido parte de la patria. Me parece bien que la gente esté preparándose ante El Niño, por temor a que arrase con todo. La misma preocupación debería haber con ese tifón o cataclismo que es el narcotráfico, que destruye a la humanidad para enriquecer a un pequeño grupo de personas. Dicen “¿qué hay que hacer con estos sicarios?” y proponen bajar la edad para meterlos a la cárcel. ¿Alguien se pregunta por qué ese muchacho se convirtió en sicario? Yo lo que he escuchado es que la mayoría de estos muchachos en el momento en que lo hacen, están drogados. Para mí ese el problema número uno.
- ¿El Estado no tiene memoria?
- Todos somos Estado, pero nos han acostumbrado a pensar que el Estado es el gobierno. Ni siquiera nos ponemos a pensar que jueces, Congreso y nosotros somos el Estado. Si no nos consideramos Estado todos, por eso es la despreocupación de la gente que dice “que robe pues si es que hace” porque no tienen conciencia que nos están robando a todos.
- La memoria es importante para un país que ha vivido traumas como Sendero ...
- Curiosamente hay atisbos contra este momento en que nadie quería hablar de la época de la subversión.
- O la misma Guerra del Pacífico ...
Y del mismo Túpac Amaru. La primera que lo colocó no como cacique sino como un personaje bueno, fue Clorinda Mato en su obra. ¿Por qué no queremos hablar? ¿Porque en alguna manera de algo nos sentimos culpables y queremos ocultar la culpa?
Cuando hago estos análisis me levanto porque todos, de una u otra manera, quizá no hemos hecho lo suficiente. Aún en nuestro pequeño ámbito, para ir contra la corriente de no hablar de cosas dolorosas. Hay mucho de indignidad. Hay incluso indignidad en los gobiernos que no se han responsabilizado de los excesos que se dieron en la lucha contra la subversión.
Pareciera que solo son los soldados los responsables, y en realidad, los soldados son la gente del pueblo como nosotros. Ellos obedecían una disposición de los gobernantes y es a ellos a quienes no se señala como responsables. Bueno, a algunos no muy directamente como a García con la matanza de El Frontón.
- ¿Cuál es el legado de Cáceres?
La lucha por la dignidad del ser humano.
El 5 de abril de 1897, Chile declara la guerra al Perú. El coronel Andrés A. Cáceres, prefecto interino del Cusco, reorganiza el Batallón Zepita con el que avanza a Mollendo, de donde se embarca hacia el puerto de Iquique. Allí inicia su participación en tan nefasta guerra. El sostén importante del Zepita, y posteriormente de La Breña, es sin duda la participación del pueblo: indios campesinos, indios mineros, indios pastores. Atendiendo las necesidades de este ejército, que hoy conocemos como logística, avanzaban heroicas madres, esposas, hermanas, a las que se les llamó 'rabonas'. Pisagua, San Francisco, Tarapacá, Tacna, Arica, Concepción, Pucará, Marcavalle, Tarma, Huamachuco, fueron testigos de la lección heroica de este ejército, pero también de cobardías e infamias que colocaron sus intereses personales por encima la defensa de la Patria.
- ¿La historia oficial refleja ese legado de Avelino?
- Yo creo que de los presidentes que he conocido podría pensar que el que tenía una conciencia de esto era Belaunde, y el otro que tenía una conciencia mucho más clara era Velasco. El rescata a Cáceres y lo coloca en el lugar en el que debe estar, igual a Túpac Amaru.
- Sin embargo, muchos lo ven como un episodio aislado...
- También es falta de conocimiento del pueblo. Por eso digo que aunque sea como un granito microscópico de arena, mi obra puede contribuir. En los lugares donde me he presentado, ese ha sido el comentario de la gente, que no conocían eso. La gente se emociona, se enternece, se les salen las lágrimas y sonríe. El mismo Cáceres decía “si esto no hubiera sido trágico hasta hubiera dado risa”.
- ¿Te gusta leer historia?
- Sí. Quizás siempre me ha gustado, pero después se me ha vuelto como una obsesión. Algunas etapas.
- La Guerra del Pacífico, de hecho ...
- De hecho, la de Túpac Amaru también. Me da curiosidad también la historia de España. Aunque nosotros decimos “esos españoles que vinieron”, también esa sangre llevamos. Mucha de la gente que vino lo hizo por necesidad.
- Tenemos mujeres valiosas, ¿ no?
Muchas. Una de las que me apasiona es Gregoria Apaza, la hermana de Julián Apaza, quien es el que toma el nombre de Túpac Katari. Túpac por Túpac Amaru y Katari por Tomás y Nicolás Katari, que son los que van preparando como 10 años antes la rebelión con Túpac Amaru.
La rebelión de Túpac Amaru convoca también a españoles. Los económicamente menos poderosos, también estaban dentro del grupo que él quería proteger. Hay criollos que se comprometen y lo apoyan. Sin ir muy lejos, el obispo Moscoso, que luego se da cuenta que Túpac Amaru va un poco más allá y ya no quiere.
Túpac Amaru tenía muchos privilegios como los otros caciques. Sus hijos no iban a los obrajes, podía montar caballo, podían estudiar y todo eso lo sacrificó. A diferencia de Pumacahua y todos ellos. No cambia mucho la historia, solo los actores. Jesucristo se quejaba de eso también.
- ¿Quiénes serían las rabonas de hoy en día?
La mujer que heroicamente busca un trabajo y lo consigue. Supongo que en ese momento también habría alguna situación de individualismo, no sé. Ahora es tan exacerbado el individualismo que uno no sabe si tanto mujeres como hombres trabajamos por un bien o cualquier marcha o protesta que hagamos en el fondo es más pensando en lo que personalmente nos puede redituar.
Es curioso, ahora que Francisco está en Roma, hay un llamado de atención diciendo “preocupémonos por el que realmente necesita, por el pueblo”. La cosa sería que esa preocupación nunca estuviera ligada a la limosna. Eso es para mí una de las situaciones más humillantes y dolorosas del ser humano. El ser humano se consolida cuando tiene un trabajo. La dignidad y condición de ser humano para mí no se puede desligar del trabajo y vivir de ese trabajo.
No hago distinción cuando se dice que debería haber tantas mujeres como hombres en los cargos políticos. Eso a mí no me dice nada. Lo que quiero es un representante honesto, no corrupto ni mentiroso, sino trabajador, sea mujer o varón.
- ¿Cómo ves el sentimiento de peruanidad?
- En los días previos al reciente 31 de octubre veía que en la publicidad televisiva destacaban que “nosotros somos más peruanos porque somos criollos”. ¿Quiénes son más peruanos? ¿Los criollos? ¿Los limeños? ¿Los que vivimos en Lima pero no somos limeños? ¿Eso es lo que determina nuestra peruanidad? Debería ser “somos más peruanos porque amamos nuestra música”. El criollismo es algo muy de la costa, muy limeño. No digo que esté mal, pero aun inconscientemente estamos separando Lima del resto. Otra propaganda dice “Lima, ciudad de emprendedores”. Yo veo eso y digo “nunca voy a poder ser limeña”. Porque emprendedor también es sinónimo de buscarte un negocio. Si todos empezamos a hacer un negocio, todos somos rivales y entramos en competencia, somos individualistas.
- ¿Qué recuerdas de Evangelina, tu personaje original de la TV?
Evangelina conocía Lima y algunas de las costumbres de los patrones. Recuerdo que en una escena le dijeron que prepare algo en la licuadora y no sabía, así que decidió preguntarle a la señora. Y le dijeron: “¿Cómo, ustedes no saben agarrar una licuadora?”. Y ella respondió: “No sabemos, pero ¿ustedes saben sembrar papitas? Eso nosotros sabemos".
Delfina pregunta la hora, debe ir a ensayar, pero antes le dice al público de LaMula.pe:
"Vayan a ver la obra. En primer lugar, se van a entretener. En segundo lugar, se van a emocionar, que es otra de las finalidades del teatro, conociendo unos pasajes de la historia que están prácticamente olvidados. Como está basado en las memorias de Cáceres, los hechos que ahí transcurren son históricos. Mientras Cáceres escribe sus memorias como un militar y desde su lugar, Evangelina regresa de la Breña es una pobre rabona que habla desde su perspectiva, cómo una india veía todo eso. Esos episodios terribles que tuvo que pasar el ejército, por el desconocimiento de los militares que no tenían ni brújulas y hasta se han perdido en los arenales".
'Evangelina retorna de la Breña' va los miércoles 11, 18 y 25 de noviembre, a las 8pm, en el teatro de la Asociación de Artistas Aficionados (AAA). Entrada general: S/.20, Estudiantes, jubilados y docentes: S/.10. Venta de entradas en boletería del teatro y en Atrapalo.pe.
(Fotos: Ana Cabrera)
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