Se veía venir. Juan Luis Cipriani criticó a los medios de comunicación por-según dijo- 'buscar el escándalo' al momento de informar sobre los abusos físicos, psicológicos y sexuales que denunciaron varias personas contra miembros del Sodalicio. Algunos de los testimonios de las víctimas (30 en total) han sido recogidos en el libro "Mitad monjes, mitad soldados", escrito por Pedro Salinas en colaboración con Paola Ugaz. 

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El cardenal peruano inició -en el programa Diálogos de Fe de RPP- su defensa señalando que no se puede poner a todos los sodálites 'en el mismo saco' y que él mismo es testigo de las buenas obras sociales y educativas que ha realizado la citada sociedad religiosa. También señaló que Fernando Figari Rodrigo, fundador del Sodalicio, debe responder por sus actos.

Aunque señaló que la Iglesia no debe encubrir estos delitos, enfatizó que esta tiene procedimientos que deben respetarse a pesar de la presión mediática. Precisamente, sobre este punto señaló que "hay algunos medios [de comunicación] que no les interesa la verdad sino molestar". 

El momento más controversial y penoso de su alocuación fue al momento de explicar el procedimiento que sigue el Tribunal Eclesiástico cuando recibe una denuncia: "¿quién le impidió [a las víctimas] no acudir a la Fiscalía?".

Explicó que si las víctimas decidieron acudir a esta instancia eclesiástica fue porque sabían que sus nombres se mantendrían en reserva. Agregó que si uno acude al referido Tribunal debe respetar su forma de trabajar. 

No obstante, la manera de trabajar de este órgano sería, por decir lo menos, extraña. Así lo hizo saber una víctima del Sodalicio, quien bajo el seudónimo de 'Santiago' publicó una carta abierta dirigida a padre Luis Gaspar, miembro del Tribunal Eclesiástico, en la cual señala que nunca se le informó que este órgano eclesiástico no tenía jurisdicción sobre el Sodalicio y que por eso su caso debía ser enviado al Vaticano. Más grave aún, Santiago cuestionó la manera de trabajar de las autoridades religiosas: 

"Pero lo más insólito, lo que no tiene pies ni cabeza es que un juez no escuche a la otra parte. Es decir, a mí. ¿Qué tipo de investigación se puede llevar seriamente sin escucharme?"

A ello sumémosle que el vistitador del Vaticano encargado de indagar sobre estas denuncias contra miembros del Sodalicio, Fortunato Pablo Urcey, no se reunirá con las personas que han detallado los abusos a los que fueron sometidos. 

Todo ello ha generado una sensación de impunidad que beneficia a esta controvertida sociedad religiosa y que ha sido recogida por distintos medios de comunicación. No obstante, parece que el cardenal peruano prefiere que continúe el 'secretismo'.

[Foto de portada: Andina]

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