Habitantes del poblado mexicano de Carrizalillo, en el sureño estado de Guerrero, pidieron este lunes a las autoridades que busquen a los 43 estudiantes desaparecidos el año pasado en los alrededores de esa localidad, donde recientemente fue hallada una fosa con cadáveres. 

Esto después de que la pasada semana fuera detenido en ese poblado del municipio de Eduardo Neri un presunto narcotraficante del cártel Guerreros Unidos.

Según contó a Efe Manuel Zepeda, poblador del lugar, varias patrullas de la Policía Federal llegaron a la localidad el miércoles pasado para detener al comisario ejidal Ricardo López García, pero al no llevar una orden de aprehensión los pobladores no permitieron su arresto y acusaron a los agentes de seguir las órdenes de los narcotraficantes.

Y es que dentro de una de las patrullas iba Modesto Peña, a quien los habitantes señalaron como miembro del mencionado cártel, que durante meses tuvo sometida a esta población.

"Él había estado en el pueblo con un grupo de sicarios controlando a la comunidad. Cuando estuvo aquí, desaparecieron muchas personas", aseguró Zepeda.

Cuando los pobladores descubrieron al presunto delincuente lo sacaron de la patrulla y comenzaron a agredirlo hasta que confesó que en los alrededores había fosas en que habían sido sepultados numerosos cadáveres.

El sospechoso y los policías fueron retenidos por los pobladores hasta que llegó personal de la Fiscalía y de la Marina de México.

"Cuando todo volvió a la calma revisamos algunos lugares y encontramos una fosa en un paraje llamado Los Cacahuates, a unos tres kilómetros de Carrizalillo", indicó Zepeda.

Dentro de la fosa había restos humanos que serán analizados por peritos de la Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía), que llegaron al lugar para recoger evidencias.

En la fosa podría haber sepultadas al menos dos personas pues se encontraron dos mandíbulas, aunque no muchos restos más porque probablemente fueron dispersados por perros en la zona, dijeron los peritos a los habitantes.

Zepeda explicó que en los próximos días los miembros de la comunidad se van a organizar para empezar la búsqueda de posibles fosas en los demás lugares que el presunto narcotraficante indicó.

Los pobladores sospechan una relación de estos hechos con la desaparición de los 43 alumnos de la escuela para maestros de Ayotzinapa porque la noche del 27 de septiembre de 2014, una noche después de la desaparición de los estudiantes, ocurrieron sucesos extraños en la localidad.

Carrizalillo llevaba varios meses bajo el yugo del narcotráfico pues, contó Zepeda, en junio del año pasado habían llegado a residir miembros de Guerreros Unidos. "Nos tomaron bajo su autoridad, nos tenían como secuestrados dentro de nuestro propio pueblo", aseguró.

Durante ese tiempo los narcotraficantes sembraron el terror en la zona, ya que cobraban a los habitantes derecho de piso (cuotas por dejarlos ejercer sus actividades) y los obligaban a que les dieran de comer e incluso a hacer guardias para protegerlos de grupos rivales.

La noche del 27 de septiembre llegaron "entre 40 y 50 sicarios de Guerreros Unidos", y como "ya tenían a su gente establecida aquí" se quedaron, narró el poblador.

"Estas personas empezaron a movilizarse rápido. Consiguieron una máquina retroexcavadora y sacaron algo en un camión que aquí utilizamos como camión de basura", narró. Posteriormente, dijo, metieron "algo en el camión y se alejaron con la máquina retroexcavadora".

"Creemos que hay algo. Me atrevo a pensar que traían cadáveres. No me atrevería a decir si son los jóvenes de Ayotzinapa, pero traían algo y posiblemente necesitaron la retroexcavadora para sepultarlos", añadió.

Casi un mes después, el 21 de octubre, el Gobierno federal realizó un operativo en Carrizalillo e hizo cateos en las casas de los presuntos narcotraficantes, quienes huyeron hacia el municipio de Iguala. Desde entonces, aseguró Zepeda, en el lugar casi no se han registrado incidentes.

De acuerdo con la versión oficial, los 43 estudiantes fueron detenidos por policías de Iguala la noche del 26 de septiembre del año pasado y entregados a miembros de Guerreros Unidos, que los asesinaron e incineraron sus cuerpos en un vertedero de basura en el municipio vecino de Cocula.

Pero los familiares de los estudiantes no creen en esa versión e insisten en que las autoridades busquen a los jóvenes con vida.

En una entrevista radiofónica Mario Vergara, representante de Los Otros Desaparecidos de Iguala, aseguró que hace meses la agrupación pidió a la PGR revisar la zona de Carrizalillo en búsqueda de posible fosas.

La organización, fundada por ciudadanos de Iguala dedicada a buscar cadáveres y tratar de darles identidad, recibió el rechazo de Joaquín Torres, encargado de la unidad de desaparecidos de la PGR en Iguala, quien les aseguró que no podían ir a Carrizalillo porque "era una zona muy caliente".

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