El miércoles el Senado argentino sancionó la reforma de la Ley de Educación Superior, la cual garantiza la gratuidad de la educación superior pública. Dos de los artículos de la Ley 24521 (de 1995) fueron modificados, y en ellos se especifica en torno a la educación gratuita y al acceso irrestricto.

Según informó el diario argentino La Nacion, la norma, que había recibido media sanción en la Cámara de Diputados en 2013, establece que para el acceso "libre e irrestricto" a la universidad se prohibirán los "exámenes eliminatorios" u "otros mecanismos de exclusión". "Todas las personas que aprueben la educación secundaria pueden ingresar de manera libre e irrestricta a la enseñanza de grado en el nivel de educación superior", dice el artículo 7.

Asimismo, se decreta “la prohibición de establecer sobre ellos cualquier tipo de gravamen, tasa, impuesto, arancel o tarifa”.

Los problemas de fondo

Especialistas citados en el diario Clarín, se mostraron críticos frente a una ley que, para algunos, puede ser considerada una propuesta demagógica y que de alguna manera atenta contra la autonomía universitaria.

La decisión ignora los problemas del nivel secundario, dándoles una solución uniformadora, un tanto demagógica e irresponsable. Está más que demostrado que el ingreso irrestricto per se no asegura democratización de la universidad, y los problemas se trasladan al futuro”, sostiene, Mónica Marquina, especialista en política universitaria de la Universidad Nacional de General Sarmiento.

Por su parte Marcelo Rabossi, investigador de la Universidad Di Tella, sostiene: “El ingreso irrestricto se presenta como un sistema igualitario, pero no lo es tanto. Los alumnos universitarios de los sectores más pobres tienen el doble de probabilidad de abandonar los estudios antes de graduarse que los de los sectores más ricos. Entonces, el sistema es democrático –y hasta por ahí nomás– en el ingreso, pero selectivo en el egreso”.


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