Si bien es cierto el escándalo de Volkswagen ha llamado la atención sobre las emisiones tóxicas que emiten los autos, más preocupante aún es la cantidad de estudios científicos que demuestran cómo la contaminación afecta no solo a nuestro sistema cardiovascular y respiratorio, sino también al cerebro.
Es de esta manera que este fenómeno constituye el mayor riesgo medioambiental para la salud puesto que ocasiona siete millones de muertes prematuras al año a nivel mundial.
Y a pesar de esta concientización, es alarmante darse cuenta que recién los estudios están empezando a mostrar los mayores daños que la polución puede ocasionar en nuestros organismos.
Al respecto, Frank Kelly, representante del departamento de Salud Ambiental de King's College London, señaló:
"Hemos sabido desde hace tiempo que afecta nuestros pulmones y corazón -causando fallos cardíacos y afecciones pulmonares-, pero las asociaciones con el cerebro son más sorprendentes".
Asimismo, indica que los principales afectados son los niños:
"Al principio de la vida, hay niños con dificultades de aprendizaje, autismo y trastornos por déficit de atención, y al final de la vida hay adultos con problemas neurodegenerativos como demencia, Alzheimer y Parkinson".
Investigaciones importantes
El Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental de Barcelona (CREAL), es quizá una de las instituciones con los estudios más actualizados sobre los efectos de la contaminación en el cerebro.
Es así que en su última investigación, se midieron los niveles de contaminación en 39 escuelas primarias de la ciudad. Posteriormente se observó el desarrollo cognitivo de 3 mil alumnos.
Al respecto, Jordi Sunyer Deu, director científico de CREAL, explicó los resultados del estudio:
"Y lo que encontramos fue que los niveles de contaminación en los salones de clase y los corredores estaban relacionados con el desarrollo de las funciones cerebrales y también con los síntomas clínicos de problemas de conducta".
Y es que a un grupo de niños se les escaneó el cerebro usando imagen por resonancia magnética funcional, y los resultados mostraron que los cerebros de aquellos que se encontraban en áreas de polución más altas, responden más lentamente a los estímulos auditivos y visuales:
"La conclusión general de nuestro estudio y de todos los estudios es que la contaminación del aire está ralentizando la actividad de nuestras neuronas".
Efectos en adultos
Según el investigador, hay varios estudios que respaldan la teoría que afirma que los adultos, en la última parte de sus vidas, sufren de una decadencia cognitiva que se acelera como consecuencia de la contaminación atmosférica.
Sin embargo, ¿cómo llegan las partículas tóxicas al cerebro?
Hasta el momento se han identificado tres vías importantes.
1. Las partículas son tan pequeñas, que no llegan hasta los pulmones, sino que se filtran directamente a la sangre para luego circular hasta el cerebro.
2. Las partículas viajan directamente de la nariz al cerebro por la vía del nervio olfativo, sin pasar así por el torrente sanguíneo.
3. Los contaminantes funcionan como portadores de otras moléculas tóxicas que se esparcen más fácilmente por la sangre.
En cualquiera de los casos, cuando las partículas llegan al cerebro, lo inflaman causando así lesiones en el tejido cerebral.
Desde la concepción
Otra hipótesis que se viene trabajando es que el problema empiece incluso antes de nacer. Al respecto, Frederica Pecera, de la División de Salud Ambiental de la Universidad de Columbia, EE.UU, explica:
"En las últimas décadas, hemos aprendido mucho sobre la vulnerabilidad del feto y nos hemos percatado de que la placenta no es una barrera tan perfecta como pensábamos. En nuestro estudio, en Nueva York, le hicimos seguimiento a mujeres embarazadas y sus hijos. Al examinar la relación entre la exposición prenatal a los contaminantes tóxicos, encontramos que la exposición alta estaba asociada a más problemas cognitivos y de conducta en los niños".
Cabe señalar que los investigadores realizaron escaneos IMR para mostrar cómo la contaminación durante el embarazo afectaba el volumen del cerebro cuando los niños cumplían ocho años.
En la misma línea, Bradley Peterson, de la Universidad Southern California, afirmó que el descubrimiento del estudio tuvo resultados impresionantes:
"Vimos reducciones directas de volumen, particularmente en el hemisferio izquierdo, no el derecho, del cerebro. El efecto era muy asimétrico".
"Cuando revisamos debajo de la superficie del cerebro, encontramos menos sustancia o materia blanca. Cuanto más marcada era la anomalía, mayores los problemas que estos niños tenían para procesar información. Además eran muy desatentos, impulsivos y agresivos. Tenían los síntomas de trastorno por déficit de atención con hiperactividad".
Es así que llegó a considerar que la contaminación era una 'pesadilla para la salud pública'.
Las medidas
Frank Kelly afirma que la polución viene como consecuencia, principalmentee, del tráfico de vehículos. En ese sentido, consideró que el diésel es un factor importante en el problema y que una de las soluciones más obvias es detener su uso dentro de los sistemas de transporte público de las ciudades.
Al respecto, Jordi Sunyer, refirió:
"Por supuesto que tenemos que librar a las ciudades de los vehículos con esos motores contaminantes. Y para hacerlo, tenemos que cambiar la manera en la que nos transportamos; la movilidad de las ciudades tiene que transformarse".
(Foto de cabecera: feusoprlautoescuelas.com)
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