Desde que Aqua lanzó, en 1997, el video clip de Barbie Girl, la inmensa empresa de muñecas de plástico Barbie ha tratado de deshacer la imagen de que su producto consiste en un objeto pasivo en el que las niñas proyectan su adultez como mujeres sin ambición. Es este impulso el que ha creado la Barbie dentista, la Barbie ingeniera, la Barbie periodista y la Barbie veterinaria.

Aunque es verdad que este ángulo publicitario es bastante más sano, como demuestra la nueva campaña 'Imagina las posibilidades' de la muñeca, también sigue siendo cierto que la figura física de Barbie no solo es físicamente imposible para la mayor parte de mujeres -y lo será para la mayor parte de niñas que juegan con ella ahora- sino que además tiene una actitud 'femenina' que se exige injustamente de muchas de nosotras.

No hace ni dos meses Serena Williams, una de las mejores tenistas del mundo, tuvo que contestarle a un periodista impertinente por qué no estaba sonriendo después de ganarle a su hermana en la semifinal del campeonato de tenis estadounidense. Lo mismo le pasó a la actriz Cara Delevigne con unos periodistas que criticaron su actitud desganada durante una entrevista. Una tercera escena desagradable, este mismo año, muestra a Melissa McCarthy siendo criticada por verse mal en una película en la que su personaje está deprimido. 

Aquí sigue un largo etcétera de ejemplos que demuestran cómo los medios occidentales insisten en exigirles a las mujeres 'exitosas' ciertas actitudes que Barbie, incluso con su nuevo modelo que podríamos llamar proactivo, ha generado o ayudado a asentar en nuestro imaginario de lo que debería ser y hacer una mujer profesional. 

Así que gracias, Barbie, por preocuparte por nuestras carreras. Pero no vayamos a confundir la insistencia de la muñeca plástica en las infinitas posibilidades de las mujeres futuras con una redención completa cuando no ha dejado de perpetuar los prejuicios que hacen que aun hoy se exijan de nosotras cosas absurdas, como que sonriamos todo el día y nos peinemos cuando no tenemos ganas.


Notas relacionadas en lamula.pe:

Oops, lo hizo otra vez: lo que Barbie cree que es inclusión

La casa soñada de la Barbie

El sadomasoquismo de Cenicienta

La animación: un club de hombres