Hoy Argentina elige a su nuevo presidente entre el oficialista Daniel Scioli, actual gobernador de la provincia de Buenos Aires; Mauricio Macri, alcalde de la capital argentina, y el peronista disidente Sergio Massa. Los sondeos no dan oportunidad a los otros candidatos.

Quien suceda a Cristina Fernández -desde el 10 de diciembre- tendrá muchos retos, pero el principal será el tema económico, pues se hará cargo de una Argentina sumida entre la inflación, que ronda el 25%, y una economía estancada desde el 2011. Deberá resolver desequilibrios fiscales para impulsar la economía, mediante medidas de ajuste. La duda es si lo hará gradualmente o si aplicará un shock, de esos que los peruanos ya hemos experimentado.

De acuerdo con los pronósticos del Fondo Monetario Internacional, la economía argentina crecerá este año apenas 0.4%, y se contraerá 0.7% en el 2016. Según el Banco Mundial, el crecimiento del próximo año será de 1.8%.

Ninguno de los tres aspirantes con más posibilidades de llegar al poder ponen en duda la necesidad de hacer ajustes en una Argentina con una economía estancada, una inflación anual que cálculos privados estiman en 25%, con controles cambiarios y un creciente déficit fiscal.

la casa rosada tan ansiada en este momento, ¿será dolor de cabeza para el nuevo presidente?

¿Qué opinan los asesores económicos de los candidatos? 

Revisando prensa argentina e internacional uno identifica coincidencias: lo primero que deberá hacer el mandatario es levantar el control de cambios y las restricciones comerciales.

Argentina desaceleró su ritmo económico cuando comenzaron a caer los precios de las materias primas que exporta, llevando menos dólares a las arcas en medio de una larga batalla judicial con acreedores de deuda impaga que ha restringido el acceso a los mercados de capital y alejado a los inversionistas. 

Los controles del tipo de cambio argentino han alejado a los inversionistas ya que limitan el acceso a dólares para importar insumos y también la repatriación de utilidades, mantienen al peso argentino poco competitivo para exportadores y ponen cuotas al intercambio internacional.

"La prioridad es asegurar el uso de dólares del banco central para importar bienes de capital, insumos intermedios y materias primas para que funcione la economía, y para pagar la deuda. No lo normalizaría esto en un año, pero sí en dos o en tres", dice a Reuters Miguel Bein, uno de los asesores de Daniel Scioli.

El principal problema que deja la actual administración es una economía estancada, que no crece, con serios problemas de inversión. La inversión viene cayendo en los últimos años y complica y afecta la capacidad de generación de empleo.

"Creemos que el tipo de cambio debe mantener cierta competitividad. Hace cuatro años que no hay inversiones porque todo el mundo espera que haya señales contundentes de un cambio de rumbo", señala Federico Sturzenegger, asesor de Mauricio Macri.

Otro dolor de cabeza para el ganador de las elecciones será domar el creciente gasto público, en particular los millonarios subsidios a los servicios de energía y transporte, sin afectar la ayuda a los sectores más vulnerables.

"Hay un despilfarro del gasto por la cantidad de contratados, los subsidios, los sobreprecios de la obra pública que hay que eliminar", advierte Aldo Pignanelli, ex presidente del banco central y uno de los asesores de Sergio Massa.

Argentina se enfrenta a problemas para financiarse por desajustes en su balanza comercial, menor flujo de inversión externa y, en particular, por no poder acudir a los inversionistas que compran deuda en los mercados internacionales.


MASSA, Scioli o Macri. el del centro, oficialista, lidera los sondeos.

¿Qué dicen los analistas económicos?

Para algunos analistas, una devaluación del peso sería necesaria para reactivar la economía, pero debería ser gradual y controlada para no generar mayor inflación, como sucedió en enero del 2014 cuando la moneda argentina se depreció 38%.

"Pensar en un ajuste violento del tipo de cambio es riesgoso porque hay que pensar que en la Argentina se traduce en mayor inflación. Con lo cual, la Argentina no gana competitividad: se vuelve más barata para el mundo pero genera un problema social porque digamos hay 20% de pobreza, con lo cual una aceleración de la inflación complica el escenario", señala el economista Rodrigo Álvarez a CNN.

En tanto, Gabriel Torres, analista de la calificadora Moody's, declara a Univisión: "Luego de años de crecimiento alto, la economía se va a desacelerar y empeorará la situación de las cuentas fiscales del país". No obstante, tiene la esperanza de que el próximo gobierno adopte "políticas un poco más promercado y pueda recuperarse". En su opinión, el gobierno de Cristina Fernández no informa del verdadero nivel de déficit fiscal y lo "enmascara" con emisión monetaria, lo que conduce a una falta de credibilidad que afecta a toda la economía, y "esto es parte del desafío del próximo gobierno".

Por su parte, el analista Roberto Cachanosky, propone en CNN otras medidas para reactivar la economía: "Si viene un gobierno que establece una simplificación impositiva, reduce el gasto público, tiene disciplina monetaria para bajar la inflación y seguridad jurídica para atraer capitales, la recuperación puede ser rápida. Estamos tan bajos que la recuperación puede ser muy rápida."

Hoy los argentinos olvidan por un momento a Messi y compañía, hoy votarán pensando en sus bolsillos.