Doble discurso o doble rasero. Llámenlo como mejor suene. Pero lo cierto es que eso primó en el Congreso. Y es es que legisladores de las principales fuerzas políticas (Apra, Fuerza Popular y Perú Posible) se opusieron a la eliminación del voto preferecial para la elección de parlamentarios, tema clave para la reforma electoral, en el debate de la propuesta en la Comisión de Constitución, a pesar de que sus líderes (Alan García, Keiko Fujimori y Alejandro Toledo) habían adelantado su respaldo a la medida.

¿El resultado? Que el voto pefrerencial sigue vivito y coleando. Y todo apunta a que lo estará en las elecciones generales de abril próximo. 

¿La razón? Que el congresista José León (Perú Posible) planteó que la propuesta no se vote este martes como se esperaba y que siga el debate. ¿Y qué alegó para ello? 'Pantaleón' tildó de impertinente cualquier intento de eliminar el voto preferencial, porque a estas alturas ningún partido político está en condiciones de implementar todo un sistema de elección de candidatos al Congreso a través de lista cerrada. 

La mayoría de miembros de la Comisión de Constitución se plegó a la propuesta y el tema se pospuso. Si se votaba hoy, tampoco se iba a aprobar, porque no les conviene. Varios buscarán la reelección en 2016. Solo están alargando el debate para que, cuando llegue el momento, votar en contra. Pero ¿por qué es importante eliminar el voto preferencial?

El jefe de la misión en el Perú de IDEA Internacional, Percy Medina, explicó los beneficios de eliminar el voto preferencial:

I) Obligaría a los partidos políticos a enfocarse en sus programas políticos, más que en las personas que integren sus filas. "Se podría llegar a decisiones responsables, pero los consensos tienen que construirse", dijo.
II) Favorecería la consolidación de los partidos y la “despersonalización” de la política, porque la votación sería por lista parlamentaria. Evitaría los casos de transfuguismo.

Sin embargo, Medina sostuvo, con razón, que, al ser congresistas “hijos del voto preferencial”, será difícil que su eliminación genere consenso en el Legislativo. "La discusión puede terminar siendo, simplemente, un saludo a la bandera, es decir, se pone el tema en discusión para decir que se puso en discusión, pero no se consigue nada”, dijo. Y no se equivocó.

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